Comenzó lo que nunca había terminado
¡Están locos estos romanos! Hasta Asterix y Obelix lo vieron. Las campañas son interminables. Dignas de esa condición humana compulsiva. Y en el núcleo. El poder. Vencer. Superar al contrincante.
Por la derecha muy preocupados con los votos que el pueblo soberano dedique "románticamente" a Ciudadanos. Por eso y mucho más, hasta el último día mercadean para lograr el trasiego de cargos a cambio de seguir siendo cargos. ¡Qué lástima! Aquellas intenciones o compromisos para regenerar la vida pública se han disuelto como azucarillo en café colombiano.
Por la izquierda de la socialdemocracia, cabreadas y furioso. La ungida por el macho alfa les ha salido libre de tutelas, con ideas propias heredadas de su pasado galaico-ferrolano y amenaza al partido de las amazonas antisistema y antivarones, con sumir a Podemos en la miseria. Claro que de tanto odiar les ha pasado lo que dicen sucede en la naturaleza con el escorpión.
La política sanchista ha sido el arte de hacer posible lo imposible. Como sacar de la chistera o boina, mayorías para cualquier menester parlamentario legislativo. La política podemita ha sido cómo hacer de la soberbia indigente cultural una forma actualizada de harakiri feminista. Eso sí, con la acertada y oportuna retirada del macho alfa que vio venir el tsunami.
¿Dónde están los caballeros de la política?. O mejor aún, ¿dónde quedaron los pactos caballerescos entre los contrincantes en las justas de la política? Eso sí. Me queda la esperanza de comprobar aquello que recibieron los traidores a Viriato. ¡ Roma no paga...! Lo digo por quienes han gozado dos años con el poder en el Gobierno de la Comunidad de Madrid a cambio de traicionar a Cs. Espero que Ayuso en el próximo gobierno se olvide nombrar consejera de cultura a una dama luguesa.
La traición. Conspirar. Apuñalar por la espalda. Abandonar como rata el barco que se hunde. Son conductas amorales que se han instalado en el espacio sociocultural de la política. Debe ser que en tal Camelot ya no hay mesa para caballeros y damas. Se trata más bien de un bergantín cuya tripulación solo rinde culto a la bandera de la calavera que les conduce a desenterrar el tesoro poder.
Al menos hemos terminado con páginas y más páginas de autobombo pagado con el dinero público o esos programas de televisión donde la obscenidad de quien maneja el mando publicita las bendiciones del mandarín y los defectos del aspirante.
Doce comunidades que forman parte del Estado de las Autonomías pondrán papeletas ante la urna. Voto y alternancia. Siguen siendo excelencias del sistema democrático. Pero me niego a comulgar con esa retórica igualdad de los ciudadanos para elegir. Es fácil comprar el voto. Es habitual generar una clientela. La política ha creado unas empresas pagadas con el dinero público procedente de los contribuyentes que sostendrán la buena vida y los vicios a quienes acierten colocándose en las mesnadas del vencedor. De ahí el nerviosismo que se observa entre la chusma necesitada del favor. Se ha perdido la dignidad. No hay románticos, sólo mercenarios.
Ser concejal se ha convertido en el primer escalón de la carrera que puede llegar hasta la conquista de los cielos. Ser Ministro/a. Pasar por donde sea, incluso caminar pantanoso para alcanzar la fama, privilegio, distinción y derechos ocultos a la cesantía. ¡Qué asco!. ¿Tendré que recomendar a mis nietos la carrera política como antes me recomendaron en mi casa ser médico?. ¡Nunca lo haré, quiero que sean poetas!
Ya sé que pierdo el tiempo. Pero no pierdo la esperanza. A la política hay que ir a servir, nunca a servirse. A la política hay que ir con la mochila repleta para poner su contenido a la disposición de un mundo mejor dónde los ciudadanos progresen en sus derechos que son los cimientos que sostienen la dignidad.
Como estamos en la semana de Pascua y no renuncio a mis antecesores, termino como me enseñaron. "El próximo año, en Jerusalén".
