Actor, mequetrefe, profesor y lideresa
El mejor de los escenarios. Además, transmitido en directo por la televisión. Comentado sobre la marcha y a posteriori. Encuestas sociológicas. Mítines para todos los hogares. Envidias y sobresalientes. Mis conclusiones.
Pedro Sánchez representa como nadie el papel de primer actor en una película que recoge acontecimientos durante cuatro años en los que ha pasado todo y una moción de censura le ha permitido justificar su política, como héroe del guión, evitando la autocrítica, y lo más increíble, ajustando una mayoría parlamentaria heterogénea que casi le admira, fruto de sus magníficas dotes - físicas y dialécticas - para la interpretación. Curiosamente, nadie se acordó de cómo se había gestionado la pandemia y cuántos muertos dejó por el camino.
Señor Patxi. Tal como le denominó el candidato. Lo recuerdo en el gallinero del grupo socialista en el Parlamento Vasco. Sus méritos eran ser hijo de un sindicalista en la margen izquierda de la Ría Bilbaína. Nunca salía a la tribuna pues era su misión apretar el botón sin equivocarse. Pero con el tiempo y una caña llegó a ser Lehendakari. Había descendido preocupantemente el nivel de los políticos constitucionalistas en aquella Euskadi violenta. Pero no nos confundamos. Quien arregló lo de la banda terrorista ETA fue Eguiguren, quien lo permitió fue Rubalcaba, quien lo propició fue el escenario de persecución integral al terrorismo tras el atentado a las Torres Gemelas.
Sustituyó a la "tanqueta de Villaviciosa". No era demasiado complicado, ya que el nivel de la asturiana era mínimo. Así recuperó su buena suerte. La de estar en el momento oportuno en el lugar adecuado. Pero su actuación en la moción de censura fue bochornosa. Quiso ajustar cuentas en nombre de viejas rencillas entre la izquierda del siglo XX. Quiso hacerse el graciosillo faltándole al respeto a quien fue profesor de enorme prestigio para los miembros generacionales universitarios durante el tardo franquismo. Quiso ganarse a la concurrencia pues conocía que, como en las plazas de toros, al respetable gusta el olor de la sangre. Como diría Don Manuel Fraga era, es y siempre será un mequetrefe endomingado -esto último es mi cosecha- Me sorprendió que Abascal, coincidente con tal ciudadano en la Euskadi de la "Construcción Nacional" y de la marcha a otras esferas que dejaron huérfanos a los socialistas vascos, no le diera su merecido dialéctico por irrespetuoso con el profesor.
Profesor Tamames: hizo su último servicio a España. Y es que siempre fue un hombre culto, comprometido con la búsqueda de soluciones para su concepto de Hispanidad, lo que le llevó precisamente a cambiar de partidos políticos, no por transfuguismo, ya que nunca persiguió ser César, lo que quiso es ser honesto mientras la partitocracia iba capturando a la democracia.
La lección nos la dio desde la Tribuna. Con educación y sin aspavientos. La lección nos la dio para los que somos hijos y ciudadanos del siglo XX y ahora más que nunca, visto lo visto, el siglo XXI lleva 23 años de vigencia, con los cambios de toda índole que ello representa. Aquel espíritu de consenso, aquellos Pactos de La Moncloa, aquel acuerdo para dejar un texto constitucional que luego se completaría con los estatutos de autonomía, fueron otros tiempos, con otro nivel de patriotismo y desde luego con unos dirigentes que se marcharon dejando páginas cargadas con acontecimientos que hicieron de España una nación con un Estado de las Autonomías desde la paz y el orden, superando esa miserable etapa que hoy se quiere presentar como contenido de la memoria democrática. ¡Gracias Profesor!. Usted quiso entablar diálogo universitario y le respondieron, salvo excepciones, con discursos propios del suspenso.
Yolanda Díaz. Aprovechó la oportunidad en su medido planteamiento para refundar la izquierda. Fue la figura emergente. Sin duda ha nacido una estrella en el firmamento político de España.
Su intervención en Las Cortes de España con motivo de la moción de censura ha sido un punto de inflexión en su carrera política. Hacía años que tras una larga vida parlamentaria no me había tocado ser testigo de una intervención tan brillante en las formas y en el fondo argumental o ideológico. Creo que tal día como el martes -primer día de la primavera- los españoles tuvimos por fin la inmensa alegría de asistir a un discurso magistral. Evidente que nada es casual, que todo es causal. Los que deseaban dar tribuna a la vicepresidenta del Gobierno de España estaban sobre la necesidad en tres vértices. Poner fuera de juego a las amazonas de Podemos, les falta clase o categoría para liderar cualquier proyecto. Mostrar al tejido social español a una mujer de valía más allá de cuotas protectoras o de exigencias feministas. En este caso no hay género que valga. Es simplemente una gran parlamentaria que promete ser humjer de Estado. En su discurso hubo pruebas, análisis, proyecto y lugar para encontrarse con la ciudadanía desde el progresismo sin odios, zafias revanchas o vulgares descalificaciones. Había discurso de país, de los que ilusionan y emocionan por haber encontrado a un ciudadano/a con ganas, conocimiento y reflexión que permiten decir: con esta mujer comienza el renacimiento de la política tras una larga Edad Media. Casi me atrevo a decir que hasta el profesor Tamames la escuchó complacido, si bien tenía que argumentar se trataba de un proyecto de partido político mucho más que una respuesta del Gobierno a una moción de censura. Y es que VOX le ha hecho el gran favor, no tanto a Sánchez como a Yolanda Díaz.
