Ciruelos de Pradales
![[Img #25808]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/04_2024/5503_imagen1.png)
Ciruelos de Pradales es una pedanía prácticamente deshabitada del actual municipio de Carabias, en la provincia de Segovia. Pertenece a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, como dice el cartel, que es una demarcación territorial histórica de la provincia de Segovia, previa a la división provincial de Javier de Burgos de 1833. De hecho, cada uno de los núcleos de población del actual municipio de Carabias, esto es Ciruelos de Pradales, Pradales y Carabias, pertenecen cada uno a una Comunidad de Villa y Tierra distinta. Ciruelos de Pradales a la de Sepúlveda, Pradales a la de Montejo y Carabias a la de Maderuelo.
A día de hoy se llama Carabias a todo el municipio, pero en realidad históricamente Carabias era solo una pedanía del municipio de Pradales hasta 2016, porque este núcleo de población era el más habitado de los tres y era el que daba nombre a todo el municipio. Lo que ocurrió ese año es que se constató la práctica despoblación de Pradales, salvo en verano, y por ello se decidió, por parte de los propios habitantes y por tema logístico, para el caso de tener que solicitar subvenciones y demás, cambiar el nombre por el del núcleo de población habitado permanentemente, que era Carabias, que está junto a la autovía nacional 1 Madrid-Irún, ubicación que le ha dado finalmente ventaja a este último.
![[Img #25809]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/04_2024/1971_imagen2.png)
No me digan si no tenía que traer aquí el conocimiento de esta población, en una serie que se llama El balle del ziruelo, dedicada expresamente a las majaderías que nos ha hecho tragar durante bastante más de cien años ya, el nacionalismo vasco, desde que su fundador, Sabino Arana tuvo a bien pensar que el País Vasco y demás tierras donde se habla eusquera forman una nación distinta de España. Será una casualidad, no digo que no, pero el hecho de que el actual candidato por el PNV a lendacari se llame Imanol Pradales y que el apellido del fundador del PNV signifique ciruelo es demasiado coincidente con que haya una localidad que se llame Ciruelos de Pradales, en la provincia de Segovia.
No me digan si no tenía que traer ese conocimiento aquí.
Hay quien me dice que no me meta tanto con Imanol Pradales por el tema de su procedencia y sus apellidos, puesto que su nombramiento demuestra que el PNV quiere dejar de ser supremacista por el procedimiento de dejar de lado el tema de la predominancia de los apellidos como condición inexcusable para ser vasco de primera categoría.
Visto así pareciera que lo del PNV es un acto de buena voluntad, reflexionado y madurado. Pero, como diría el filósofo ilustrado escocés David Hume, aplicado aquí al caso nacionalista vasco, “ese sería un grado de perfección que se considera justamente que no está al alcance de la condición humana”. A mí me da que esa razón antisupremacista sería la última que deberíamos considerar aquí para entender el nombramiento de Pradales. Sería tanto como decir que Pedro Sánchez se alió con los nacionalistas e independentistas para, como él mismo dice, conseguir la cohesión y la concordia o no sé qué sustantivo utiliza para definir eso (concordia no creo, porque ese es el término que utilizó Adolfo Suárez en su epitafio: “La concordia fue posible”). Lo de Pedro Sánchez vino dado por la necesidad más prosaica, la que tiene que ver con el poder. En el caso del PNV, poner a un tal Pradales como candidato a lendacari ha sido una decisión de la cúpula, seguramente personal de Andoni Ortuzar, un señor aficionado a disfrazarse ostentosamente en carnavales, para dar un golpe de efecto y atraerse definitivamente a una muchedumbre de vascos que han apoyado al nacionalismo desde la reinstauración de la democracia de partidos en España, pero que lo han hecho sin participar nunca de sus órganos de dirección porque eran excluidos sistemáticamente, o se autoexcluían quizás más bien, habiendo interiorizado esa exclusión por timidez, por acomplejamiento, por no ser pata negra, por no tener apellidos eusquéricos, la marca de la casa para considerarse vascos de pleno derecho.
