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Pablo Mosquera
Sábado, 13 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

Yo estuve allí

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Desde 1976 hasta 2002. Residente en Vitoria. Dispongo de dos documentos de los que me siento orgulloso. Certificación del Ministerio del Interior como "víctima de amenazas por ETA". Condecoración con Diploma de S.M El Rey de España de la orden de "Amenazados".

 

Pero es que basta con acudir a las hemerotecas. Fui dirigente político que arriesgué de forma muy objetiva mi propia vida en defensa de tres postulados ideológicos que no son ni de derechas ni de izquierdas. Democracia, libertad, dignidad.

 

A mí no me pueden contar milongas. No es posible manipularme. Estaba en el centro. Fui más que testigo. Era sujeto y protagonista en aquella guerra sucia en la que siempre mataban los mismos y siempre morían los mismos.

 

Soy testigo y actor de los acuerdos firmados en el Pacto para la Pacificación y Normalización de Euskadi. Tengo la documentación. Aquellas reuniones en las que los partidos políticos democráticos compartimos al menos dos principios. No podía tolerarse el uso de la violencia con fines políticos. Lo primero que exigíamos a la izquierda nacionalista es que abandonara la violencia, que se apartara de tal, que instara al brazo terrorista de tal movimiento a dejar las armas, disolverse, pedir perdón.    

 

Vengo avisando por este medio y otros. Llevan tiempo convirtiendo la realidad en mito. Es la manera perversa para blanquear el pasado de la violencia practicada por el nacionalismo radical en España, pues sobrepasaba las fronteras del territorio vasco navarro. Han invertido en medios de comunicación audiovisuales y escritos, para poner en la memoria histórica que Euskadi sufrió una guerra con dos bandos. Los patriotas vascos partidarios del derecho a la autodeterminación y creación del Estado Independiente Euskal Herría. La represión del Estado Español contra tales ideas y activistas, en un enfrentamiento con todas las premisas de una guerra y sus consecuencias. De ahí que trataran muchas veces, sin conseguirlo, de "vender" a propios y extraños la similitud entre el Ulster y Euskadi. Titulares de la prensa: El PSOE, impotente ante la presencia de asesinos de ETA en las listas de Bildu: "Mejor votos que balas". Chivite defiende que haya 44 etarras en las listas de Bildu y Urkullu lo condena: "Es una falta de respeto" ¡Qué vergüenza!. Ahora ya se cual era la intención de unos y otros. Pero lo peor es el desprecio hacia el cuerpo electoral de España.

 

Quiero en nombre de mi presencia durante diez años en la Mesa de Ajuria Enea diferenciar entre normalizar y manipular o aceptar. No es lo mismo ser de Bildu con acta en las Cortes de España, que ser un delincuente con graves antecedentes de complicidad o autoría en los asesinatos en España. Puedo hasta entender, aunque no aceptar por una cuestión de ética, que el PSOE, ahora sanchismo, use los votos de la representación en Cortes de Bildu. Pero no puedo aceptar que se permita y justifique el derecho de unos asesinos a formar parte de las listas electorales.

 

Y ahora pongo sobre el tapete la comparación entre el franquismo con sus años de persecución y cruel represión que conforma todas las actuaciones de lo que legalmente es memoria histórica democráticacon el trato que se está dando a los últimos asesinos políticos terroristas en la historia de la España democrática con un Estado de Derecho que contempla Constitución y Estatuto de Autonomía del País Vasco y Navarra desde 1978.

 

Espero y deseo que el PNV, quien en ciertos tiempos usó de tales patriotas en vanguardia para su proyecto independentista, ahora haya descubierto que Bildu es el monstruo, algo así como Saturno devorando a sus hijos; hasta podrá darse la misma circunstancia que en Navarra. Una alianza entre sanchistas y oteguistas.

 

Me centro en otro rincón de España. Barcelona. Tan civilizada como ya la recuerdo. En aquellos años setenta. Ciudad abierta a la cultura y la convivencia. Ahora es la capital de Europa que llama y contiene al mayor movimiento anti-sistema de Europa. ¡Menudo éxito de quienes votaron a la tal Ada Colau!

 

Me sentí español Mediterráneo en Barcelona. En sus museos y su modernismo. Mucho más con motivo de la Olimpiada de 1992. Pascual Maragall -socialista de los de antes- hizo de la Ciudad Condal una urbe nueva. Desaparecieron las ruinas industriales próximas a la mar. Y giró al Tibidabo para que mirara hacia la costa. Descubrimos la Barcelona del puerto y las atarazanas. Todos nos volvimos tan barceloneses que aprendimos a ejercer aquel seny catalán de Cambó. Hoy Barcelona es una ciudad insegura y violenta. Me gustaría viajar en el tiempo y regresar a las tertulias bohemias de la Cova del Drak, del Cafetín Musiquero, o de la Espineta de Calafell, para preguntarles a los catalanes de entonces el cómo y  el por qué esta decadencia.

 

Las dos cuestiones antes dichas tienen que reflejarse en las urnas. Más allá del funcionario gubernamental que maneja y manipula al CIS. Toca cambio de ciclo. Han pasado demasiadas cosas que intentan paliar con promesas, paguitas, donativos y ayudas para el cuerpo electoral. No importa que, como ha señalado el Banco de España, esa política de subvenciones al desocupado sea un desincentivo para incorporarse al mundo laboral y así no hay oficios, marineros, albañiles, camareros, cuidadoras y otros que prefieren quedarse al calor de las casas familiares durmiendo pues tienen asegurada, como antaño,  la llegada del cartero con el giro postal del sanchismo que le da lo necesario para vicios y ocio.

 

Estamos creando una sociedad dependiente del dinero público que algunos cuesta sudor y lágrimas hacer frente a las obligaciones fiscales o a las tasas e impuestos municipales, desde los que se pagan no sólo los sueldos de tantos concejales y paniaguados de la alcaldía, es que se pagan las fiestas insostenibles con orquestas de alto caché. ¡Muy rico debe ser este país que puede con todo eso y mucho más!

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