La teoría política del muro
Recuerdo con nostalgia como tras fundar Unidad Alavesa hicimos un viaje a Berlín. El avión que nos llevó se llamaba Álava. Los pasajeros éramos miembros de la sociedad y aspirantes a ser elegidos para el Parlamento vasco en 1990. Aquellas colas en el aeropuerto sito en el Berlín Oriental. El aspecto poco tranquilizador de la policía de fronteras, secuaces del otro lado del Muro. Aquel muro que dividía Europa. Y que pudimos atravesar hasta que en otro viaje comprobamos cómo se derribaba. De aquel muro aun guardo, a modo de recuerdos, trozos que están a disposición de quienes acuden a mi casa orientada al nordeste marino Cantábrico.
El día de San Andrés comenzaba el tiempo de invierno al norte del norte. La flota estaba amarrada en las rías que fueron puertos naturales de la Galicia marinera y gallego-parlante. Los temporales instalados y adueñados de nuestros pueblos invitaban a las tertulias en cantinas donde los patrones curtidos por singladuras en barcos de madera nos ilustraban sobre el mundo que había en otras costas lejanas. No había muros entre generaciones. Al calor del fuego en la lumbre de las cocinas celebrábamos lo que en Europa era el comienzo del tiempo de Adviento. Una auténtica y hospitalaria parada en paz y reuniendo a los vecinos que cantaban melodías populares superando los tics de una dictadura que comenzó con un golpe de Estado, una guerra incivil y una larga oprobiosa que desembocó en 1978 con el consenso convivencial amparado por la octava Constitución para el reino de España.
El gran escritor Pérez Reverte ha hecho un gran análisis del presidente del Gobierno: le ha definido como un personaje "fascinante" a la vez que "amoral", un "malo maquiavélico" que, en su opinión, "no ha leído un libro en su vida". Pablo Motos le ha preguntado por lo que está haciendo Pedro Sánchez. "Yo estoy contra la amnistía", ha aclarado primero, para describir después al presidente del Gobierno: "Es un aventurero de la política, un pistolero, un asesino, que es un tipo que no repara en nada, es el instinto asesino del jugador de ajedrez". Un personaje "fascinante" a la vez que "amoral".
A mí me ha traído de inmediato el recuerdo y el repaso a las obras del gran español Don Gregorio Marañón. No es la primera vez ni será la última. "El Conde Duque de Olivares: la pasión de mandar". Convencido estoy de que Sánchez habría sido un personaje para el gran médico y escritor.
Tres son las coordenadas de esta Legislatura. Interpretar la Constitución como los Papas interpretan las leyes de la Iglesia. Levantar un muro entre socios parlamentarios y oposición que conforman sociedad civil no adscrita al sanchismo, oposición partidaria y poder judicial. Seguir cambiando de opinión o tratando de engañar a inventario para mantener el poder omnipotente.
A tales realidades hay que poner coto, pero evitando caer en los mismos espacios que delimita el sanchismo. Hace falta valor, confianza en la democracia y el Estado de Derecho para añadir creatividad. El objetivo es triple. Que el propio socialismo se enfrente con el sanchismo. Que el Senado sea una auténtica Cámara de representación para el Estado de las Autonomías. Que la sociedad civil y la oposición no sólo miren a la Jefatura del Estado, sino que le apliquen los mismos criterios que hacen de la necesidad virtud. El papel del Rey debe adecuarse a las nuevas coordenadas y tal como se espera desde 1978 o con el último discurso en Las Cortes, sea el primer valedor defensor de la Carta Magna.
Hay que estimular la conciencia socio-política de los socialistas. Los que por convicción defienden y exigen: libertad, igualdad y solidaridad. Hechos que contiene la Constitución vigente. Por lo tanto, son los socialistas los primeros que deben derribar ese muro que ha levantado Sánchez en una nueva etapa que como Concilio Sanchista reunió, con Zapatero de druida masónico, sus huestes para levantar también un muro frente al socialismo nacido en Suresnes con Felipe y Alfonso.
