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Pablo Mosquera
Viernes, 26 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

¿Somos racistas?

¡Eh ahí la cuestión! Pero: ¿se trata de una reflexión coyuntural provocada a inventario de quienes han querido interrumpir su campaña que apuntaba a fracaso con otro entretenimiento sociológico?. Lo sabremos muy pronto. Si desaparece con el final de la Liga, saldremos de dudas y una vez más la partitocracia nos habrá despistado de lo fundamental para centrarnos en lo accesorio.

 

Estuve más de tres años acudiendo al palco del estadio de Mendizorroza dónde juega el Alavés. Era el responsable máximo del deporte en Álava. Y cada quince días la juventud alegra y combativa de la grada gritaba: "Mosquera, muérete. Mosquera, pin pan pun". En claro llamamiento a ETA para que me ajustara las cuentas de ser rebelde defensor de España, la democracia, libertades y dignidad ciudadana. Aquello era un cantar ritual en cada partido de fútbol, y nadie se solidarizó conmigo a trató de meterles manos a los indeseables que hube de sufrir.

 

Quise llevar a la Selección Española de Futbol a jugar en Mandizorroza. Por aquellas fechas, el Deportivo Alavés era un gran equipo en España y Europa. No lo logré y uno de los agentes sociales que se encargó de tal veto era nada más y menos que Clemente. Sí, el ex seleccionador de "la Roja", que me acusó de ser un provocador con mi iniciativa. Nadie le reprochó semejante conducta. El era del PNV y vasco. Yo era de UA y gallego.

 

Pero debemos analizar pasado, presente y futuro de esos eventos en los que juntamos tantas almas. ¿Qué presencia tienen los insultos?. ¿Cómo se muestran los denominados ultras o simples forofos del equipo que juega en casa?. No sólo hay racismo. Hay violencia. Y no podemos ni debemos ocultarlo. Es una expresión que forma parte del paisaje habitual y nadie se da por enterado, salvo el caso Vinicius. Donde llueve sobre mojado, televisado para el mundo mundial y en plena campaña electoral.

 

Violencia y espectáculo deportivo de masas lleva mucho tiempo ligado. Hasta que sucede algo que sobresale de lo acostumbrado. Hubo que castigar muy duramente a los equipos ingleses por sus conductas insoportables para que dejaran de hacer barbaridades por dónde quiera que iban. En Centroamérica llegó a producirse una guerra entre países por un partido de futbol, ¿recuerdan?.

         

No se trata tan sólo de los errores que cometen árbitros, técnicos o jugadores. La violencia está instalada en nuestra sociedad occidental y muy vinculada al deporte-espectáculo de masas. Y algo muy vergonzoso. ¿Qué relación existe entre las directivas de los equipos y los grupos violentos?.

 

No me dirán que se han olvidado de esos grupos organizados y subvencionados que acuden como entrada de clac a presenciar los partidos animando a sus colores y promoviendo la subida de la adrenalina en sus "héroes".  

 

Los primeros indeseables suelen ser los padres que acuden a presenciar los partidos del deporte escolar y quieren que sus hijos sean bravos gladiadores que ganen y aplasten a los contrarios. Amén de gritar toda suerte de improperios contra los árbitros de tales competiciones de base. ¡Menudo ejemplo dan para los chavales!

 

Lo de Vinicio requiere medidas, pero no extraordinarias. Serían interpretadas como trato de favor al poderoso Real Madrid, y se olvidarían sin más una vez liquidada la competición. Hay que actuar de oficio, por ley establecida y de forma muy contundente. Cierre del campo y descenso de categoría siempre que se den tales vergonzosas y peligrosas situaciones. 

 

Todos pensaron que el sultán de Galapagar se había ido de la política. Fue una huida bien organizada y a tiempo de ser el enterrador del Podemos. Pero sus amazonas le han rogado ayuda. Podemos puede desaparecer en Madrid y Valencia al no alcanzar ese necesario 5% de papeletas. Quiere ser nexo de conexión de fieles. Evitar la inutilidad del voto podemita, que además inspira y produce odio con rechazo. Se siente culpable por haber ungido con su dedo a Yolanda Díaz que ahora es la competencia y la alternativa por la izquierda de la social democracia.

 

Con su Irene, dicen que temen un PP que si llega al poder ilegalice a Podemos. Al mismo tiempo acusan a Más Madrid de ser "izquierda cuqui". Según tales personajes: "la derecha prepara un golpe de Estado". Muy desesperados deben andar estos socios del sanchismo. Y es que a lo peor quien les ha preparado el entierro ha sido el socialismo por tres razones que cualquier puede entender. Hay que echarle la culpa a alguien de los errores -sólo el sí es sí-. Hay que quitar votos a los que en su momento se los quitó al socialismo. Hay que mandar al banquillo a quienes se han dedicado a incordiar y no dejar dormir en paz al presidente Sánchez.

 

Además, las últimas intervenciones sobre el problema Vinicius ha sido una muestra más de la indigencia cultural y absoluto despiste sobre el particular. Más o menos la culpa de lo de Vinicus la tiene VOX. ¡Qué agudeza! Como decía un amigo, que Dios les conserve el oído, pues lo de la vista es irreversible. ¡Que se vayan y no vuelvan!.   

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