Sansón gritó ¡Muera yo con los filisteos!, y con su descomunal fuerza quebró las columnas del palacio, que cayó y lo mató, pero también a aquellos enemigos. 

El duopolio de las televisiones privadas Atresmedia y Mediaset amenaza al Gobierno con igual final si le devuelve la publicidad a TVE, lo que les restaría de parte de sus ingentes ingresos actuales. 

Notables figuras del PP informaron al cronista: una campaña de las televisiones, más que contra el Gobierno, contra el sistema constitucional, podría crear un estado de ánimo que erosionaría gravemente la democracia. 

La ciudadanía está indignada con la corrupción de muchos responsables del PP, del PSOE, pero también de partidos como IU y los nacionalistas, y de los sindicatos. Hay quien ya grita ¡Podemos: que caiga todo de una vez! 

Los medios han cumplido con su deber de informar, pero las televisiones privadas casi no cubren otras noticias que las de la corrupción y los peores sucesos, transmitiendo solamente el pesimismo que genera ira: ¿Por qué? 

Algunos políticos invitan a observar que desde principios de año, cuando se supo que podía devolvérsele la publicidad a TVE, Antena 3 y La Sexta, del grupo Planeta, y Mediaset, de Berlusconi, propietario de Telecinco y la Cuatro, crearon o aprovecharon, por ejemplo, el fenómeno del mediático ultraizquierdista Pablo Iglesias Turrión (PIT). 

La indignación por la corrupción y la larguísima crisis económica, su multiplicación televisiva, más la utilización también televisiva de la demagogia bolivariana de PIT, han elaborado un rupturismo que devora a IU, está hiriendo al PSOE y ha llegado a parte de las antes inamovibles bases del PP. 

El duopolio, como Sansón, amenaza a Rajoy, pero también a todos nosotros. 

Devolverle a TVE la publicidad que le regaló Zapatero a las privadas, quitándosela a la cadena estatal, y aun siendo una medida lógica en un sistema económico liberal, resulta ahora un arma que amenaza con asesinar al Estado.