Estado de emergencia
No tenemos rumbo. O si lo tenemos es que el patrón del buque nacional es un pirata que desea hacerse con el tesoro. La independencia de su "isla" con la deuda de setenta y dos mil euros liquidada y su regreso a Ítaca como Moisés ante el pueblo elegido por Dios -en este caso, Wilfredo el Belloso-.
Me equivoco. Puigdemont no es un pirata, es un corsario. La patente de corso se la otorga un tal Sánchez. Ególatra que cuando se mira al espejo por las mañanas descubre algo insólito. ¡Él es el Estado!
Pero cuidado. Sólo la indigencia cultural propia de quienes no conocen la historia de España, y además no quieren admitir la mayoría de edad de los españoles que viven en las comunidades no históricas por mandato Constitucional, no han sopesado la reacción de la sociedad española en pleno siglo XXI y con un Estado constitucional desde 1978.
Me recuerda aquello de Federico II de Prusia. "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Es la construcción de una gran falacia. Al pueblo se le prometen avances sociales. Y si es preciso aumento de sueldos y pensiones. Al mismo tiempo que la zanahoria se hace uso de la amenazante vara. Todo el que no comulgue con el régimen sanchista, incluidos los miembros del poder judicial, serán tildados de fascistas y machistas. De esto se encargan las del Santo Oficio de Podemos.
Que fácil está resultando en este país a la deriva cargar al de enfrente con los graves desatinos promovidos por la impericia, imprudencia y absoluta falta de responsabilidad de altos cargos. Los últimos coletazos. ¿Quién asume las culpas de los beneficios penitenciarios de esos energúmenos denominados "manada" ?. ¿Cómo se puede señalar como golpista a un ex presidente del Gobierno que como el alcalde de Móstoles en 1802 llamó para evitar la francesada; esta vez llama para evitar que la absoluta falta de escrúpulos de quienes ostentan el poder ejecutivo en funciones lo mantengan troceando nuestra viaja nación y rompiendo la convivencia entre tierras de España por aplicar la ideología mitológica de unos cuantos iluminados/as?.
¡Qué error!. Conozco a Nicolás Redondo Terreros desde hace muchos años, cuando todavía era un parlamentario vasco de aluvión en aquel grupo que mandaban Txiqui Benagas y Eguigaray; después fueron Buesa y Jáuregui los dirigentes del socialismo frente al nacionalismo dónde unos ponían causas mitológicas y la vanguardia se encargaba de ensangrentar las tierras de las vascongadas con los españoles considerados enemigos del país dónde sólo tenían razón aquellos seres descendientes de la costilla de Aitor, con presuntos derechos a no sé qué. Fueron tiempos duros. Alguien debería contarle esta historia de la que tenemos memoria algunos patriotas libertarios al tal Sánchez, un caradura pícaro y posibilista que me recuerda a los trileros que cada jueves engañaban a los aldeanos en aquellas hermosas ferias de Santa Susana en la Compostela de los años sesenta.
¡Qué error!. Ahora sí que han hecho mártir por la verdad a un viejo socialista. Nico será la bandera de un movimiento de indignados a estilo Puerta del Sol si se atreve a poner en vigor una amnistía para golpistas catalanes. Me temo que no sólo se enfrenta al poder judicial, también se enfrenta al Jefe del Estado. ¿Y con éste si se niega a firmar el documento que piensa hacer?. ¿ Acaso destituirlo?. A veces, como pasó en aquel 2 de mayo en 1808, un error puede desencadenar una borrasca de inmensas consecuencias que terminan por convertirse en una gigantesca mancha de aceite que ahoga al felón...
¡Qué error!. La señora Calviño repartiendo cartas de naturaleza representativas del socialismo, claro que ella aun no era nada cuando el socialismo decía que tal ideología era libertad y cien años de honestidad. Alguien debería contarle a nuestra pequeña dama experta en economía la historia de España más allá del franquismo.
No quisiera estar en la piel de los españoles que les tocó sufrir en presencia o por televisión los acontecimientos del golpe de Estado que se produjo en Cataluña y del que huyó escondido en un maletero el actual líder con sede palaciega en Waterloo. Y tal ninot es quien marca los tiempos de la política para el nuevo Estado. ¡Manda carallo en La Habana!
Una vez más y desde mi retiro al norte del norte, ¡paren que me bajo!.
