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Elena García
Domingo, 24 de Diciembre de 2023 Tiempo de lectura:

La mujer y las cuotas (I)

Las feministas denuncian una y otra vez que las mujeres están discriminadas en todo tipo de trabajos de cierto nivel: ejecutivas, escritoras, directoras de cine, en desempeño en puestos políticos, etc.; sin embargo, para trabajos como albañilería, mecánica, electricidad, instalación y mantenimiento, transporte y otros muchos, aquí no importa que el 97 % sean realizados por hombres.

     

De ahí que promuevan continuamente las cuotas, o discriminación positiva en unos trabajos, pero no en otros -que, en principio, serían más incómodos, o que requerirían de más fuerza física-. También aseguran que la discriminación es económica, que ocupando los mismos puestos de trabajo el sueldo de ellos es más alto en general. Analizaremos esta «supuesta discriminación».

   

Miro en un diario, referencia del pensamiento de «progreso», que no pierde ocasión de “denunciar” la "discriminación a que se somete a la mujer".  Busco en la sección de Opinión y Análisis de dicho periódico y tenemos a dieciocho articulistas. Estamos en 2013.  ¡Solo uno, una, es mujer! No puede ser. Empiezo a buscar una explicación. ¿Por qué no el 50%?, ¿o el 40%, al menos?, ¿ni siquiera el 30%? Cuatro años después, 2017, durante los cuales este periódico no ha dejado de mostrar su adhesión a la causa «feminista», encontramos que -en los artículos de opinión- de dieciocho columnistas, solo uno es mujer, ¡5,5 %!

 

Y el hecho es que el porcentaje de mujeres licenciadas en Ciencias de la Información es superior al de hombres. ¿Acaso no es cierto que en las facultades de periodismo o de económicas más del 60% de quienes obtienen la licenciatura son mujeres? ¿Por qué se produce esta diferencia entre licenciadas y trabajadoras, entonces? Y lo mismo puede decirse de otros diarios, especialmente en las secciones de análisis y opinión o incluso de dirección.

 

Por otra parte, si vamos a las cartas al director y los comentarios que hacen los lectores sobre artículos, los de mujeres son sumamente reducidos respecto a los de hombres, ¿alguien impide a la mujer hacer comentarios en periódicos y revistas digitales sobre temas sociales, políticos, religiosos, etc.? ¿Será que la mujer lee menos, que se interesa menos por estos temas, que no gusta de dedicar su tiempo a escribir? Quizá la pregunta que se hace la mujer desde el punto de vista práctico es: «¿Para qué va a servir? ¿para qué perder el tiempo?» ¿No puede ser indicativo de que la mujer en general vive más centrada en su vida cotidiana, personal, en sus problemas particulares, mientras que el hombre parece proyectarse más hacia lo abstracto, lo impersonal, aunque a la larga nos afecte a todos?

 

Y ¿qué decir del mundo de los “youtubers”? La proporción entre hombres y mujeres que tienen canales en youtube suele ser de 10 a 1 en temas de política, historia, sociedad o, también, en el mundo de los videojuegos, si no menos. ¿Alguien impide a las mujeres abrir su propio canal?

 

Y no culpo al periódico “campeón” en la defensa de la mujer sometida al «machismo», ni creo que tenga que salir a cazar mujeres «articulistas de opinión» -tampoco culpo a los demás periódicos. Solo puede tachar de oportunista al “campeón del feminismo”, de estar subido en la ola de lo «políticamente correcto» que después desmiente con los hechos; y, naturalmente, de hipócrita o de cínico. Si bien es cierto -no sabemos si en un intento de enmendar su trayectoria- que en los últimos cinco años ha nombrado a dos mujeres para dirigir el periódico y el número de articulistas mujeres ha subido notablemente.

 

Una respuesta de las ideólogas podrían ser que las mujeres no están acostumbradas a manifestar su opinión por llevar siglos de «sumisión», algo que, si consideramos los últimos cuarenta o cincuenta años, resulta inverosímil. Las opiniones se expresan libremente en cualquier centro educativo y me atrevería a decir que las expresan con más frecuencia las alumnas que los alumnos.

 

¿Qué explicación podemos encontrar a esta diferencia de porcentaje en la publicación de artículos de hombres y mujeres?, ¿se interesan menos las mujeres por la política, por los problemas sociales?, ¿escriben peor?, ¿será que las mujeres tienen menos capacidad de reflexión, de crítica? Vamos a "los intereses", a las prioridades: ¿por qué van a ser los intereses de las mujeres los mismos que los de los hombres? Sobre los intereses de la mujer quizá no se equivocaba Julián Marías cuando escribía que: “A la mujer la dejan relativamente indiferente los «sucesos», porque sabe que pasarán y quedará la vida permanente. Sus quehaceres cotidianos e imperiosos se lo han enseñado”. (La mujer y su sombra, 68).

 

Solo hay que ver, o había que ver, pues ahora la prensa es mayoritariamente digital, qué compran ellos y qué compran ellas en los kioscos. Prensa deportiva y generalista es lo que compran y leen ellos mayoritariamente; revistas del corazón o de decoración es lo que compran ellas. Estos diferentes intereses tendrían, naturalmente, su correlación con las mujeres dedicadas a escribir en la prensa, o incluso ensayos sobre política, economía, sociedad, etc.

 

Ya hemos hecho la observación de que el número de licenciadas en periodismo es mayor que el de hombres, y esto se nota por ejemplo en las ruedas de prensa con algún dirigente político donde a simple vista se ve que hay tantas periodistas (ellas) como periodistas (ellos). ¿Por qué será? Ello supone que hay equilibrio en lo que se refiere a la descripción de acontecimientos o preguntas rutinarias sobre un guion. ¿Qué diferencia hay con los artículos de opinión? Pues una diferencia fundamental es que para los artículos de opinión se requiere más tiempo de recopilación de datos y lecturas, de reflexión, capacidad de análisis; que no tiene horario, entre otras características. Algo que va más allá de la simple descripción. Una cierta obsesión —un estar centrado en— que entra en colisión con otras actividades de la vida, muy preciadas para la mujer.

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