Hagamos del Senado la Cámara de autodeterminación territorial. Promover debates en el Senado sin necesidad de estar en exclusiva pendientes de los que mandan desde el Congreso. El Senado tiene y debe aprovechar la oportunidad y así ganarse prestigio y utilidad. Debe defender y aplicar los contenidos de los Estatutos de Autonomía que junto a la Constitución son un bloque que dimensiona el Estado de Derecho y por tanto el acceso a la ciudadanía española desde cualquier territorio. Y en el colmo de la iniciativa, propongo dos. La presencia del Jefe del Estado en tal espacio y la petición de consultas a todos los españoles sobre asuntos de interés general por las mismas razones que esgrimen los nacionalistas para sus creencias y presuntas nacionalidades.
Tal como se adivinaba, este Gobierno comienza con tres escenarios muy complicados. Explicar y convencer a la justicia europea del contenido y continente de la amnistía. Soportar la oposición que hay en Sumar con Podemos y que se traslada al propio núcleo gubernamental. Digerir la desconfianza con actitud chulesca de Puigdemont que además de no fiarse de los cambios de opinión del tal Sánchez, sabe que debe pugnar por la independencia en marcha para competir en el espacio electoral nacionalista de Cataluña, si bien en tal espacio cada vez hay menos ciudadanos y eso beneficiará al PP y a los socialistas.
El PP no debería cometer errores. No debería seguir despreciando acomplejadamente a Vox. Los va a necesitar. Esa petición que han hecho al partido que dirige Santi Abascal para que no se presenten en Galicia y País Vasco es una falacia. Un partido nacional debe presentarse en todos los espacios electorales y luego desde esa representación pactar los acuerdos que sean precisos y necesarios para una España unida en igualdad de trato para esos fragmentos de Estado que son las Comunidades Autónomas. Cada vez llevamos peor los ciudadanos el trato privilegiado a Cataluña y Euskadi.
Recuerdo con nostalgia como tras fundar Unidad Alavesa hicimos un viaje a Berlín. El avión que nos llevó se llamaba Álava. Los pasajeros éramos miembros de la sociedad y aspirantes a ser elegidos para el Parlamento vasco en 1990. Aquellas colas en el aeropuerto sito en el Berlín Oriental. El aspecto poco tranquilizador de la policía de fronteras, secuaces del otro lado del Muro. Aquel muro que dividía Europa. Y que pudimos atravesar hasta que en otro viaje comprobamos cómo se derribaba. De aquel muro aun guardo, a modo de recuerdos, trozos que están a disposición de quienes acuden a mi casa orientada al nordeste marino Cantábrico.
El día de San Andrés comenzaba el tiempo de invierno al norte del norte. La flota estaba amarrada en las rías que fueron puertos naturales de la Galicia marinera y gallego-parlante. Los temporales instalados y adueñados de nuestros pueblos invitaban a las tertulias en cantinas donde los patrones curtidos por singladuras en barcos de madera nos ilustraban sobre el mundo que había en otras costas lejanas. No había muros entre generaciones. Al calor del fuego en la lumbre de las cocinas celebrábamos lo que en Europa era el comienzo del tiempo de Adviento. Una auténtica y hospitalaria parada en paz y reuniendo a los vecinos que cantaban melodías populares superando los tics de una dictadura que comenzó con un golpe de Estado, una guerra incivil y una larga oprobiosa que desembocó en 1978 con el consenso convivencial amparado por la octava Constitución para el reino de España.
El gran escritor Pérez Reverte ha hecho un gran análisis del presidente del Gobierno: le ha definido como un personaje "fascinante" a la vez que "amoral", un "malo maquiavélico" que, en su opinión, "no ha leído un libro en su vida". Pablo Motos le ha preguntado por lo que está haciendo Pedro Sánchez. "Yo estoy contra la amnistía", ha aclarado primero, para describir después al presidente del Gobierno: "Es un aventurero de la política, un pistolero, un asesino, que es un tipo que no repara en nada, es el instinto asesino del jugador de ajedrez". Un personaje "fascinante" a la vez que "amoral".
