La agresión a Marcelo Gullo, nuestro patriota de la Hispanidad y buscador incansable de la verdad histórica y antropológica que nos une, nos deja conmovidos y perturbados.

Exigimos con toda fuerza la detención y castigo a los que han realizado los hechos violentos contra su persona. 

Esa violencia desatada contra Marcelo no es un hecho aislado y puntual siguiendo mi intuición sobre estas cuestiones y comparando lo ocurrido a Marcelo con otras realidades que vivimos en nuestros entornos. Y no hay necesidad de comparar lo sucedido a esta gran persona con experiencias que hemos sufrido en España.

Está en la cabeza de todos la permisividad que tiene la criminalidad y la violencia directa o indirecta, implícita o explícita, contra el mundo hispanista, de una u otra manera.

Los realidades presentes en nuestras esferas de vida, regidas por el gran diseño de ordenamiento mundial orientado hacia  la destrucción de la espiritualidad y de los valores transmitidos por nuestros antepasados comunes, no es baladí ni casual. Tiene que ver con una forma de emergencia de manifestaciones de lo que podríamos llamar elementos paramililtares que conforman fuerzas de choque aparentemente aisladas que tienen como objeto acogotar e inhibir los flujos de pensamiento y de intelectualidad libres y no sujetas a los estándares prefijados por ciertas esferas ocultas o no tan ocultas que planifican nuestro futuro; fuera de nuestra propia capacidad de ejercer nuestra decisión de vida individual o colectiva. Si leemos la Agenda del Foro Sao Paulo lo podemos comprobar. Está escrito.

No me acabo de creer que la agresión a nuestro admirado Marcelo haya sido solamente un hecho aislado de carácter delictivo común.

Como no me creo que el fomento del narcotráfico y el narcoterrorismo sean circunstancias que se escapen al ojo de la justicia y de los aparatos que custodian la vida ciudadana para la coexistencia tranquila. Todo va girando en torno a la misma noria, la que participa de ciertas ingenierías para desestabilizar y tener a las poblaciones conturbadas y estresadas psíquicamente para que no ejerzan sus derechos cívicos y ciudadanos.

Está claro que la potencia que hoy tiene la idea hispanista y su visión antropológica e histórica hacen mucho daño a los enemigos seculares de la Hispanidad y a las sectas ocultas que tratan de condicionar nuestra existencia a su modelo panteísta. Está claro que provocamos su disgusto y preocupación porque, tiene tal calado el mensaje hispanista y la potencialidad de unidad de ese mundo que fue el principal imperio generador y humanista en la historia de la humanidad, que se retuercen como serpientes pisadas y se convierten en la imagen de Satán dando tumbos ante el exorcismo del cuerpo invadido.  Y eso hace más peligroso el momento, pues vivimos unas circunstancias de lucha entre el bien y el mal que trae sus consecuencias.

Nos unimos a la indignación y esto nos reafirma en nuestra responsabilidad para seguir en la lucha por dar luz donde existe la oscuridad de las tinieblas.