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Pedro Chacón
Domingo, 19 de Marzo de 2023 Tiempo de lectura:

Sabino Arana contra la "f"

En su delirio purificador de la lengua eusquera, Sabino Arana arremetió contra la letra f, cuyo sonido no consideraba propiamente vasco. Esto cuesta entenderlo, como tantas otras cosas en este personaje, pero es así. Es posible que esta persecución contra una letra respondiera a cierta creencia popular de la época, como recoge Resurrección María de Azcue, quien fuera presidente de Euskaltzaindia desde su fundación en 1919 hasta su fallecimiento en 1951. En su Diccionario vasco-español-francés dice de la letra f: “Comúnmente se cree que no es sonido indígena, por más que, aunque poco, se usa en todos los dialectos del vascuence. Todavía hay muchos vascos naturalmente refractarios a este sonido y tienden a pronunciarlo como p”.

 

Hubiera sido extraño que Sabino Arana, naturalmente refractario a tantas cosas del País Vasco en que vivió, no asumiera también como propio este rechazo, en este caso de la letra f del alfabeto, sobre todo teniendo en cuenta que ya había mucha gente vasca que practicaba dicha aversión. Lo que pasa es que, en su caso, esa aversión fue llevada a su extremo, tratando de intervenir en la realidad del uso de la letra para adaptarla a sus deseos, lo cual le llevó a cambiar el santoral vasco. Van a ver lo divertido que resulta cuando este personaje entra a saco en los nombres de pila y les quita la letra f y la sustituye por p o a veces también por b.

 

En cambio, no le dio por meterse con la toponimia, o al menos no en la misma medida. Quizás fue porque no tuvo tiempo. Por lo que ahí quedan los nombres de municipios como Forua en Vizcaya o Frúniz, convertida en Fruiz, pero con la letra “f”. O Foronda, en Álava, donde durante tantos años se ha celebrado el día del Partido Nacionalista Vasco (Alderdi Eguna). ¿Qué forma habría pensado para llamar al país vecino del norte, a Francia, que en eusquera actual se pone Frantzia?

 

Su seguidor Luis de Eleizalde Breñosa, como buen mestizo fanatizado por el Maestro, se tomó en serio lo de la letra f y aplicó la norma a rajatabla en el libro titulado Santoral Vasco (Deun-Izendegi Euskotarra), publicado en 1910 bajo los auspicios del PNV, donde incorporó ordenadamente los nombres de pila que Sabino Arana ya había eusquerizado en su Egutegi Bizkaitarra (Calendario Vizcaíno en euskera), convenientemente depurados de la letra f.

 

En el prólogo de ese libro, Luis de Eleizalde dice que “el sonido de f no es propio del euskera” y que “cuando algún nombre erdérico trae ese sonido, el euskera lo muda en p”. Pero otra vez Resurrección María de Azcue, en un trabajo titulado Acerca del Santoral Vasco (Bilbao, Editorial Vasca, 1933), le hace notar a Eleizalde que hay dos o tres docenas de palabras vascas que contienen la letra f, como se puede comprobar consultando su Diccionario Vasco-Español-Francés, y que su existencia no procede de ninguna permuta de una palabra eusquérica originaria que tuviera la letra p. Y además le recuerda a Eleizalde que en el trabajo del propio Eleizalde titulado Listas alfabéticas de voces toponomásticas vascas, que se encuentra en el nº 19-1 del año 1928 de la Revista Internacional de Estudios Vascos, “se leen sesenta y dos vocablos que no tienen la f permutada, desde Fadura hasta Futuru”. En fin, una más de las innumerables contradicciones del nacionalismo.

 

A continuación, vamos a ver cómo quedan en el Santoral Vasco, organizado por Luis de Eleizalde y sacado, como hemos dicho, del Calendario Vizcaíno de Sabino Arana (Egutegi Bizkaitarra), los nombres de pila que empiezan por f. Como en aquella época se empleaban los nombres de los santos del día para nombrar a los recién nacidos, nos encontramos con mayoría de nombres hoy inutilizados, pero que, además, al ser eusquerizados por la mente truculenta de Sabino Arana, dan como resultado una cosa risible, absurda y ridícula en muchos casos. Menos mal que Euskaltzaindia, en su actual Nomenclátor de nombres de pila, no ha seguido estas indicaciones, como también veremos después.

