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Ernesto Ladrón de Guevara
Lunes, 29 de Septiembre de 2014 Tiempo de lectura:

El “proceso” de la construcción nacional

Me decía un amigo, la semana pasada, que le gustaban los artículos sobre educación que escribo en La Tribuna del País Vasco pero que corro el riesgo de aburrir, de cansar a los lectores por mi “raca, raca”.

 

Puede ser que tenga razón,  pero es que este tema de la educación como adoctrinamiento es la clave y origen del problema de los nacionalismos, que son, no lo olvidemos, el inconveniente sustancial y la raíz de casi todos los males que aquejan hoy a la democracia en España.

 

La desvertebración política y social de España es la fuente principal de todas las crisis que nos embargan. La crisis económica nace del monumental déficit público y la deuda que no serán capaces de sufragar ni nuestros nietos, hipotecando generaciones. Y éste déficit nace de unas autonomías gobernadas por gente sin visión de Estado, sin responsabilidad. Con estados dentro de un Estado, con crecimientos espasmódicos e ilimitados de las estructuras institucionales, de empresas públicas que no sirven para nada salvo para dar trabajo a los clientes serviles y paniaguados, con duplicidades competenciales de todo signo, etc. Pero también hay una crisis moral que nace de una política que no tiene como punto de mira a los ciudadanos sino a los intereses de las castas caciquiles. Y una crisis social, por la subordinación de una parte de la sociedad, la no nacionalista, a la que lo es, doblegándola y humillándola.  Debilitando las estructuras del Estado, fragmentándolas y desprestigiándolas en el ámbito internacional, con el daño político y económico que eso supone.

 

Y esa construcción de falsas naciones, creadas ex profeso para constituir feudos políticos y repartirse el botín del erario público, surge, a su vez, de una educación convertida en escuela nacionalista, en adoctrinamiento alienador y empobrecedor para las generaciones de jóvenes manipulados que desconocen la historia real de su país, que carecen de los instrumentos de la lengua culta mayoritaria que les abriría puertas a un ámbito cultural de 400 millones de habitantes del que deberíamos sentirnos orgullosos. Adiestrados para desenvolverse en el espacio reducido, aldeano, de su comunidad, pero no en un mundo globalizado y sin fronteras, en el universo de la civilización occidental, manejados ideológicamente. Restringidos en su capacidad crítica e incapacitados para buscar la verdad de las cosas por tener una cosmovisión que se acerca más a la de una mosca que a la de una mente organizada, estructurada y bien amueblada desde el punto de vista humanístico.

 

Por eso, durante más de treinta años vengo dando la matraca allí donde puedo o me dejan. Por ello he escrito tres libros, para dar a conocer al gran público las causas por las que hemos abandonado la educación de nuestras generaciones en manos de desaprensivos.

 

Estos libros han sido: “La configuración del sistema educativo en Álava. Centralización y foralismo” donde repaso las resistencias a la formación del Estado liberal en España desde los ámbitos forales ligados al Antiguo Régimen de origen medieval, durante el siglo XIX y primer tercio del XX. Donde vengo a demostrar que sin un sistema educativo mínimamente homogéneo en toda España, es decir, sin un tronco común que vertebre la educación de tal manera que las ramas salgan de ese tronco y no formen entidades individualizadas, no existe Estado, desaparece la nación, no existe una columna que articule el cuerpo de la nación, y se posibilita la balcanización del Estado. Como de hecho se viene constatando a través de las realidades que han ido produciéndose durante estos treinta y cinco años de democracia. 

 

El segundo libro es un libro descriptivo de las nefastas actuaciones del mundo nacionalista en el País Vasco, comparándolas con el sistema educativo en tiempos de Franco. Es decir, reproduciendo el modelo de “escuela nacional” que tan bien quedó caricaturizado en el “Florido Pensil”, del que la llamada “Escuela Vasca” es un triste y lamentable émulo adaptado al proyecto nacionalista abertzale.  Y para los que piensen que lo que digo es una barbaridad o una exageración, reproduzco literalmente un párrafo del documento de ponencias congresuales de las juventudes abertzales (Ikasle Abertzaleak) -Tercer Congreso, en 1999-, prometiendo que el próximo artículo va a versar sobre las barbaridades enunciadas por  estos engendros del nacionalismo que, como todos los jóvenes, dicen lo que sus mayores no se atreven  o  esconden por estrategia:  “Tenemos que euskaldunizar la enseñanza de colegio en colegio, de facultad en facultad, y a lo largo de todo Euskal Herria. Y cuando hablamos de euskaldunizar no estamos hablando sólo de la lengua, sino de una euskaldunización integral. No nos vale que se aprendan en euskera los contenidos españoles y franceses (menos todavía, claro, que estos se aprendan en castellano o francés). Lo que nosotros queremos es el curriculum [sic] vasco que se transmite en euskara. Cuando hacemos la apuesta a favor de la euskaldunización de la enseñanza, ya sabemos que chocaremos con la esencia del modelo de la actual enseñanza. Esto es, el modelo de la actual enseñanza colonial”    Sobran todos los comentarios.

 

El tercer libro “EDUCANDO. Alternativas a la farsa pedagógica” es un ensayo dirigido a los padres para que se aproximen al verdadero concepto del término “educación”, para que velen por el superior interés de sus hijos, y se opongan a que determinados poderes públicos  o fácticos les manipulen, les alienen, les utilicen como carne de cañón para sus propósitos sectarios y de casta dominante. Es un alegato a la defensa de la infancia, un clamor contra la utilización de la juventud con fines políticos, un lamento y un llamamiento contra el adoctrinamiento, contra la conversión de la escuela en un campo de adiestramiento nacionalista.

 

Por eso desarrollo todas mis energías en parar este disparate. Por eso, aunque me quede solo y aunque predique en el desierto, seguiré en el empeño hasta que terminen mis días. Aunque solamente sea por mis nietos, que no es lo único que perturba mi ánimo.

 

www.educacionynacionalismo.com

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