Un vistazo a la tecnología detrás de los rayos X
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Desde su descubrimiento en 1895 por el profesor Wilhem Conrad Röntgen, quien hizo la primera radiografía de la historia (tomando imágenes a la mano de su mujer, lo que le tomó 30 minutos), los rayos X han revolucionado el campo de la medicina al permitir la obtención de imágenes internas del cuerpo humano.
En este artículo nos adentramos en la tecnología utilizada para generar y detectar estos estudios por imágenes. También veremos los diferentes tipos de pruebas de rayos X, como las radiografías convencionales, las tomografías computarizadas y la fluoroscopia. Por último, describimos cómo se lleva a cabo un estudio de este tipo desde la perspectiva del paciente, incluyendo la preparación, la posición durante el examen y la duración del procedimiento.
Tecnología utilizada para generar rayos X
Detrás de la generación de los rayos X se encuentran tubos de rayos X, dispositivos que utilizan corriente eléctrica para producir radiación electromagnética de alta energía.
Estos tubos se componen de un cátodo y un ánodo, entre los cuales se genera un arco eléctrico. Al aplicar una corriente, los electrones sufren una aceleración hacia el ánodo, donde se produce el impacto con el metal. Es el choque el que genera los rayos X, que luego son dirigidos hacia el paciente.
Detectores de imágenes de rayos X
Una vez que los rayos X han atravesado el cuerpo del paciente, se emplean detectores de imágenes para capturar la radiación y convertirla en una imagen que pueda ser visualizada
Aunque en el pasado se utilizaban películas radiográficas, hoy día los detectores digitales se han vuelto más comunes. Estos convierten los rayos X en señales eléctricas y las transforman en imágenes digitales de alta resolución. Gracias a esto, tienen ventajas significativas, por ejemplo, una mayor eficiencia en la captura de imágenes y la posibilidad de manipular y almacenar los resultados de forma electrónica.
Tipos de estudios de rayos X
Los estudios de rayos X abarcan una amplia gama de aplicaciones y ofrecen a los médicos una visión detallada de diversas condiciones de salud.
Algunos de los tipos más comunes son los que describimos a continuación:
- Radiografías convencionales: se trata de las imágenes de rayos X más básicas y conocidas, las cuales se utilizan comúnmente para examinar huesos, órganos y tejidos blandos. Son muy útiles para detectar fracturas óseas, tumores y enfermedades pulmonares.
- Tomografías computarizadas: las TC son estudios más avanzados que generan imágenes en secciones transversales del cuerpo. Utilizan múltiples haces de rayos X que giran alrededor del paciente, lo que hace posible una visualización detallada de las estructuras internas. Se usan en el diagnóstico de enfermedades cardíacas, cánceres, lesiones cerebrales y trastornos abdominales.
- Fluoroscopia: es una técnica en la que se obtienen imágenes en tiempo real de órganos que se encuentran en movimiento. Para esto, se emplea un intensificador de imagen que amplifica la radiación y muestra las imágenes en una pantalla. Se le utiliza en procedimientos de cateterismo cardíaco, intervenciones guiadas por imagen y en estudios de tránsito intestinal.
¿Cómo se realiza un estudio de rayos X?
Si bien el procedimiento de un estudio de rayos X tiene algunas variaciones según el tipo de examen, por lo general, involucra estos pasos:
1. Preparación: en la mayoría de los casos no es necesaria esta fase. No obstante, dependiendo del estudio es posible que se requiera una preparación específica. Por ejemplo, si se trata de una radiografía abdominal, al paciente se le puede indicar un ayuno durante varias horas antes del examen.
2. Posición durante el examen: el paciente debe colocarse en una posición específica según las indicaciones del radiólogo, la cual permita obtener imágenes claras de la zona del cuerpo que se está estudiando.
3. Duración del procedimiento: un estudio de rayos X puede requerir desde unos pocos minutos hasta más de una hora. Esto depende de la complejidad del estudio y la cantidad de imágenes requeridas.