 

Empezamos con los nombres de pila que empiezan por f, como decíamos. El primero es el nombre castellano, generalmente de varón, y a continuación van el nombre de varón en eusquera y luego el nombre correspondiente al género femenino:

 

Fabián: Paben, Pabene

Fabio: Pabi, Pabe

Fabriciano: Pabirtzen, Pabirtzene

Facundo: Pakunda, Pakunde (tener en cuenta que para Arana la terminación en “a” es masculina y la terminación “e” es femenina)

Fandila: Pandil, Pandile

Faustino: Paustin, Paustiñe

Fausto: Pausta, Pauste

Fara: Par, Pare

Fe: Pida, Pide

Febronia: Peborna o Peborni, Peborne

Federico: Perderika, Perderike

Feliciano: Peliken, Pelikene

Felicísimo: Pelikita, Pelikite

Felipe: Pilipa, Pilipe

Félix, Felisa: Peli, Pele

Fermín, Fermina: Pirmin, Pirmiñe

Fernando: Perdiñanda, Perdiñande

Festo: Pesta, Peste

Fidel: Pidel, Pidele

Filemón: Pilemon, Pilemone

Fileto: Pileta, Pilete

Filiberto: Piliberta, Piliberte

Filomeno, Filomena: Pilomen, Pilomene

Filonila: Pilonil, Pilonile

Firmato: Pirmata, Pirmate

Firmo: Pirma, Pirme

Flaviano: Palben, Palbene

Flavio: Palbi, Palbe

Florencio: Polentzi, Polentze

Florentín, Florentina: Polendin, Polendiñe

Florián: Polen, Polene

Floro: Lor, Lore

Focas: Poka, Poke

Formerio: Pormeri, Pormere

Fortunato: Portunata, Portunate

Francisco: Pantzeska, Pantzeske

Franco: Panga, Pange

Fredesvinda: Perdespinda, Perdespinde

Froilán: Purlan, Purlane

Fructuoso: Purtos, Purtose

Frumencio: Purmentzi, Purmentze

Frutos, Frutosa: Purta, Purte

Fulgencio: Pulgentzi, Pulgentze

Fusciano: Pusken, Puskene

 

Ya me dirán el éxito de Pirmin, en lugar de Fermín, que pregunten en Pamplona. O lo de Pelikan por Feliciano, o lo de Pidel por Fidel, o lo de Pantzeska por Francisco, o lo de Perdiñanda por Fernando, o lo de Pilipa por Felipe, o sobre todo lo de Panga por Franco.

 

Sabino Arana no debería tenerlas todas consigo cuando en el preámbulo del Egutegi Bizkaitarra (Calendario Vizcaíno), recogido en el Santoral Vasco por Luis Eleizalde, decía: “Ya sé que los nombres euzkerizados que se publican aquí solo hallarán buena acogida entre muy pocos euzkeldunes, pues la generalidad de ellos están exotizados; pero también tú ya comprendes que es de necesidad la reforma que aquí se propone, y que alguna vez hay que decir y hacer esta transformación.”

 

El caso es que Euskaltzaindia, en la actualidad, no considera estas “transformaciones” y que los nombres que empiezan en f son eusquerizados manteniendo la f. Veamos los ejemplos que a día de hoy aparecen en el Nomenclátor de nombres propios de la Real Academia de la Lengua Vasca, con su correspondiente forma eusquerizada. Pongo en primer lugar el nombre en español y seguido entre paréntesis el que propone Euskaltzaindia en eusquera: Fabián (Fabian), Fabiola (Fabiola), Fausta (Fausta), Faustina (Faustina), Faustino (Faustino), Fausto (Fausto), Fe (Fedea), Federico (Frederiko), Felicia (Felizia), Felicitas (Felizitas), Felipa (Filipa), Felipe (Filipe), Felisa (Felisa), Félix (Felix), Fermín (Fermin), Fermina (Fermina), Fernando (Fernando), Filiberto (Filiberto), Florencia (Florentzia), Florencio (Florentzio), Floriano (Florian), Focio (Fozio), Francisca (Frantziska), Francisco (Frantzisko o Frantses), Fructuosa (Fruktuosa), Fructuoso (Fruktuoso), Fulgencio (Fulgentzio).

