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Pedro Chacón
Sábado, 04 de Marzo de 2023 Tiempo de lectura:

Euzkitze o la vasconitis aguda (y II)

Siguiendo el hilo del artículo anterior, veamos el efecto de modificar o sustituir un topónimo por la transcripción de su pronunciación oral en una variante dialectal de la propia lengua aplicado a las denominaciones de los municipios vascos. Es lo mismo que ocurre si pasamos Egusquiza a Euzkitze. Es lo que ocurre con muchos topónimos en los que, al desfigurar su grafía buscando rizar el rizo de su vasquidad, en un claro síntoma de vasconitis aguda, producen el efecto colateral de quedar desconectados de los apellidos que les corresponden: como es sabido, casi todos los topónimos funcionan también como apellidos. Y como la toponimia se ha cambiado toda, el resultado es el de una verdadera desvertebración respecto de lo que era la conjunción tradicional entre topónimos y apellidos. Porque con los apellidos la “normalización lingüística” no ha resultado tan eficaz como con la toponimia. A la gente le da mucha pereza tener que andar cambiándose la grafía de su apellido. Solo lo han hecho los muy cafeteros, porque los engorros burocráticos pueden ser de pronóstico. Y así es como la mayoría de los municipios que han cambiado su grafía e incluso su denominación por el efecto de transcribir directamente la pronunciación oral de los mismos por parte de sus habitantes, se han quedado desvinculados de los apellidos correspondientes.

 

En la provincia de Vizcaya, tenemos que Abadiano ha quedado en Abadiño. Aulestia, en Aulesti. El caso de Frúniz es claro: le han puesto Fruiz. A Galdácano, Galdakao, A Gordejuela, Gordexola, invención donde las haya, debido al padre de todos los vasconíticos, Sabino Arana. A Ibarrangelua, Ibarrangelu. A Bilbao querían haberle puesto Bilbo, solo que a algunos nacionalistas les pareció demasiado y pararon el desbarre. A Larrabezúa la han dejado Larrabetzu. A Lauquíniz, Laukiz. A Lejona, Leioa. A Lemona, Lemoa. A Lemóniz, Lemoiz. A Lújua, Loiu. A Ochandiano, Otxandio. A Sopelana, Sopela. Y a Ubidea, Ubide. Esta política lingüística de recortar la grafía oficial al transcribir los nombres tal como se pronuncian localmente, como Eguzkitza pasa a Euzkitze, presenta algún caso en el que se añade una sílaba, pero son contados: las excepciones que confirman la regla. En el caso de Rigoitia la dejan Errigoiti, lo que le añaden por delante se lo quitan por detrás. Y a Yurre le ponen Igorre, donde antes había dos sílabas ahora son tres: caso único en el mundo vasconítico entre municipios vizcaínos. Para este último caso acabo de hablar con mi amigo Jaime Larrínaga, que es de Yurre, y me corrobora la invención que supuso poner Igorre, que no tiene nada que ver con el original, ya que Yurre alude a Hiru-ur, que significa tres aguas, por los tres ríos que confluyen en el pueblo.

 

En el caso de Guipúzcoa tenemos los siguientes ejemplos de oralidades convertidas en oficiales: Alegría de Oria se llama ahora Alegia. Cestona es Zestoa, Elduayen es Elduain, Ezquioga-Ichaso es Ezkio-Itxaso, Lazcano es Lazkao, Legazpia es Legazpi, Pasajes es Pasaia, Villarreal de Urrechua es Urretxu. Y de nuevo aquí también las excepciones en sentido contrario son dos: Régil es Errezil y Rentería es Errenteria.

 

En el caso de Álava: Aramayona es Aramaio y el rizo del rizo es Villarreal de Álava, que pasó a ser Legutiano y de Legutiano ha pasado ahora a ser Legutio.

 

La cosa es cambiar topónimos e incluso apellidos perfectamente eusquéricos y la excusa de la pronunciación del nombre por parte de los nativos viene de perlas para convertir su transcripción en oficial y así dejar el nombre histórico en algo irreconocible. Pero así el resultado es aparentemente más vasco que el anterior.

 

Por lo que respecta al nombre del caserío Euzkitze ya hemos dicho que oficialmente aparece en la web del ayuntamiento de Azcoitia como Eguzkitza, que es también como aparece el apellido escrito en el Nomenclátor de apellidos vascos de Euskaltzaindia. Eguzkitza es un apellido con grafía eusquérica que corresponde al de grafía castellana Egusquiza. Este Egusquiza tiene 513 portadores de primer apellido y otros tantos de segundo. Más de la mitad viven en Vizcaya y le sigue a distancia Madrid y luego Cantabria y Barcelona, por este orden. En las demás provincias vascas y en Navarra, con esta grafía Egusquiza hay muy pocos. En total Egusquiza está en 13 provincias españolas. Lo ponemos en modo gráfico:

[Img #23805]

 

En las formas eusquéricas no hay portadores en Álava y muy pocos en Navarra. La mayoría están en Vizcaya y Guipúzcoa, por este orden. En cualquier caso, todas las personas con grafías eusquéricas juntas no llegan a superar, por bastante, el número de personas con la grafía castellana o española. Esto es lo habitual en los apellidos vascos y con más diferencia de lo que vemos aquí todavía a favor de la grafía castellana.

