Llegan los “nuevos reaccionarios”: Número especial de la revista Naves en Llamas
En la intrincada y explosiva telaraña de la política del siglo XXI, los movimientos reaccionarios han emergido con fuerza en diversas partes del mundo. Debemos tener en cuenta que, en el actual contexto político e ideológico, un "reaccionario" o el “reaccionarismo” se identifica comúnmente como una persona o un movimiento que se opone activamente a los cambios progresivos y “progresistas” y busca, en general, regresar a un estado anterior de las cosas que es percibido como más deseable o estable. Esta resistencia al cambio puede surgir en respuesta a una variedad de presuntos avances sociales, económicos, culturales y políticos.
Históricamente, los movimientos reaccionarios han surgido como respuesta a periodos de cambio rápido o disruptivo. En el siglo XXI, estamos siendo testigos de una rápida evolución/descomposición en múltiples frentes: tecnología, economía, sociedad, y cultura que, a su vez, ha desencadenado profundos cambios en las estructuras políticas y sociales. Los reaccionarios, en este sentido, pueden percibirse como actores que buscan estabilizar la situación o retornar a un orden previo frente a lo que ven como un cambio incontrolado o indeseable. Los reaccionarios no son conservadores porque como según señalan no pocos de entre ellos, “cada vez hay menos cosas que conservar y más cosas contra las que reaccionar”.
Tal y como se demuestra en las páginas de este magnífico número especial de la revista Naves en Llamas, gran referente intelectual del pensamiento conservador en español, excepcionalmente coordinado por el escritor y analista cultural Guillermo Mas Arellano, es esencial abordar el estudio del “reaccionarismo” reconociendo las legítimas preocupaciones y desazones que pueden impulsar a determinadas personas a tomar perspectivas reaccionarias con marcados elementos positivos.
En la intrincada y explosiva telaraña de la política del siglo XXI, los movimientos reaccionarios han emergido con fuerza en diversas partes del mundo. Debemos tener en cuenta que, en el actual contexto político e ideológico, un "reaccionario" o el “reaccionarismo” se identifica comúnmente como una persona o un movimiento que se opone activamente a los cambios progresivos y “progresistas” y busca, en general, regresar a un estado anterior de las cosas que es percibido como más deseable o estable. Esta resistencia al cambio puede surgir en respuesta a una variedad de presuntos avances sociales, económicos, culturales y políticos.
Históricamente, los movimientos reaccionarios han surgido como respuesta a periodos de cambio rápido o disruptivo. En el siglo XXI, estamos siendo testigos de una rápida evolución/descomposición en múltiples frentes: tecnología, economía, sociedad, y cultura que, a su vez, ha desencadenado profundos cambios en las estructuras políticas y sociales. Los reaccionarios, en este sentido, pueden percibirse como actores que buscan estabilizar la situación o retornar a un orden previo frente a lo que ven como un cambio incontrolado o indeseable. Los reaccionarios no son conservadores porque como según señalan no pocos de entre ellos, “cada vez hay menos cosas que conservar y más cosas contra las que reaccionar”.
Tal y como se demuestra en las páginas de este magnífico número especial de la revista Naves en Llamas, gran referente intelectual del pensamiento conservador en español, excepcionalmente coordinado por el escritor y analista cultural Guillermo Mas Arellano, es esencial abordar el estudio del “reaccionarismo” reconociendo las legítimas preocupaciones y desazones que pueden impulsar a determinadas personas a tomar perspectivas reaccionarias con marcados elementos positivos.