Sigamos creyendo en “Europa”. El dinero sucio y manchado de sangre del Reino de Marruecos ha encontrado allí a las prostitutas más lujosas. Las hay allí, quizás, en la Eurocámara, de todos los sexos y nacionalidades. Son el harén de Rabat y de Qatar.

Visten bien y poseen despachos. Traductores y secretarios, influencia y contactos. De allí emanan los “valores” de Europa. Sus blancas y tersas pieles despiden perfume caro, que encandila a jeques y espías. Las vendidas de la Eurocámara, y los tiranuelos de Bruselas nos iban a salvar. ¿Lo recuerdan? Ya “semos” europeos.

Aquel muchacho de la chaqueta de pana, con gracejo y culturilla agarrada con pinzas, Felipillo, nos metió en el tinglado más destructor de nuestra identidad. La Europa que comenzó a pensar en la Hélade, a legislar en Roma, a rezar a Cristo y a fundar su imperium en ese amor de cristiano, la Europa en la que queríamos “entrar”, según Felipe. Adonde hemos ingresado engañados, pues ya éramos los españoles más Europa que todo el harén de Bruselas era en la Europa prostituida del “Morocco Gate”.

Nos pide Borrell más armas para Ucrania. Yendo de desatino en desatino, este señor condenó -tras el fracaso del golpe separatista catalán- el soberanismo “venga de donde venga”, incluyendo el soberanismo venido de España. Ahora, entre el ruido de las bombas, destila en su inglés de recadero el odio hacia Rusia, en vez de trabajar por la paz y la neutralidad de España y de la Unión.

El recadero de Biden, igual que las fulanas al servicio del Sultán de Marruecos, está más mojado que un besugo. Mojado en las tramas por hacer de Europa un cenagal, transformando a la UE en el brazo civil de la OTAN, empleando una lengua militarizada, más virulenta y menos prudente que la de cualquier cargo de la OTAN.

Algún día hablarán Borrell y su UE militarizada. Algún día hablarán de la “venta” del Sahara, provincia española. De los bombardeos y fumigaciones de personas que vivían en aquellos desiertos, habitantes que fueron (bien es verdad que poco leales) de la España africana. Algún día hablarán Borrell y doña Úrsula de la legión de fulanas y exóticas mataharis que el Sultán de Rabat ha diseminado entre oenegés y partidos de izquierda maurófilos, obteniendo información por doquier con la cual someter aún más a España, bajo amenazas de denuncias por “delitos de odio”. Hablará el PSOE y Podemos de la nacionalización exprés de sus súbditos, nuevos “europeos” (ya no digo españoles) porque lo dice un papel, y hablará del dinero de nuestros impuestos dedicado a dar estudios a sus jóvenes, dentro y fuera de su reino putrefacto.

Algún día hablará Zapatero de los mapas del “Gran Marruecos”, ante los cuales posa él, muy orgulloso. De los militares israelís destacados en el Magreb, y de los acuerdos del magrebí con Francia y los USA, acuerdos que contemplarán en secreto el “órdago catalán” como amenaza a España ante una brusca, y poco probable, reviviscencia soberanista española. Pues no sólo tienen a España cogida por sus partes, nunca mejor dicho. Sino que nuevas “marchas verdes” están por llegar.

Somos un caso especial en la historia. Somos, España como país europeo y “occidental”, una maldita colonia de un país feudal y tercermundista. Hasta en las universidades puede haber algo del “Morocco Gate”, y lo sospecho cuando se aprecia por ahí a tanto historiador, lacayo del Sultán, gloriarse de la España mora y llamando bandido a don Pelayo. Dinero tiene que haber, mucho dinero para sufragar a tanto traidor y sostener tanto desatino.