Iván Espinosa de los Monteros, hasta ahora portavoz de Vox en el Congreso de los Diputados, ha anunciado que abandona, “por motivos personales”, su puesto parlamentario, sus cargos en el partido de Santiago Abascal y la política en general. Tras este anuncio, la extrema-izquierda patria, en su más pérfida, perversa y fanática versión política y periodística, ha corrido a los micrófonos para hablar “del comienzo del fin de Vox”, del “estallido” de este partido e, incluso, de la existencia de un posible “cisma” en las siglas centrales de la nueva derecha española.

Ciertamente, la salida de Iván Espinosa de los Monteros es una pérdida importante para esta formación que, se mire por donde se mire, ha de cimentar su éxito y su futuro no en una real o inventada confrontación entre liberales e identitarios sino en un abrazo eficaz entre ambas tendencias, y algunas otras más.

Esta necesaria alianza entre las diversas corrientes ideológicas que fluyen en Vox debe desembocar en convertir a Santiago Abascal en un candidato firme a la Presidencia del Gobierno, especialmente en un tiempo crítico como el actual en el que el candidato “reconocible” de la derecha española, Alberto Núñez Feijoó, está prácticamente desaparecido y oculto por su obsesión acomplejada en mimetizarse con la izquierda extrema española y europea.

En este sentido, la sólida pervivencia y el progreso estable de Vox ha de hacerse fuerte sobre los pilares fundamentales que a lo largo de los últimos años también han dado estabilidad, firmeza y votos, muchos votos, al partido de Santiago Abascal:

Defensa de la unidad de España: Nuestra historia, cultura y legado están arraigados en la idea de una España unida. En este sentido, los desafíos secesionistas vascos y catalanes no solamente menoscaban el sentido de pertenencia que ha mantenido unido al país durante siglos, sino que, además, y sobre todo, son profundamente liberticidas, ya que no permiten que los ciudadanos españoles ejerzan sus derechos más elementales con garantía y seguridad.

Economía patriótica, dinámica y competitiva. Vox entiende que el futuro económico de España depende de políticas patrióticas que promuevan la libertad empresarial y el crecimiento. En este sentido, reducir impuestos y fomentar un gasto público mejor gestionado puede ser la clave para revitalizar nuestra economía, brindando más oportunidades a todos los ciudadanos.

Reforma del Estado para un futuro sostenible. Resulta innegable que la administración de numerosas autonomías ha generado complejidades que a menudo finalizan en derroches, duplicidades y gastos innecesarios. Una recentralización de competencias puede ofrecer una gestión más eficiente, garantizando que los servicios lleguen a todos los ciudadanos por igual.

Valores y tradición en la política social. Los valores tradicionales y familiares son la columna vertebral de nuestra sociedad. Es crucial respetar y mantener nuestra cultura, mientras se buscan soluciones pragmáticas a los nuevos desafíos contemporáneos, como la inmigración.

Inmigración: Legalidad, orden y asimilación. Uno de los desafíos más apremiantes para Europa y, en particular, para España en los últimos años ha sido el de la inmigración. Vox ha de defender sin complejos su propuesta en este ámbito: la necesidad de una inmigración legal, ordenada y asimilable. Esto no significa cerrar puertas, sino más bien abrir las puertas adecuadas. El principio de legalidad es fundamental para mantener el orden en cualquier sociedad. Permitir y alentar la inmigración ilegal mina este principio y genera problemas de seguridad, integración y cohesión social. Vox ha de ser claro al proponer fortalecer los mecanismos de entrada legal al país, garantizando que quienes lleguen lo hagan con la intención y la capacidad de integrarse plenamente en nuestra cultura y valores. Una inmigración ordenada es aquella que respeta los procedimientos y se alinea con las necesidades laborales y demográficas del país. No se trata de excluir, sino de seleccionar a aquellos que realmente puedan contribuir al crecimiento y bienestar de España. Por último, la asimilación es crucial. Para que la inmigración sea beneficiosa, es esencial que los nuevos residentes se identifiquen con los valores, la cultura y las tradiciones de España, en particular, y de la civilización occidental, en general. Una inmigración asimilable garantiza una integración fluida, enriqueciendo nuestra sociedad con nuevas perspectivas, pero manteniendo la cultura, la cohesión y la identidad nacionales.

Educación para todos: El derecho de elección. Todos los padres deben tener la libertad de elegir el tipo de educación y el idioma que consideren mejor para sus hijos. Esta elección no solo fortalece la autonomía familiar, sino que también fomenta una educación ideológicamente no aleccionadora que resalta y conserva la identidad cultural.

Defensa: Garantizar la seguridad y la soberanía. En un mundo cada vez más incierto e inseguro, es vital contar con unas Fuerzas Armadas fuertes y preparadas. La inversión en defensa no es un lujo, sino una necesidad para garantizar la paz, la libertad y la soberanía de nuestro territorio.

Medio Ambiente: Un enfoque pragmático. Si bien es esencial proteger el medio ambiente, esto debe hacerse basándose en datos realmente científicos y en las necesidades reales del país, evitando caer en caprichosos e interesados alarmismos promovidos por la izquierda global que solamente pretenden desviar recursos de problemas más urgentes.