No tenemos rumbo. O si lo tenemos es que el patrón del buque nacional es un pirata que desea hacerse con el tesoro. La independencia de su "isla" con la deuda de setenta y dos mil euros liquidada y su regreso a Ítaca como Moisés ante el pueblo elegido por Dios -en este caso, Wilfredo el Belloso-.
Me equivoco. Puigdemont no es un pirata, es un corsario. La patente de corso se la otorga un tal Sánchez. Ególatra que cuando se mira al espejo por las mañanas descubre algo insólito. ¡Él es el Estado!
Pero cuidado. Sólo la indigencia cultural propia de quienes no conocen la historia de España, y además no quieren admitir la mayoría de edad de los españoles que viven en las comunidades no históricas por mandato Constitucional, no han sopesado la reacción de la sociedad española en pleno siglo XXI y con un Estado constitucional desde 1978.
Me recuerda aquello de Federico II de Prusia. "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo". Es la construcción de una gran falacia. Al pueblo se le prometen avances sociales. Y si es preciso aumento de sueldos y pensiones. Al mismo tiempo que la zanahoria se hace uso de la amenazante vara. Todo el que no comulgue con el régimen sanchista, incluidos los miembros del poder judicial, serán tildados de fascistas y machistas. De esto se encargan las del Santo Oficio de Podemos.
Que fácil está resultando en este país a la deriva cargar al de enfrente con los graves desatinos promovidos por la impericia, imprudencia y absoluta falta de responsabilidad de altos cargos. Los últimos coletazos. ¿Quién asume las culpas de los beneficios penitenciarios de esos energúmenos denominados "manada" ?. ¿Cómo se puede señalar como golpista a un ex presidente del Gobierno que como el alcalde de Móstoles en 1802 llamó para evitar la francesada; esta vez llama para evitar que la absoluta falta de escrúpulos de quienes ostentan el poder ejecutivo en funciones lo mantengan troceando nuestra viaja nación y rompiendo la convivencia entre tierras de España por aplicar la ideología mitológica de unos cuantos iluminados/as?.
¡Qué error!. Conozco a Nicolás Redondo Terreros desde hace muchos años, cuando todavía era un parlamentario vasco de aluvión en aquel grupo que mandaban Txiqui Benagas y Eguigaray; después fueron Buesa y Jáuregui los dirigentes del socialismo frente al nacionalismo dónde unos ponían causas mitológicas y la vanguardia se encargaba de ensangrentar las tierras de las vascongadas con los españoles considerados enemigos del país dónde sólo tenían razón aquellos seres descendientes de la costilla de Aitor, con presuntos derechos a no sé qué. Fueron tiempos duros. Alguien debería contarle esta historia de la que tenemos memoria algunos patriotas libertarios al tal Sánchez, un caradura pícaro y posibilista que me recuerda a los trileros que cada jueves engañaban a los aldeanos en aquellas hermosas ferias de Santa Susana en la Compostela de los años sesenta.
¡Qué error!. Ahora sí que han hecho mártir por la verdad a un viejo socialista. Nico será la bandera de un movimiento de indignados a estilo Puerta del Sol si se atreve a poner en vigor una amnistía para golpistas catalanes. Me temo que no sólo se enfrenta al poder judicial, también se enfrenta al Jefe del Estado. ¿Y con éste si se niega a firmar el documento que piensa hacer?. ¿ Acaso destituirlo?. A veces, como pasó en aquel 2 de mayo en 1808, un error puede desencadenar una borrasca de inmensas consecuencias que terminan por convertirse en una gigantesca mancha de aceite que ahoga al felón...
¡Qué error!. La señora Calviño repartiendo cartas de naturaleza representativas del socialismo, claro que ella aun no era nada cuando el socialismo decía que tal ideología era libertad y cien años de honestidad. Alguien debería contarle a nuestra pequeña dama experta en economía la historia de España más allá del franquismo.
No quisiera estar en la piel de los españoles que les tocó sufrir en presencia o por televisión los acontecimientos del golpe de Estado que se produjo en Cataluña y del que huyó escondido en un maletero el actual líder con sede palaciega en Waterloo. Y tal ninot es quien marca los tiempos de la política para el nuevo Estado. ¡Manda carallo en La Habana!
Una vez más y desde mi retiro al norte del norte, ¡paren que me bajo!.