El presidente ruso, Vladimir Putin, ha promulgado una nueva ley que prohíbe la realización de cirugías de cambio de sexo y terapias hormonales relacionadas con la reasignación de género, con excepciones limitadas.

Esta medida fue aprobada de manera unánime por ambas cámaras del Parlamento ruso a principios de julio y entró en vigor el pasadodía 24 tras su firma por parte de Vladimir Putin, quedando registrada oficialmente en las leyes federales de Rusia.

La ley abarca varias restricciones, no solo impidiendo cambios en los documentos oficiales y registros públicos relacionados con el género, sino también prohibiendo que las personas transgénero puedan adoptar niños.

Solo se permitirá una excepción en casos de "anomalías fisiológicas congénitas de la formación del sexo en niños", lo que significa que los procedimientos médicos podrán llevarse a cabo para corregir características intersexuales y hacerlas acordes con el sexo de nacimiento.

La medida ha sido justificada por los legisladores rusos como una forma de proteger a Rusia de lo que consideran como "ideología occidental contra la familia", llegando incluso a describir la transición de género como "satanismo puro".

Grupos defensores de los derechos de la comunidad LGBT han criticado la ley, argumentando que forma parte de los esfuerzos del Kremlin para marginar y utilizar como "chivo expiatorio" a las personas trans y a los miembros de la comunidad LGBT en general. Sostienen que el gobierno ruso busca destacar a Rusia como un bastión de los "valores tradicionales" en contraposición a lo que perciben como el movimiento transfóbico mundial.