A mí me ha traído de inmediato el recuerdo y el repaso a las obras del gran español Don Gregorio Marañón. No es la primera vez ni será la última. "El Conde Duque de Olivares: la pasión de mandar". Convencido estoy de que Sánchez habría sido un personaje para el gran médico y escritor.
Tres son las coordenadas de esta Legislatura. Interpretar la Constitución como los Papas interpretan las leyes de la Iglesia. Levantar un muro entre socios parlamentarios y oposición que conforman sociedad civil no adscrita al sanchismo, oposición partidaria y poder judicial. Seguir cambiando de opinión o tratando de engañar a inventario para mantener el poder omnipotente.
A tales realidades hay que poner coto, pero evitando caer en los mismos espacios que delimita el sanchismo. Hace falta valor, confianza en la democracia y el Estado de Derecho para añadir creatividad. El objetivo es triple. Que el propio socialismo se enfrente con el sanchismo. Que el Senado sea una auténtica Cámara de representación para el Estado de las Autonomías. Que la sociedad civil y la oposición no sólo miren a la Jefatura del Estado, sino que le apliquen los mismos criterios que hacen de la necesidad virtud. El papel del Rey debe adecuarse a las nuevas coordenadas y tal como se espera desde 1978 o con el último discurso en Las Cortes, sea el primer valedor defensor de la Carta Magna.
Hay que estimular la conciencia socio-política de los socialistas. Los que por convicción defienden y exigen: libertad, igualdad y solidaridad. Hechos que contiene la Constitución vigente. Por lo tanto, son los socialistas los primeros que deben derribar ese muro que ha levantado Sánchez en una nueva etapa que como Concilio Sanchista reunió, con Zapatero de druida masónico, sus huestes para levantar también un muro frente al socialismo nacido en Suresnes con Felipe y Alfonso.
Hagamos del Senado la Cámara de autodeterminación territorial. Promover debates en el Senado sin necesidad de estar en exclusiva pendientes de los que mandan desde el Congreso. El Senado tiene y debe aprovechar la oportunidad y así ganarse prestigio y utilidad. Debe defender y aplicar los contenidos de los Estatutos de Autonomía que junto a la Constitución son un bloque que dimensiona el Estado de Derecho y por tanto el acceso a la ciudadanía española desde cualquier territorio. Y en el colmo de la iniciativa, propongo dos. La presencia del Jefe del Estado en tal espacio y la petición de consultas a todos los españoles sobre asuntos de interés general por las mismas razones que esgrimen los nacionalistas para sus creencias y presuntas nacionalidades.
Tal como se adivinaba, este Gobierno comienza con tres escenarios muy complicados. Explicar y convencer a la justicia europea del contenido y continente de la amnistía. Soportar la oposición que hay en Sumar con Podemos y que se traslada al propio núcleo gubernamental. Digerir la desconfianza con actitud chulesca de Puigdemont que además de no fiarse de los cambios de opinión del tal Sánchez, sabe que debe pugnar por la independencia en marcha para competir en el espacio electoral nacionalista de Cataluña, si bien en tal espacio cada vez hay menos ciudadanos y eso beneficiará al PP y a los socialistas.
El PP no debería cometer errores. No debería seguir despreciando acomplejadamente a Vox. Los va a necesitar. Esa petición que han hecho al partido que dirige Santi Abascal para que no se presenten en Galicia y País Vasco es una falacia. Un partido nacional debe presentarse en todos los espacios electorales y luego desde esa representación pactar los acuerdos que sean precisos y necesarios para una España unida en igualdad de trato para esos fragmentos de Estado que son las Comunidades Autónomas. Cada vez llevamos peor los ciudadanos el trato privilegiado a Cataluña y Euskadi.