 

Como vemos, de los 27 ejemplos aquí considerados, 9 no cambian nada, 3 cambian por una tilde y 6 cambian por solo una letra, pero, en cualquier caso, siempre manteniendo la letra f.

 

En el Santoral Vasco también están los nombres propios con una f intercalada, que asímismo sufren transformaciones. Veamos cómo quedan, para divertirnos un poco con la chaladura: Adolfo queda Adolba para hombre y Adolbe para mujer. Aquí vemos cómo la f se convierte en b, al contrario de lo usual que es transformarla en p. Veamos los demás ejemplos: Africano (Apirkan, Apirkane), Afro, Afra (Apar, Apare), Afrodisio (Apordixi, Apordixe), Alfonso (Albontsa, Albontse), Alfredo (Alberda, Alberde), Anfiloquio (Anbiloki, Anbiloke), Arnulfo (Arnulba, Arnulbe), Bonfilio (Bonbili, Bonbile), Bonifacio (Bonipagi, Bonipage), Carpóforo (Karpopor, Karpopore), Ceferino (Keperin, Keperiñe), Cleofás (Kelopa, Kelope), Cucufata, (Kukupata, Kukupate), Dafrosa (Daportsa, Daportse), Delfín (Delbin, Delbine), Efigenia (Epigeni, Epigene), Efrén (Eperna, Eperne), Epafras (Epapar, Epapare), Epafrodito (Epapordita, Epapordite), Epifanio (Epipani, Epipane), Eufemia (Eupemi, Eupeme), Eufrasio (Eupartsi, Eupartse), Glafira (Galbir, Galbire), Godefrido (Godepirda, Godepirde), Ildefonso es igual que Alfonso, Josafat (Josapata, Josapate), Josefa (Josebe), Nicéforo (Nikepor, Nikepore), Ninfo (Ninba, Ninbe), Ninfodoro (Ninbodor, Ninbodore), Onesíforo (Onesipor, Onesipore), Onofre (Onoper, Onopere), Pacífico (Pakipika, Pakipike), Pánfilo (Panbil, Panbile), Perfecto (Perpeta, Perpete), Porfirio (Porbiri, Porbire), Rafael (Errapel, Errapele), Rodulfo (Errodulba, Errodulbe), Rufino (Errupin, Errupiñe), Rufo (Errupa, Errupe), Serafín (Serapin, Serapiñe), Sinforoso (Sinboros, Sinborose), Sinfronio (Sinborni, Sinborne), Sofía (Sopa, se supone que hay un Sofío, y para Sofía Sope), Sofonías (Soponi, Sopone), Sofronio (Soporni, Soporne), Telesforo (Telespor, Telespore), Teófanes (Topan, Topane), Teófilo (Topil, Topile), Trifena (Tirpen, Tirpene), Trifón (Tirpon, Tirpone), Trifosa (Tirpos, Tirpose) y Trófimo (Torpima, Torpime).

 

Y ahora veamos algunos casos concretos conocidos que han asumido esta aversión nacionalista contra la letra f. Tenemos el caso de Fernando, que Euskaltzaindia dice que se queda Fernando en eusquera, pero que Sabino Arana decía que había que poner Perdiñanda. Entre medias quedaría el hipocorístico Pernando, que sería como ponerse Patxi en lugar de Francisco. Pero así es como se nombra a sí mismo el político de la izquierda radical, el inefable Pernando Barrena. También está el caso de la conocida obra Pernando Amezketarra, que leíamos en las euscalteguis los que aprendimos eusquera.

 

Y está también el caso del conocido político del PNV Bingen Zupiria, actual consejero de cultura del Gobierno Vasco. Bingen es el nombre que Sabino Arana propone para denominar en eusquera al español Vicente. En cambio, Euskaltzaindia no acepta esa propuesta y para Vicente dice que habría que poner Bizente. Así podemos ver las diferencias (que haberlas haylas) entre Euskaltzaindia y el nacionalismo del PNV. Solo hace falta rascar un poco para ir sacándolas. Son nimias y absurdas pero significativas porque hacen ver que entre ellos tampoco se ponen de acuerdo: Euskaltzaindia propuso Bilbo para denominar oficialmente Bilbao, pero los mandamases del PNV dijeron que hasta aquí habíamos llegado. En fin.

