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Marta González Isidoro
Domingo, 23 de Julio de 2023 Tiempo de lectura:

Feijóo, tiritas para un tiempo de transición

A lo largo de toda la campaña electoral las encuestas de opinión han estado jugando a desmoralizar al votante de VOX y a crear la sensación de un Partido Popular (PP) fuerte que arrasaría como la única alternativa viable a una legislatura caracterizada por la mentira estructurada, la polarización y la colonización de las Instituciones del Estado.

 

Nuestra democracia lleva décadas degradándose, pero ha sido el gobierno de Pedro Sánchez el que ha llevado el enfrentamiento social y la polarización institucional a unas cotas sin precedentes desde los tiempos de la segunda república. Las heridas sociales que ha abierto este psicópata narcisista con la inexplicable complicidad de la élite política, económica, financiera, mediática y cultural, van a ser muy difíciles de cerrar. Se necesita tiempo, mucho, para revertir toda la ingeniería social que es el armazón sobre el que se sostiene este sistema de simulación de representación que llamamos democracia, y que otorga el derecho de voto sin exigir la responsabilidad que la delegación de la voluntad implica. Tiempo, que las democracias liberales no tienen, porque sus plazos se miden en períodos electorales cortoplacistas que buscan nada más que dar satisfacción a las demandas de unas opiniones públicas volubles, cada vez más infantilizadas, más dependientes del Estado y menos exigentes en términos democráticos.

 

Pero también hace falta voluntad para revertir todo el daño que conscientemente se ha hecho a la sociedad. Voluntad, que es esa cualidad de la que carecen unos líderes políticos frágiles y superficiales, que entienden por liderazgo y carisma lo que las agencias de ComPol (Comunicación Política) les esquematizan en un PowerPoint para lelos, pero suficiente para que estas agencias de marketing que venden humo creen personajes de plasma y plástico que aguantarán en el poder el tiempo suficiente para asegurarse un sueldo vitalicio por un servicio temporal que, con suerte, pase desapercibido.

 

Carecemos de líderes racionales y ética y moralmente comprometidos para determinar lo que es bueno para una sociedad a largo plazo. Y en España, no sólo hemos tenido líderes nefastos desde el punto de vista de la gestión, sino también líderes moralmente reprobables y, por qué no decirlo, malvados. Líderes que, para servir a sus intereses particulares y a un mesianismo ideológico personal tóxico, han acabado con la poca esperanza de regeneración de una sociedad apática, vacía de valores y sin herramientas de defensa frente a ideologías lesivas. Por eso, y porque la memoria es frágil, me cuesta creer que un personaje rencoroso que se ha dedicado en cuerpo y alma a horadar el Estado vaya a abandonar el poder por un breve baile de diputados. Pero si, como adelantan las encuestas, el resultado de las Elecciones de hoy, 23 de Julio, confirman que hay un cambio de ciclo electoral, y el Partido Popular logra conformar un gobierno alternativo en base a los resultados (hay que recordar que el partido que gana las elecciones no siempre gobierna), se abrirá una etapa de mera gestión económica, sin recambio ideológico, pero al menos más estable y menos crispada, por mucho ruido que la oposición quiera y vaya a hacer, como tiene por costumbre. 

 

Hace falta un cambio de paradigma en España y líderes valientes que afronten con sensatez, pragmatismo y visión a largo plazo los retos a los que se enfrenta nuestro país en el marco de un mundo globalizado y un espacio estratégico que busca su lugar. No veo al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijoo derogando la legislación que Sánchez y sus acólitos se han encargado de hacer irreversible, tampoco jugando la carta internacional que nuestro país merece. Pero me conformo con que este barón que ha llegado a este puesto sin merecerlo, lime las aristas más polémicas y gobierne con sensatez un tiempo que será de transición, con la esperanza de que, aunque la memoria sea frágil, siente las bases para que las tiritas que esta noche electoral ponga, taponen la hemorragia que abrió Zapatero y que permitió a Sánchez y su tropa esparcir su metástasis. Que el basurero de la historia les juzgue y desaparezcan de nuestra vista y nuestras vidas.   

 

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