Está claro que Imanol Pradales Gil no ha movido un dedo para llegar a esa condición de candidato a lendacari. Le han elegido, más bien. ¿Quiénes? Los patanegra, los ciruelos de su partido. Él ha estado ahí, haciendo lo que le decían, cumpliendo a rajatabla como buen militante y cuadro del partido, hasta dirigir diversos departamentos de la Diputación de Vizcaya, que era donde ha estado estos últimos años. En definitiva, que no me creo que la elección de Pradales suponga un viraje en cuanto al supremacismo originario del PNV. Entiendo que en el partido seguirán gobernando los ciruelos de siempre y que han elegido a Pradales como fórmula de éxito porque saben que el grueso de su militancia y simpatizantes es del mismo perfil sociológico y cultural que Pradales, por una simple razón de número: más del 50% de la población vasca es así, sin apellidos eusquéricos, la mayoría procedente de la inmigración histórica al País Vasco durante todo el siglo XX, con dos picos altos al comienzo del periodo y en las décadas centrales del mismo, sobre todo años 60 y 70. Eso fue lo que cambió para siempre la cara del País Vasco y de ese fenómeno aún vivimos.
Lo que ha hecho el PNV es darle carta de naturaleza política a esa realidad incuestionable, con la elección de Pradales, pero controlando el proceso, sin renunciar al antiespañolismo de siempre porque esa es su razón de ser como partido.
Pradales simplemente se dejará hacer. Tiene una tesis doctoral sobre el tema del empleo, de la que sacó un libro, al que le dieron el premio “Realidad Social Vasca 2004”, titulado Estructura social del empleo en la CAPV, publicado por el Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco, claro está, de cuando Ibarretxe era lendacari. En este libro lo curioso del caso, para ser su autor un nacionalista vasco y ahora candidato a lendacari además, es que solo se refiere al País Vasco, o como dice el título, a la Comunidad Autónoma Vasca. Para nada habla de Navarra y mucho menos del País Vasco francés. ¿Qué clase de nacionalista se dedica en una tesis a hablar solo del empleo en una parte de lo que ellos consideran Euskadi? Es que además el término Euskadi solo aparece en el texto en una ocasión, en una sola ocasión, cuando se refiere al “Parque Tecnológico de Miñano (1992) –miembro de la red de parques de Euskadi junto con Zamudio (Bizkaia) y Miramón (Gipuzkoa)”. Y lo hace ¡en la página 302! de 472 en total que tiene el libro, incluyendo anexos, gráficos y bibliografía. Porque dice en un momento dado “parques de Euskadi”, punto pelota. Hay otra ocasión en que se refiere al informe “El empleo en Euskadi 1999”, pero se está refiriendo a una obra ajena que está citando, no porque él haya puesto eso de Euskadi. Es como las demás apariciones del término Euskadi en el libro, que son ya las de los libros que cita en la bibliografía final y cuyos títulos contienen el término Euskadi. En definitiva, que Pradales solo habla aquí de la CAPV, o sea la Comunidad Autónoma del País Vasco, en el más pulcro sentido constitucionalista autonomista.
Todo lo cual viene a corroborar la idea de que Pradales no es independentista, ni por formación ni por carácter. ¡Cómo iba a serlo con la biografía que tiene y con la tesis que hizo! No tiene la pinta de un abertzale radical, eso está claro, ni el talante. Muchos se animarán a votarle por eso, eso es prácticamente seguro y por eso es por lo que lo han elegido los ciruelos que controlan el partido. Pero lo que cuenta aquí, y que por eso lo critico acerbamente, es que para mí está siendo utilizado malamente, y desde su más tierna infancia, por el nacionalismo para dar una imagen de producto marca PNV, o sea, amarrategui, aprovechategui, autonomista, pero, eso sí, dispuesto a lo que haga falta para satisfacer a sus jefes. Y sus jefes están ahora por la cosa moderada.