¡Están locos estos romanos! Hasta Asterix y Obelix lo vieron. Las campañas son interminables. Dignas de esa condición humana compulsiva. Y en el núcleo. El poder. Vencer. Superar al contrincante.
Por la derecha muy preocupados con los votos que el pueblo soberano dedique "románticamente" a Ciudadanos. Por eso y mucho más, hasta el último día mercadean para lograr el trasiego de cargos a cambio de seguir siendo cargos. ¡Qué lástima! Aquellas intenciones o compromisos para regenerar la vida pública se han disuelto como azucarillo en café colombiano.
Por la izquierda de la socialdemocracia, cabreadas y furioso. La ungida por el macho alfa les ha salido libre de tutelas, con ideas propias heredadas de su pasado galaico-ferrolano y amenaza al partido de las amazonas antisistema y antivarones, con sumir a Podemos en la miseria. Claro que de tanto odiar les ha pasado lo que dicen sucede en la naturaleza con el escorpión.
La política sanchista ha sido el arte de hacer posible lo imposible. Como sacar de la chistera o boina, mayorías para cualquier menester parlamentario legislativo. La política podemita ha sido cómo hacer de la soberbia indigente cultural una forma actualizada de harakiri feminista. Eso sí, con la acertada y oportuna retirada del macho alfa que vio venir el tsunami.
¿Dónde están los caballeros de la política?. O mejor aún, ¿dónde quedaron los pactos caballerescos entre los contrincantes en las justas de la política? Eso sí. Me queda la esperanza de comprobar aquello que recibieron los traidores a Viriato. ¡ Roma no paga...! Lo digo por quienes han gozado dos años con el poder en el Gobierno de la Comunidad de Madrid a cambio de traicionar a Cs. Espero que Ayuso en el próximo gobierno se olvide nombrar consejera de cultura a una dama luguesa.
La traición. Conspirar. Apuñalar por la espalda. Abandonar como rata el barco que se hunde. Son conductas amorales que se han instalado en el espacio sociocultural de la política. Debe ser que en tal Camelot ya no hay mesa para caballeros y damas. Se trata más bien de un bergantín cuya tripulación solo rinde culto a la bandera de la calavera que les conduce a desenterrar el tesoro poder.
Al menos hemos terminado con páginas y más páginas de autobombo pagado con el dinero público o esos programas de televisión donde la obscenidad de quien maneja el mando publicita las bendiciones del mandarín y los defectos del aspirante.
Doce comunidades que forman parte del Estado de las Autonomías pondrán papeletas ante la urna. Voto y alternancia. Siguen siendo excelencias del sistema democrático. Pero me niego a comulgar con esa retórica igualdad de los ciudadanos para elegir. Es fácil comprar el voto. Es habitual generar una clientela. La política ha creado unas empresas pagadas con el dinero público procedente de los contribuyentes que sostendrán la buena vida y los vicios a quienes acierten colocándose en las mesnadas del vencedor. De ahí el nerviosismo que se observa entre la chusma necesitada del favor. Se ha perdido la dignidad. No hay románticos, sólo mercenarios.
Ser concejal se ha convertido en el primer escalón de la carrera que puede llegar hasta la conquista de los cielos. Ser Ministro/a. Pasar por donde sea, incluso caminar pantanoso para alcanzar la fama, privilegio, distinción y derechos ocultos a la cesantía. ¡Qué asco!. ¿Tendré que recomendar a mis nietos la carrera política como antes me recomendaron en mi casa ser médico?. ¡Nunca lo haré, quiero que sean poetas!
Ya sé que pierdo el tiempo. Pero no pierdo la esperanza. A la política hay que ir a servir, nunca a servirse. A la política hay que ir con la mochila repleta para poner su contenido a la disposición de un mundo mejor dónde los ciudadanos progresen en sus derechos que son los cimientos que sostienen la dignidad.
Como estamos en la semana de Pascua y no renuncio a mis antecesores, termino como me enseñaron. "El próximo año, en Jerusalén".











