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Pablo Mosquera
Sábado, 15 de Julio de 2023 Tiempo de lectura:

Cara a cara entre dos tan distintos

Hacía mucho tiempo que los telespectadores no tenían la oportunidad de comprobar, sin tamices, sin artefactos, sin entradas de clac que aplauden cuando se les manda, un debate entre quienes aspiran a ser presidentes del Gobierno en la España de los próximos cuatro años. 

 

Por lo de pronto algo ha sido rotundo. Se trata de dos personalidades diferentes, casi antagónicas. Desde el principio, el todavía mandatario del Ejecutivo lo dejó claro. La continuidad o el retroceso. Y aquí es dónde primero hay que situarse. ¿Qué significa la continuidad?. ¿Que valores tiene regresar a lo que hemos dejado por obra y gracia de una política dónde la mentira es tan sólo un cambio de opinión?.

 

Un hombre serio que ha sido gestor en el INSALUD y en CorreosS, y que ha ganado cuatro veces las elecciones por mayoría absoluta en las tierras galaicas. Previsible. Enemigo de las aventuras de filibusteros. Tecnócrata. Nacido en una aldea de Orense. Enemigo de las sorpresas. Comprometido con la participación del ciudadano mediante la trasparencia. Conservador en cuanto al papel que deben tener cada uno de los tres poderes que conforman la democracia.

 

Un hombre de sonrisa fácil. De trayectoria basada en la resistencia y en hacer posible lo imposible. Devoto de los cambios de opinión en función del calendario o de esa necesidad que habrá de convertir en la virtud de seguir mandando o mejor, ocupando la silla gestatoria de la curia política. Alguien que no está arrepentido de nada. Autoconvencido de sus dotes como gestor, patrón del Argos, intérprete de la música y la letra que hay en cada norma, casi diría que digno alumno aventajado de Groucho March. "Estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros".   

 

No cabe la menor duda. Hay que elegir entre el sanchismo - que no socialismo - y la España constitucional. Ha quedado perfectamente acreditado. Además, al actor le enorgullece tal apelativo. Es su contribución a la historia desde su infinita falta de humildad. Veremos cómo los viejos socialistas lo persiguen al día siguiente de las elecciones. Y veremos la cantidad de chapuzas o deudas que le tocará enmendar al próximo Presidente y su Gobierno. Ahí es donde muchos españoles quieren la presencia de Vox. Para tener la seguridad de aclarar las cuentas pendientes e informar de cómo ha dejado España esta etapa inmisericorde.

 

No estuvieron Vox ni Bildu. Pero estuvieron en una parte muy importante del debate. Y es que los aspirantes tuvieron complejo por haber o poder dependido de tales formaciones para construir mayorías. Ahí a Feijoo le faltó convicción para recordar que Abascal y sus gentes son absolutamente españoles que respetan el Estado de Derecho, que no tienen sangre en las manos. Y tienen su propia alternativa a determinadas conductas del Gobierno coalición entre el sanchismo, los independentistas y los comunistas del burgués Iglesias, instando al odio, la revancha y una memoria "democrática" que desentierra a un militar olvidado y da alas a unos asesinos por activa o pasiva que hace pocos años ponían bombas en toda España y se jactaban de asesinar por detrás, con disparo en la nuca, a todo disidente que era señalado como enemigo del pueblo vasco (?).

 

Sólo faltó una pregunta. De Feijoo al actor cabreado por su soberbia incontrolada. ¿Qué tiene usted que decirles a las víctimas de los asesinatos y amenazas de ETA ?. A esas personas a las que nadie les devuelve a sus muertos, mientras los "patriotas vascos" regresan a sus pueblos y pasean su historial por las instituciones democráticas, hasta el punto de serle útil a su persona para mantenerse en la poltrona.

 

Algunos confunden debate con entrevista. El primero es confrontación por lo acontecido, ideas, modelos y conductas en relación a la ética. La segunda es ocasión de ofrecer al público los planes para el futuro, las soluciones, el camino que se traza para los cuatro próximos años.

 

El debate es incómodo. Se vislumbra el lenguaje corporal antes que la respuesta se verbalice. Y ahí los dos personajes dieron toda una muestra diferencial. El ex jugador del Estudiantes nervioso, sorprendido por la dialéctica casi jesuítica de su contrincante. El aspirante, claro y conciso, a pesar de las múltiples interrupciones a estilo "Sálvame" del todavía Presidente.

 

En el terreno de la oratoria, hay que diferenciar tormenta de palabras y conceptos concretos. La oratoria se enseñaba en los seminarios. La oratoria la practicaban los senadores de Roma. La oratoria es una parte fundamental de la olvidada filosofía, esa disciplina que algunos desprecian y otros añoramos por ser la herramienta que permite ordenar y transmitir los pensamientos.       

Estoy seguro que el aspirante tiene preparado -nada lo deja a la improvisación- un Gobierno de tecnócratas, buenos historiales profesionales, gentes procedentes de los espacios más brillantes de la sociedad civil. El futuro ex presidente, amén de echarle la culpa al árbitro, estado del terrenos de juego, socios, errores de los demás, tiene preparada la salida inmediata para la que se ha preparado con su colega Zapatero.

 

Casi no me preocupa el resultado del 23-J. Hay cambio de ciclo. Hay cambio de personalidad en el Gobernante. Pero las alegrías de estos años "comprando votos con el dinero que no tenemos", lo tendremos que pagar con el sudor de nuestras frentes y el dolor en las espaldas de las clases medias y populares.

 

Al menos pido que nos devuelvan la verdad, la ética, la moral, la disciplina, la unidad patria, la distinción entre badulaques y caballeros o señoras, y desde luego, el orgullo de ser españoles.     

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