 

Y en cuanto al caserío en sí. Uno pensaba que se trataba de un caserío con prosapia histórica. Pero no. Encima de la puerta, por encima del rótulo del nombre, aparece un año que ya hemos dicho que parece ser 1924, que es muy moderno para caserío. No hay más que ver los edificios que son patrimonio histórico en el municipio de Azcoitia para apreciar la diferencia.

 

En la página web de Patrimonio Histórico del Gobierno Vasco, llamada Ondarea, aparecen en Azcoitia 144 edificios con esa calificación de patrimonio protegido, que son:

 

La casa Abaroa (calle Nagusia, 74), 7 edificios de la calle Aingeru, 8 edificios de la calle Aizkibel, casa Alcibar, casa Anziondo, casa Bastarrika, casa consistorial, casa cural, dos casas de Idiakez (calle Nagusia 80 y Nagusia 82), tres casas en la calle Inazio Iriarte margolaria, 11 edificios en la calle Klara Donea, casa Lasao, casa Markeskua, cuatro edificios en la calle Martin Deuna, otros 70 edificios de la calle Nagusia, casa Olano, casa Santa Clara 61, casa solar Altuna Portu, casa solar de Isasaga, casa Trinidad, casa Umansoro, caserío Egurbidetorrea con molino, ferrería y ermita, ermita San Francisco, ermita San José, ermita Santo Angel de la Guarda, Fuente de las Barricas, ferrería y molino Egurbideola, iglesia de Santa María la Real, iglesia y convento de Santa Clara, matadero municipal, mercado, palacio Leturiondo, palacio Floreaga, palacio Hurtado de Mendoza, palacio Intxausti, palacio Irizar, palacio Txurruka-Etxe, puente Azkoitia, puente zaguero a parque y torre de Balda.

 

Euzkitze no está en esta lista. Quiere decirse que el edificio no tiene consideración de patrimonio histórico, en un municipio como Azcoitia, tan cargado de historia. Era esta una posibilidad que queríamos comprobar para descartarla como posible.

 

En Wikipedia dice la página de Xabier Euzkitze que “Residió en Azcoitia, localidad donde viven sus padres y donde se halla el caserío «Euzkitze» de donde es originaria su familia y del que toma el apodo”. Pero si la fecha es 1924, el hecho de que de ahí sea originaria la familia quiere decir que estamos hablando desde muy poco tiempo atrás, como mucho de sus abuelos. La otra posibilidad es que en lugar de poner 1924 ponga en realidad 1724, ya que el nueve tiene una pinta un poco deforme. Esto iría además más en sintonía con el hecho de que su familia fuera originaria de ese caserío. Pero de haber sido de esa fecha es seguro que habría sido registrada por Ondarea como patrimonio histórico, que evidentemente no es el caso. Y, además, si comparamos la casa Euzkitze con las del siglo XVIII de Azcoitia podemos ver las diferencias de manera fehaciente: las del XVIII tienen los muros, bien en su totalidad o bien en parte, en la base o los laterales, de sillería, es decir, de piedra labrada y lo más significativo son los tejados: los aleros de las casas del XVIII son salientes y poderosos, generalmente con las vigas de madera que los sujetan (canes) bien visibles. Nada de eso vemos en la casa Euzkitze.

 

También hemos consultado una historia de los caseríos en Guipúzcoa en la página gipuzkoakultura.net de la Diputación Foral de Guipúzcoa. Se trata de la reproducción digital del monográfico “Baserria” de la serie Bertan, nº 4, donde se nos dice que “prácticamente todos los caseríos que hoy están en pie fueron edificados en un plazo de cuatrocientos años, de 1500 a 1900”. Y en otro lugar dice: “Durante el siglo XX no se han fundado nuevos caseríos”. El caserío Euzkitze, por tanto, si es de 1924, como parece, es un edificio con aspecto rústico en la fachada, blanca y con incrustaciones de piedra, digno donde los haya como vivienda, por supuesto, pero al que no le encaja esa definición de caserío, porque, para empezar, no tiene la hechura de un caserío tradicional. Todos los caseríos que aparecen en catálogos históricos son de tejado a dos aguas y este Euzkitze tiene el tejado en recto sobre la fachada principal para cubrir a cuatro aguas el perímetro de sus muros. En las fachadas de los caseríos puede haber balconadas, bien en madera o en hierro, así como dos elementos característicos como son el entramado de madera y ladrillo o la entrada habilitada al fondo de un soportal cuadrado o más habitual en arco de medio punto, también los hay con soportales laterales sostenidos por pilastras o columnas, o sin soportal, pero con puerta de entrada también en arco de medio punto. Nada de eso encontramos aquí. Estamos ante un caserón que más bien parece un híbrido entre casa de labranza y casa-taller, puesto que, dejando la puerta de entrada a un lado de la fachada, hacia los medios hay dos portalones cuadrados como de entrada a un recinto de trabajo, perfectos para utilizarlos hoy como garajes.

 

Y así es como se explica esta operación de cirugía histórico-plástica que permite a Euzkitze apellidarse así y remitir ese apellido al nombre del caserío originario de su familia (materna). Ya el solo hecho de que dicho edificio tenga el nombre en la fachada de manera tan ostentosa resulta un tanto peculiar. En Francia sí lo he visto, incluso en casas de vecinos, y también en construcciones modernas, tipo villas y así, que se ponen el nombre en la entrada. En cambio, necesito comprobar si en caseríos históricos de Guipúzcoa esta práctica era habitual. En las fotos que he visto de caseríos históricos no he apreciado a simple vista, como ocurre en este caso, que tengan el nombre en la entrada, y menos el año de construcción.

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