 

Y en cuanto al apellido Zupiria, el único origen posible en eusquera es de “zubi”, puente, que es con b. También existe el apellido Zupide, pero en este caso es por contracción de zur (madera) y bide (camino): camino de madera. Por lo que Zupiria solo puede proceder, como decimos, de Zubiria (zubi+hiria): ciudad del puente o cercana al puente. Zubiría tiene del orden de 600 portadores y está sobre todo en Guipúzcoa seguido de Navarra. Zubiri tiene algunos más todavía, y la mayoría de sus portadores están en Navarra. También está la variante Zufiria, que tiene 179 portadores de primer apellido y 169 de segundo, según el INE, y la gran mayoría residen en Guipúzcoa y luego hay unos pocos en Vizcaya y Álava, por este orden. En Navarra no aparecen. En Madrid, en cambio, hay unos pocos. Este apellido Zufiria viene en el Nomenclátor de Euskaltzaindia, pero la variante en eusquera que se propone es también Zufiria, sin cambio de la letra f. Por lo que respecta a Zupiria, según el INE solo tiene 11 portadores de primer apellido, de segundo nada. Y la mayoría están en Vizcaya. Pero Zupiria no lo recoge Euskaltzaindia en su Nomenclátor. Por lo que nos inclinamos a pensar que ese Zupiria solo lo porta la familia del actual consejero de cultura del Gobierno Vasco y que se trataría de una “sabinización” del apellido Zufiria, por transformación de la letra f en p. Más raro sería que hubiera sido por transformación de Zubiria, cuando la b resulta intocable para los sabinianos. Como rareza anotaremos que Zuviria, con letra v, también existe. Tiene 5 portadores de primer apellido y 8 de segundo.

 

Y para terminar con la ocurrencia sabiniana de desterrar la letra f de la onomástica eusquérica (tanto nombres de pila como apellidos), y a pesar de que la inmensa mayoría de sus propuestas experimentaron la más fría indiferencia, digamos que, a pesar de todo, y debido a la infinidad de propuestas que hizo en el mismo sentido, alguna tendría que salir. Ahí tenemos el ejemplo de Kepa, de uso habitual hoy en día para eusquerizar el nombre de Pedro. El Nomenclátor onomástico de Euskaltzaindia lo explica así: “Nombre propuesto en el Santoral vasco (Arana; Eleizalde, 1910) como equivalente de Pedro, tomado del original arameo kephas «peña». Este nombre es uno de los tres que aparece en la orden de 1938 que prohíbe los nombres eusquéricos: «los nombres de Iñaki, Kepa, Koldobika y otros que denuncian indiscutible significación separatista»”. No conozco el arameo, pero así de primeras, lo suyo hubiera sido que buscara la forma de decir piedra en arameo, ya que el origen de Pedro es piedra, no peña. En cualquier caso, ahí se ve el origen de Kepa, relacionado con todo lo que venimos diciendo aquí de la pretensión aranista de desterrar la letra f del eusquera: Kepa lo hacía proceder de Cephas, pronunciado Kefas. Y como la f, según él, no era eusquérica, pues ahí tenemos el resultado de Kepa. Y, por otra parte, yo me pregunto si era necesario que una institución pública como Euskaltzaindia, a la hora de referirse al origen de Kepa, tuviera que hacer mención de una orden de 1938, procedente del gobierno alzado contra la Segunda República, que, una vez que ya Bilbao había caído en poder del bando sublevado en la Guerra Civil, prohibió una serie de nombres eusquéricos por su condición de separatistas. Aunque, bien pensado, no está mal que Euskaltzaindia reproduzca esa orden, ya que así se puede comprobar que en la propia mención va el significado de la misma: no se prohibían por eusquéricos sino por ser estandartes de una ideología separatista. Tampoco es que Euskaltzaindia haya estado muy afortunada en la propuesta oficial de nombre eusquérico para Pedro: proponen Petri. ¿Alguien conoce algún Petri hoy en día?

 

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