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Pedro Chacón
Sábado, 27 de Mayo de 2023 Tiempo de lectura:

Cuenca eusquérica

Conviene insistir una y otra vez que no es lo mismo un apellido eusquérico que un apellido vasco. Primero porque vascos somos todos los que vivimos en el País Vasco, tengamos apellidos eusquéricos o no. Segundo, porque los apellidos eusquéricos están lo mismo en el País Vasco y Navarra que en el resto de España. Es más, hay más personas con algún apellido eusquérico en el resto de España que en los propios País Vasco y Navarra, como ya tenemos dicho en esta serie. Y tercero, de momento, porque un apellido vasco puede no ser eusquérico. Y ya no me refiero solo a todos los apellidos terminados en –ez, que son vascos lo mismo que son castellanos o andaluces, porque son españoles y en el País Vasco y Navarra, además, también son los más abundantes. Me refiero más concretamente, al caso de apellidos solo vascos y en cambio no eusquéricos: Zambrana (por mucho que en eusquera le hayan quitado la “m” antes de la “b”) o Samaniego, son topónimos alaveses y apellidos vascos, pero no eusquéricos; Portugalete o Villaro (a este último lo han hecho desaparecer por Areatza), son también topónimos vizcaínos y apellidos vascos pero no eusquéricos; o, en fin, Villabona o Mondragón, que son topónimos guipuzcoanos y apellidos vascos pero no eusquéricos. Y en el caso de Navarra, tenemos muchos más todavía, ya que hay todo un sector sur de la provincia que nunca tuvo presencia eusquérica y está plagado de topónimos que también funcionan como apellidos, que son navarros pero no eusquéricos: pensemos en Espronceda, por ejemplo, o valga por todos Tudela.

 

El nacionalismo vasco tiene el vicio de identificar lo vasco con lo eusquérico y así está empeñado en desterrar de todas las zonas del País Vasco la presencia de lo español y convertir todos sus topónimos en eusquéricos. Recientemente se ha publicado un libro sobre el municipio vizcaíno y encartado de Gordejuela donde sus autores, nacionalistas, se empeñan en convertirla en Gordexola sin ningún fundamento histórico. Para contrarrestar esta actitud antihistórica del nacionalismo vasco tenemos multitud de ejemplos de presencia eusquérica en otras provincias españolas y que por eso no son vascas. Por ejemplo, en Cantabria, Burgos, Soria, La Rioja, Zaragoza, Huesca, hay topónimos eusquéricos y/o muchas personas con apellidos eusquéricos, pero por eso no se convierten en provincias vascas, ni a ningún nacionalista vasco se le ocurriría reivindicarlas para sí, por la cuenta que le traería.

 

Del mismo modo que las Encartaciones, la región más occidental de Vizcaya, es vasca lógicamente, por ubicación geográfico-administrativa, pero no tiene presencia eusquérica en toda su historia, hasta que el nacionalismo vasco se empeñó en introducirla con calzador, y lo mismo pasa en gran parte de Álava o en el sur de Navarra. Y lo mismo en Guipúzcoa, donde hay municipios que se llaman con nombres no eusquéricos y no tienen forma de cambiarlos por mucho que a buen seguro lo hayan intentado, por ejemplo Segura.

 

[Img #24261]Hace poco estuve en Cuenca y comprobé cómo en su callejero hay presencia eusquérica, sin que por eso podamos decir que Cuenca es vasca. Vi varias placas, que reproduzco en foto, donde se refieren a personajes ilustres de la ciudad con apellido eusquérico y que no tienen nada que ver con lo vasco. Me refiero, por ejemplo, a Lucas Aguirre Juárez, que nació el año 1800 en Cuenca, en el edificio del número 45 de la calle Alfonso VIII, cerca de la emblemática torre Mangana, en el casco antiguo de la ciudad. Falleció en Madrid en 1873 y fue el fundador de las Escuelas Aguirre, adelantadas en su tiempo en el ámbito de la pedagogía y colaboradoras de la Institución Libre de Enseñanza, y de las que se abrieron representaciones en Siones, Cuenca y Madrid. Su padre, Andrés Aguirre, era nacido en el término de Siones de Mena, que hoy es una entidad local perteneciente al Valle de Mena, municipio de gran extensión, al norte de Burgos, en la comarca de Las Merindades, que limita con toda la comarca de las Encartaciones vizcaínas.

 

En 1871, año en el que se le concedió la Gran Cruz de Isabel la Católica, Lucas Aguirre dictó testamento para dejar todos sus bienes a los más necesitados “para su instrucción” y nombró albaceas testamentarios a Manuel María de Galdo y a Fernando de Castro. El primero fue catedrático de Historia Natural en la Universidad de Madrid y su manual de la materia, publicado por primera vez en 1849, fue la referencia de varias generaciones de estudiantes hasta el fin de ese siglo. Perteneció al partido progresista. El segundo fue un sacerdote que evolucionó hacia el catolicismo liberal para, finalmente, distanciarse de la Iglesia Católica, a la que pidió repetidas veces una evolución que la ajustara a los nuevos tiempos. Fernando de Castro fue una figura prominente del krausismo español, junto con Julián Sanz del Río y Francisco Giner de los Ríos.

 

[Img #24259]En el número 87 de la misma calle Alfonso VIII de Cuenca, donde está la casa natal de Lucas Aguirre, encontramos la casa de los Clemente de Aróstegui, familia a la que perteneció el diplomático Alfonso Clemente de Aróstegui Cañabate, que nació en Villanueva de la Jara (Cuenca) en 1698 y falleció en Madrid en 1774. Desempeñó altos cargos en las instituciones eclesiásticas y administrativas del régimen borbónico, siendo amigo de Campomanes. Por un año fue embajador ante la Santa Sede. Su hermano Pedro fue obispo de Osma. De la vida de estos personajes sabemos gracias al libro del vitoriano José de Rezábal y Ugarte Biblioteca de los escritores que han sido individuos de los seis colegios mayores: de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá, de Santa Cruz de la de Valladolid, de San Bartolomé, de Cuenca, San Salvador de Oviedo y del Arzobispo de la de Salamanca, publicado en Madrid por la imprenta de Sancha en 1805.

 

[Img #24258]Y por último nos referiremos, también brevemente, a otra presencia eusquérica en Cuenca como es la llamada Casa Zavala, propiedad que fue del arquitecto Juan de Zavala y Lafora (Pamplona, 1902) y de su mujer María Antonia Gallardo. Ambos la compraron en 1966 como segunda vivienda, tras fallecer los últimos descendientes de sus anteriores propietarios, la familia Cerdán de Landa. Cerdán de Landa no existe hoy como apellido usual, según el padrón del INE, pero también tiene un componente eusquérico. Esta familia está plagada de personajes relevantes durante toda la edad moderna, entre los siglos XVI y XVIII. Incluso hay una tesis doctoral dedicada a su papel durante la Guerra de Sucesión española en Cuenca. El primero que se estableció en esta ciudad fue Alonso Cerdán de Landa en 1532. Varios miembros de la familia llegaron a regidores de Cuenca. Por su parte, Juan de Zavala trabajó como arquitecto para el Banco de España, del que diseñó sus sedes de Barcelona, Teruel, Tarragona, Tortosa y Larache. Falleció en Madrid en 1970. No tuvieron hijos y su mujer, en 1973, donó la casa al ayuntamiento de Cuenca. Hoy es la sede de la Fundación Antonio Saura.

 

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