El mejor de los escenarios. Además, transmitido en directo por la televisión. Comentado sobre la marcha y a posteriori. Encuestas sociológicas. Mítines para todos los hogares. Envidias y sobresalientes. Mis conclusiones.
Pedro Sánchez representa como nadie el papel de primer actor en una película que recoge acontecimientos durante cuatro años en los que ha pasado todo y una moción de censura le ha permitido justificar su política, como héroe del guión, evitando la autocrítica, y lo más increíble, ajustando una mayoría parlamentaria heterogénea que casi le admira, fruto de sus magníficas dotes - físicas y dialécticas - para la interpretación. Curiosamente, nadie se acordó de cómo se había gestionado la pandemia y cuántos muertos dejó por el camino.
Señor Patxi. Tal como le denominó el candidato. Lo recuerdo en el gallinero del grupo socialista en el Parlamento Vasco. Sus méritos eran ser hijo de un sindicalista en la margen izquierda de la Ría Bilbaína. Nunca salía a la tribuna pues era su misión apretar el botón sin equivocarse. Pero con el tiempo y una caña llegó a ser Lehendakari. Había descendido preocupantemente el nivel de los políticos constitucionalistas en aquella Euskadi violenta. Pero no nos confundamos. Quien arregló lo de la banda terrorista ETA fue Eguiguren, quien lo permitió fue Rubalcaba, quien lo propició fue el escenario de persecución integral al terrorismo tras el atentado a las Torres Gemelas.
Sustituyó a la "tanqueta de Villaviciosa". No era demasiado complicado, ya que el nivel de la asturiana era mínimo. Así recuperó su buena suerte. La de estar en el momento oportuno en el lugar adecuado. Pero su actuación en la moción de censura fue bochornosa. Quiso ajustar cuentas en nombre de viejas rencillas entre la izquierda del siglo XX. Quiso hacerse el graciosillo faltándole al respeto a quien fue profesor de enorme prestigio para los miembros generacionales universitarios durante el tardo franquismo. Quiso ganarse a la concurrencia pues conocía que, como en las plazas de toros, al respetable gusta el olor de la sangre. Como diría Don Manuel Fraga era, es y siempre será un mequetrefe endomingado -esto último es mi cosecha- Me sorprendió que Abascal, coincidente con tal ciudadano en la Euskadi de la "Construcción Nacional" y de la marcha a otras esferas que dejaron huérfanos a los socialistas vascos, no le diera su merecido dialéctico por irrespetuoso con el profesor.
Profesor Tamames: hizo su último servicio a España. Y es que siempre fue un hombre culto, comprometido con la búsqueda de soluciones para su concepto de Hispanidad, lo que le llevó precisamente a cambiar de partidos políticos, no por transfuguismo, ya que nunca persiguió ser César, lo que quiso es ser honesto mientras la partitocracia iba capturando a la democracia.
La lección nos la dio desde la Tribuna. Con educación y sin aspavientos. La lección nos la dio para los que somos hijos y ciudadanos del siglo XX y ahora más que nunca, visto lo visto, el siglo XXI lleva 23 años de vigencia, con los cambios de toda índole que ello representa. Aquel espíritu de consenso, aquellos Pactos de La Moncloa, aquel acuerdo para dejar un texto constitucional que luego se completaría con los estatutos de autonomía, fueron otros tiempos, con otro nivel de patriotismo y desde luego con unos dirigentes que se marcharon dejando páginas cargadas con acontecimientos que hicieron de España una nación con un Estado de las Autonomías desde la paz y el orden, superando esa miserable etapa que hoy se quiere presentar como contenido de la memoria democrática. ¡Gracias Profesor!. Usted quiso entablar diálogo universitario y le respondieron, salvo excepciones, con discursos propios del suspenso.
Yolanda Díaz. Aprovechó la oportunidad en su medido planteamiento para refundar la izquierda. Fue la figura emergente. Sin duda ha nacido una estrella en el firmamento político de España.
Su intervención en Las Cortes de España con motivo de la moción de censura ha sido un punto de inflexión en su carrera política. Hacía años que tras una larga vida parlamentaria no me había tocado ser testigo de una intervención tan brillante en las formas y en el fondo argumental o ideológico. Creo que tal día como el martes -primer día de la primavera- los españoles tuvimos por fin la inmensa alegría de asistir a un discurso magistral. Evidente que nada es casual, que todo es causal. Los que deseaban dar tribuna a la vicepresidenta del Gobierno de España estaban sobre la necesidad en tres vértices. Poner fuera de juego a las amazonas de Podemos, les falta clase o categoría para liderar cualquier proyecto. Mostrar al tejido social español a una mujer de valía más allá de cuotas protectoras o de exigencias feministas. En este caso no hay género que valga. Es simplemente una gran parlamentaria que promete ser humjer de Estado. En su discurso hubo pruebas, análisis, proyecto y lugar para encontrarse con la ciudadanía desde el progresismo sin odios, zafias revanchas o vulgares descalificaciones. Había discurso de país, de los que ilusionan y emocionan por haber encontrado a un ciudadano/a con ganas, conocimiento y reflexión que permiten decir: con esta mujer comienza el renacimiento de la política tras una larga Edad Media. Casi me atrevo a decir que hasta el profesor Tamames la escuchó complacido, si bien tenía que argumentar se trataba de un proyecto de partido político mucho más que una respuesta del Gobierno a una moción de censura. Y es que VOX le ha hecho el gran favor, no tanto a Sánchez como a Yolanda Díaz.











