“Hay que adaptar la ley a la voluntad popular”
Urkullu aprende del error catalán. Busca la independencia a través de una “soberanía compartida” que garantice al País Vasco la permanencia en el euro y la Unión Europea
El lehendakari Íñigo Urkullu, en su intervención en el Pleno de Política General celebrado en el Parlamento vasco, ha reclamado un nuevo pacto político que recoja “la libre voluntad de la sociedad vasca” expresada de forma democrática y representada en el Parlamento. Para ello, Urkullu propone utilizar “la democracia” para adaptar, de manera pactada, “la ley a la voluntad popular”. El lehendakari ha apelado de una forma etérea “a la altura política y a la visión de Estado” y ha recordado que, en su opinión, “el sentimiento de identidad nacional vasca, el pueblo vasco como sujeto político, son una realidad incontestable e insoslayable”.
Pero tal vez alertado por el callejón sin salida en el que se ha metido su homólogo catalán Artur Mas, el lehendakari considera necesario que el nuevo pacto político se levante “desde la soberanía compartida” con el Estado español. De este modo, y al contrario de lo ocurrido en Cataluña, el Gobierno nacionalista vasco trata de evitar el enorme riesgo de que, en un presunto caminar hacia la independencia, Euskadi pudiera quedar excluida del euro, de la Unión Europea y de todos los tratados internacionales, tanto políticos como económicos, que permiten el más completo desarrollo de las sociedades modernas.
Según Urkullu, el nuevo pacto político que propone su Gobierno tendría un carácter doble: primero, “la propia sociedad vasca para desarrollar el autogobierno mediante la actualización de los Derechos Históricos”. Y, en segundo lugar, un pacto con el Estado basado “en la bilateralidad”. Con ese fin, el lehendakari plantea “la fórmula del diálogo, la negociación, el acuerdo y la ratificación”.
En otro orden de cosas, el lehendakari ha hecho un llamamiento a los partidos políticos a retomar la Ponencia de Paz y Convivencia, como oportunidad para “legar una Euskadi en paz a las generaciones futuras”. En este sentido, Urkullu considera que para que la sociedad vasca pueda convivir en normalidad “debe haber reconocimiento, diálogo y acuerdos mínimos de convivencia entre las diferentes tradiciones políticas”. En su opinión, la amplia mayoría de la sociedad desea un consenso básico entre las grandes familias políticas, en varias cuestiones: el desarme y desaparición de ETA sin condicionamientos políticos; la búsqueda de una memoria crítica del pasado y reconocimiento del daño injusto causado; el apoyo a las víctimas sin discriminación, ni exclusión ni compensación; y la modificación de la política penitenciaria.
En este marco, el lehendakari Urkullu ha expuesto los próximos proyectos del Gobierno en Paz y Convivencia: el Instituto de la Memoria y la Convivencia; la continuidad en las políticas de víctimas y el Programa Hitzeman, popularmente conocido como la “Vía Nanclares”, de apoyo a los procesos legales de resocialización de “personas presas”, a través de los cauces legales y “mediante un rechazo total al uso de la violencia y una reflexión autocrítica”.
En otro momento de su intervención en el Parlamento, Urkullu aseguró que Euskadi “ha dejado atrás la recesión económica” y que el reto ahora es volver al crecimiento desde la cohesión social. El lehendakari ha reiterado su principio de que el futuro social y económico de Euskadi pasa por salir todos juntos de la crisis, aunque sea más despacio.
El lehendakari augura un crecimiento del 1,7% del PIB en 2015 y un aumento en las exportaciones del 3,4% este año, propiciando así la creación de empleo para el año que viene.
El lehendakari Íñigo Urkullu, en su intervención en el Pleno de Política General celebrado en el Parlamento vasco, ha reclamado un nuevo pacto político que recoja “la libre voluntad de la sociedad vasca” expresada de forma democrática y representada en el Parlamento. Para ello, Urkullu propone utilizar “la democracia” para adaptar, de manera pactada, “la ley a la voluntad popular”. El lehendakari ha apelado de una forma etérea “a la altura política y a la visión de Estado” y ha recordado que, en su opinión, “el sentimiento de identidad nacional vasca, el pueblo vasco como sujeto político, son una realidad incontestable e insoslayable”.
Pero tal vez alertado por el callejón sin salida en el que se ha metido su homólogo catalán Artur Mas, el lehendakari considera necesario que el nuevo pacto político se levante “desde la soberanía compartida” con el Estado español. De este modo, y al contrario de lo ocurrido en Cataluña, el Gobierno nacionalista vasco trata de evitar el enorme riesgo de que, en un presunto caminar hacia la independencia, Euskadi pudiera quedar excluida del euro, de la Unión Europea y de todos los tratados internacionales, tanto políticos como económicos, que permiten el más completo desarrollo de las sociedades modernas.
Según Urkullu, el nuevo pacto político que propone su Gobierno tendría un carácter doble: primero, “la propia sociedad vasca para desarrollar el autogobierno mediante la actualización de los Derechos Históricos”. Y, en segundo lugar, un pacto con el Estado basado “en la bilateralidad”. Con ese fin, el lehendakari plantea “la fórmula del diálogo, la negociación, el acuerdo y la ratificación”.
En otro orden de cosas, el lehendakari ha hecho un llamamiento a los partidos políticos a retomar la Ponencia de Paz y Convivencia, como oportunidad para “legar una Euskadi en paz a las generaciones futuras”. En este sentido, Urkullu considera que para que la sociedad vasca pueda convivir en normalidad “debe haber reconocimiento, diálogo y acuerdos mínimos de convivencia entre las diferentes tradiciones políticas”. En su opinión, la amplia mayoría de la sociedad desea un consenso básico entre las grandes familias políticas, en varias cuestiones: el desarme y desaparición de ETA sin condicionamientos políticos; la búsqueda de una memoria crítica del pasado y reconocimiento del daño injusto causado; el apoyo a las víctimas sin discriminación, ni exclusión ni compensación; y la modificación de la política penitenciaria.
En este marco, el lehendakari Urkullu ha expuesto los próximos proyectos del Gobierno en Paz y Convivencia: el Instituto de la Memoria y la Convivencia; la continuidad en las políticas de víctimas y el Programa Hitzeman, popularmente conocido como la “Vía Nanclares”, de apoyo a los procesos legales de resocialización de “personas presas”, a través de los cauces legales y “mediante un rechazo total al uso de la violencia y una reflexión autocrítica”.
En otro momento de su intervención en el Parlamento, Urkullu aseguró que Euskadi “ha dejado atrás la recesión económica” y que el reto ahora es volver al crecimiento desde la cohesión social. El lehendakari ha reiterado su principio de que el futuro social y económico de Euskadi pasa por salir todos juntos de la crisis, aunque sea más despacio.
El lehendakari augura un crecimiento del 1,7% del PIB en 2015 y un aumento en las exportaciones del 3,4% este año, propiciando así la creación de empleo para el año que viene.