Desde su descubrimiento en 1895 por el profesor Wilhem Conrad Röntgen, quien hizo la primera radiografía de la historia (tomando imágenes a la mano de su mujer, lo que le tomó 30 minutos), los rayos X han revolucionado el campo de la medicina al permitir la obtención de imágenes internas del cuerpo humano.
En este artículo nos adentramos en la tecnología utilizada para generar y detectar estos estudios por imágenes. También veremos los diferentes tipos de pruebas de rayos X, como las radiografías convencionales, las tomografías computarizadas y la fluoroscopia. Por último, describimos cómo se lleva a cabo un estudio de este tipo desde la perspectiva del paciente, incluyendo la preparación, la posición durante el examen y la duración del procedimiento.
Tecnología utilizada para generar rayos X
Detrás de la generación de los rayos X se encuentran tubos de rayos X, dispositivos que utilizan corriente eléctrica para producir radiación electromagnética de alta energía.
Estos tubos se componen de un cátodo y un ánodo, entre los cuales se genera un arco eléctrico. Al aplicar una corriente, los electrones sufren una aceleración hacia el ánodo, donde se produce el impacto con el metal. Es el choque el que genera los rayos X, que luego son dirigidos hacia el paciente.
Detectores de imágenes de rayos X
Una vez que los rayos X han atravesado el cuerpo del paciente, se emplean detectores de imágenes para capturar la radiación y convertirla en una imagen que pueda ser visualizada
Aunque en el pasado se utilizaban películas radiográficas, hoy día los detectores digitales se han vuelto más comunes. Estos convierten los rayos X en señales eléctricas y las transforman en imágenes digitales de alta resolución. Gracias a esto, tienen ventajas significativas, por ejemplo, una mayor eficiencia en la captura de imágenes y la posibilidad de manipular y almacenar los resultados de forma electrónica.
Tipos de estudios de rayos X
Los estudios de rayos X abarcan una amplia gama de aplicaciones y ofrecen a los médicos una visión detallada de diversas condiciones de salud.
Algunos de los tipos más comunes son los que describimos a continuación:
- Radiografías convencionales: se trata de las imágenes de rayos X más básicas y conocidas, las cuales se utilizan comúnmente para examinar huesos, órganos y tejidos blandos. Son muy útiles para detectar fracturas óseas, tumores y enfermedades pulmonares.
- Tomografías computarizadas: las TC son estudios más avanzados que generan imágenes en secciones transversales del cuerpo. Utilizan múltiples haces de rayos X que giran alrededor del paciente, lo que hace posible una visualización detallada de las estructuras internas. Se usan en el diagnóstico de enfermedades cardíacas, cánceres, lesiones cerebrales y trastornos abdominales.
- Fluoroscopia: es una técnica en la que se obtienen imágenes en tiempo real de órganos que se encuentran en movimiento. Para esto, se emplea un intensificador de imagen que amplifica la radiación y muestra las imágenes en una pantalla. Se le utiliza en procedimientos de cateterismo cardíaco, intervenciones guiadas por imagen y en estudios de tránsito intestinal.
¿Cómo se realiza un estudio de rayos X?
Si bien el procedimiento de un estudio de rayos X tiene algunas variaciones según el tipo de examen, por lo general, involucra estos pasos:
1. Preparación: en la mayoría de los casos no es necesaria esta fase. No obstante, dependiendo del estudio es posible que se requiera una preparación específica. Por ejemplo, si se trata de una radiografía abdominal, al paciente se le puede indicar un ayuno durante varias horas antes del examen.
2. Posición durante el examen: el paciente debe colocarse en una posición específica según las indicaciones del radiólogo, la cual permita obtener imágenes claras de la zona del cuerpo que se está estudiando.
3. Duración del procedimiento: un estudio de rayos X puede requerir desde unos pocos minutos hasta más de una hora. Esto depende de la complejidad del estudio y la cantidad de imágenes requeridas.