A lo que no renuncia el nacionalismo vasco es a reivindicar la nación vasca en Europa, como dicen ellos ahora, puenteando a España claro está. Y eso es lo que no resulta creíble en un Pradales Gil, cuyo primer apellido es el de una localidad de la provincia de Segovia y que tiene que tener parientes, a buen seguro, repartidos por Castilla, más concretamente por Burgos, que es de donde procede su familia, parece ser.
Me parece que los nacionalistas pata negra están utilizando a este hombre como a un muñeco de ventrílocuo y es por eso que creo que hay que denunciarlo. Mis sarcasmos por su apellido nada tienen que ver con los que les hizo Sabino Arana a los maquetos desde el principio. Entre otras cosas porque para eso yo soy tan maqueto como Pradales. Yo no intento mortificarle por sus apellidos para ponerle así una barrera infranqueable, como hicieron los nacionalistas cuando no admitían en su club a los de apellido foráneo. Yo no le excluyo de nada. Por eso no es lo mismo, ni por asomo, mi crítica por sus apellidos que la que les hicieron los nacionalistas a los maquetos desde que empezaron con su matraca. Por eso me puedo permitir criticar un comportamiento, una actitud, una forma de actuar que no tiene nada que ver con una cualidad de su persona, como son sus apellidos, que le vinieron dados al nacer. Yo de Pradales critico el dejarse manipular por una panda de boronos aprovechados antiespañoles. Eso es lo que le critico. No que se apellide Pradales. Porque para eso yo también me apellido Chacón. Y qué. Esa es mi ventaja. Y hay que hacerlo más todavía ahora porque ahora es cuando los nacionalistas no se atreven a criticar a nadie por sus apellidos, porque ya lo hicieron a destajo desde un principio, de lo que ya he dado pruebas sobradas en esta serie. Pero yo sí puedo criticar a Pradales, porque es alguien como yo, pero que se está dejando manipular por unos jetas que lo que quieren es seguir aprovechándose de España y de los españoles. Esos son los Ciruelos de Pradales en esta historia, empezando por el ciruelo número uno, Sabino Arana y continuando por el último, Andoni Ortuzar.
Ciruelos de Pradales es una pedanía prácticamente deshabitada del actual municipio de Carabias, en la provincia de Segovia. Pertenece a la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, como dice el cartel, que es una demarcación territorial histórica de la provincia de Segovia, previa a la división provincial de Javier de Burgos de 1833. De hecho, cada uno de los núcleos de población del actual municipio de Carabias, esto es Ciruelos de Pradales, Pradales y Carabias, pertenecen cada uno a una Comunidad de Villa y Tierra distinta. Ciruelos de Pradales a la de Sepúlveda, Pradales a la de Montejo y Carabias a la de Maderuelo.
A día de hoy se llama Carabias a todo el municipio, pero en realidad históricamente Carabias era solo una pedanía del municipio de Pradales hasta 2016, porque este núcleo de población era el más habitado de los tres y era el que daba nombre a todo el municipio. Lo que ocurrió ese año es que se constató la práctica despoblación de Pradales, salvo en verano, y por ello se decidió, por parte de los propios habitantes y por tema logístico, para el caso de tener que solicitar subvenciones y demás, cambiar el nombre por el del núcleo de población habitado permanentemente, que era Carabias, que está junto a la autovía nacional 1 Madrid-Irún, ubicación que le ha dado finalmente ventaja a este último.
No me digan si no tenía que traer aquí el conocimiento de esta población, en una serie que se llama El balle del ziruelo, dedicada expresamente a las majaderías que nos ha hecho tragar durante bastante más de cien años ya, el nacionalismo vasco, desde que su fundador, Sabino Arana tuvo a bien pensar que el País Vasco y demás tierras donde se habla eusquera forman una nación distinta de España. Será una casualidad, no digo que no, pero el hecho de que el actual candidato por el PNV a lendacari se llame Imanol Pradales y que el apellido del fundador del PNV signifique ciruelo es demasiado coincidente con que haya una localidad que se llame Ciruelos de Pradales, en la provincia de Segovia.
No me digan si no tenía que traer ese conocimiento aquí.
Hay quien me dice que no me meta tanto con Imanol Pradales por el tema de su procedencia y sus apellidos, puesto que su nombramiento demuestra que el PNV quiere dejar de ser supremacista por el procedimiento de dejar de lado el tema de la predominancia de los apellidos como condición inexcusable para ser vasco de primera categoría.
Visto así pareciera que lo del PNV es un acto de buena voluntad, reflexionado y madurado. Pero, como diría el filósofo ilustrado escocés David Hume, aplicado aquí al caso nacionalista vasco, “ese sería un grado de perfección que se considera justamente que no está al alcance de la condición humana”. A mí me da que esa razón antisupremacista sería la última que deberíamos considerar aquí para entender el nombramiento de Pradales. Sería tanto como decir que Pedro Sánchez se alió con los nacionalistas e independentistas para, como él mismo dice, conseguir la cohesión y la concordia o no sé qué sustantivo utiliza para definir eso (concordia no creo, porque ese es el término que utilizó Adolfo Suárez en su epitafio: “La concordia fue posible”). Lo de Pedro Sánchez vino dado por la necesidad más prosaica, la que tiene que ver con el poder. En el caso del PNV, poner a un tal Pradales como candidato a lendacari ha sido una decisión de la cúpula, seguramente personal de Andoni Ortuzar, un señor aficionado a disfrazarse ostentosamente en carnavales, para dar un golpe de efecto y atraerse definitivamente a una muchedumbre de vascos que han apoyado al nacionalismo desde la reinstauración de la democracia de partidos en España, pero que lo han hecho sin participar nunca de sus órganos de dirección porque eran excluidos sistemáticamente, o se autoexcluían quizás más bien, habiendo interiorizado esa exclusión por timidez, por acomplejamiento, por no ser pata negra, por no tener apellidos eusquéricos, la marca de la casa para considerarse vascos de pleno derecho.
Está claro que Imanol Pradales Gil no ha movido un dedo para llegar a esa condición de candidato a lendacari. Le han elegido, más bien. ¿Quiénes? Los patanegra, los ciruelos de su partido. Él ha estado ahí, haciendo lo que le decían, cumpliendo a rajatabla como buen militante y cuadro del partido, hasta dirigir diversos departamentos de la Diputación de Vizcaya, que era donde ha estado estos últimos años. En definitiva, que no me creo que la elección de Pradales suponga un viraje en cuanto al supremacismo originario del PNV. Entiendo que en el partido seguirán gobernando los ciruelos de siempre y que han elegido a Pradales como fórmula de éxito porque saben que el grueso de su militancia y simpatizantes es del mismo perfil sociológico y cultural que Pradales, por una simple razón de número: más del 50% de la población vasca es así, sin apellidos eusquéricos, la mayoría procedente de la inmigración histórica al País Vasco durante todo el siglo XX, con dos picos altos al comienzo del periodo y en las décadas centrales del mismo, sobre todo años 60 y 70. Eso fue lo que cambió para siempre la cara del País Vasco y de ese fenómeno aún vivimos.
Lo que ha hecho el PNV es darle carta de naturaleza política a esa realidad incuestionable, con la elección de Pradales, pero controlando el proceso, sin renunciar al antiespañolismo de siempre porque esa es su razón de ser como partido.
Pradales simplemente se dejará hacer. Tiene una tesis doctoral sobre el tema del empleo, de la que sacó un libro, al que le dieron el premio “Realidad Social Vasca 2004”, titulado Estructura social del empleo en la CAPV, publicado por el Servicio de Publicaciones del Gobierno Vasco, claro está, de cuando Ibarretxe era lendacari. En este libro lo curioso del caso, para ser su autor un nacionalista vasco y ahora candidato a lendacari además, es que solo se refiere al País Vasco, o como dice el título, a la Comunidad Autónoma Vasca. Para nada habla de Navarra y mucho menos del País Vasco francés. ¿Qué clase de nacionalista se dedica en una tesis a hablar solo del empleo en una parte de lo que ellos consideran Euskadi? Es que además el término Euskadi solo aparece en el texto en una ocasión, en una sola ocasión, cuando se refiere al “Parque Tecnológico de Miñano (1992) –miembro de la red de parques de Euskadi junto con Zamudio (Bizkaia) y Miramón (Gipuzkoa)”. Y lo hace ¡en la página 302! de 472 en total que tiene el libro, incluyendo anexos, gráficos y bibliografía. Porque dice en un momento dado “parques de Euskadi”, punto pelota. Hay otra ocasión en que se refiere al informe “El empleo en Euskadi 1999”, pero se está refiriendo a una obra ajena que está citando, no porque él haya puesto eso de Euskadi. Es como las demás apariciones del término Euskadi en el libro, que son ya las de los libros que cita en la bibliografía final y cuyos títulos contienen el término Euskadi. En definitiva, que Pradales solo habla aquí de la CAPV, o sea la Comunidad Autónoma del País Vasco, en el más pulcro sentido constitucionalista autonomista.
Todo lo cual viene a corroborar la idea de que Pradales no es independentista, ni por formación ni por carácter. ¡Cómo iba a serlo con la biografía que tiene y con la tesis que hizo! No tiene la pinta de un abertzale radical, eso está claro, ni el talante. Muchos se animarán a votarle por eso, eso es prácticamente seguro y por eso es por lo que lo han elegido los ciruelos que controlan el partido. Pero lo que cuenta aquí, y que por eso lo critico acerbamente, es que para mí está siendo utilizado malamente, y desde su más tierna infancia, por el nacionalismo para dar una imagen de producto marca PNV, o sea, amarrategui, aprovechategui, autonomista, pero, eso sí, dispuesto a lo que haga falta para satisfacer a sus jefes. Y sus jefes están ahora por la cosa moderada.
A lo que no renuncia el nacionalismo vasco es a reivindicar la nación vasca en Europa, como dicen ellos ahora, puenteando a España claro está. Y eso es lo que no resulta creíble en un Pradales Gil, cuyo primer apellido es el de una localidad de la provincia de Segovia y que tiene que tener parientes, a buen seguro, repartidos por Castilla, más concretamente por Burgos, que es de donde procede su familia, parece ser.
Me parece que los nacionalistas pata negra están utilizando a este hombre como a un muñeco de ventrílocuo y es por eso que creo que hay que denunciarlo. Mis sarcasmos por su apellido nada tienen que ver con los que les hizo Sabino Arana a los maquetos desde el principio. Entre otras cosas porque para eso yo soy tan maqueto como Pradales. Yo no intento mortificarle por sus apellidos para ponerle así una barrera infranqueable, como hicieron los nacionalistas cuando no admitían en su club a los de apellido foráneo. Yo no le excluyo de nada. Por eso no es lo mismo, ni por asomo, mi crítica por sus apellidos que la que les hicieron los nacionalistas a los maquetos desde que empezaron con su matraca. Por eso me puedo permitir criticar un comportamiento, una actitud, una forma de actuar que no tiene nada que ver con una cualidad de su persona, como son sus apellidos, que le vinieron dados al nacer. Yo de Pradales critico el dejarse manipular por una panda de boronos aprovechados antiespañoles. Eso es lo que le critico. No que se apellide Pradales. Porque para eso yo también me apellido Chacón. Y qué. Esa es mi ventaja. Y hay que hacerlo más todavía ahora porque ahora es cuando los nacionalistas no se atreven a criticar a nadie por sus apellidos, porque ya lo hicieron a destajo desde un principio, de lo que ya he dado pruebas sobradas en esta serie. Pero yo sí puedo criticar a Pradales, porque es alguien como yo, pero que se está dejando manipular por unos jetas que lo que quieren es seguir aprovechándose de España y de los españoles. Esos son los Ciruelos de Pradales en esta historia, empezando por el ciruelo número uno, Sabino Arana y continuando por el último, Andoni Ortuzar.