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Pablo Mosquera
Sábado, 27 de Abril de 2024 Tiempo de lectura:

Álava necesita otra Unidad Alavesa

Tuve muy claro que Álava iba a decidir el futuro de Euskadi en las elecciones del pasado domingo. Tuve la sorpresa de asumir cómo Bildu ganaba en Álava y en Vitoria. Lo primero me congratuló con el pasado político del que fui sujeto. Lo segundo me creó un terrible malestar al darme cuenta que aquella Álava en la que trabajé y nacieron mis hijos, nada tiene que ver con la que entre unos y otros han creado para esta primavera del 2024. ¿Cómo son posibles ambas cuestiones?

 

Como de costumbre me refugio en aquel discurso que me regalaron con motivo del que yo pronuncié en la Sociedad El Sitio de Bilbao. Me refiero al que pronunció el Presidente del Ateneo de Madrid un 21 de abril de 1934 y que tituló Don Manuel Azaña, su autor, "grandezas y miserias de la política".

 

"Vosotros vivis una vida cívica gracias al elevado tono urbano de Bilbao, en la cual ningún suceso importante de las corrientes del mundo deja de tener aquí repercusión y eco". "Cada uno de vosotros, aquí y fuera de aquí y en su vida personal, no podrá menos de estar embargado por la emoción de la vida pública...". Persuadir. La política no es una profesión, es una facultad y se tiene o no se tiene. La emoción política es el signo de la vocación y la vocación es el signo de la aptitud. Los móviles de la emoción política están en la percepción de la continuidad histórica, de la duración, de la observación, directa y personal del ambiente que nos circunda, observación respaldada por el sentimiento de justicia que es el gran motor de todas las innovaciones de las sociedades humanas.

 

"Los análisis de la emoción política desde su origen, componentes, instrumento para algo, lenguaje, fines de cada cual- el deseo de medrar, el instinto adquisitivo, el gusto de lucirse, el afán de mando- Pero por encima de todo: nosotros vamos a contribuir a determinar el futuro de nuestro pueblo". Desde este yo, hay que ser capaces de compartir con la sociedad para que esta se contagie de tal emoción.

 

"Pero la mayor de las tragedias tiene lugar cuando no se elige a los más dignos. Y es que hay pocos que delante de las muchedumbres resistan la tentación de hacerse elegir acariciando los defectos de la muchedumbre, halagándola, prometiéndole recompensas, sirviéndose de ella, y de todas las malas pasiones que alientan en ella". "Lo difícil delante de la multitud y la prueba esencial de la independencia del espíritu de un hombre, es conservar su primera ingenuidad con la misma espontaneidad del primer día en su primer contacto con ella".

 

Aplico lo que antecede por tres motivos. Azaña era un intelectual que nos hizo el honor de ser militante político. Azaña sabía emocionar a la concurrencia. Azaña apostó por las reformas necesarias a riesgo de ser maldito y morir en el exilio.

 

Traslado todo lo dicho y conocido a esa sorpresa para los que no se explican los resultados de Bildu en Vitoria y Álava. ¿Cómo es posible que un partido político de corte estalinista haya ganado en una provincia católica, burguesa, con alta calidad de vida y sede de las instituciones forales y comunes más importantes de la Comunidad Vasca?.

 

Pero resulta imposible acceder a la verdad. Los sanchistas blanquearon a Bildu y así lo convirtieron en un partido político al uso, sin pasado, comprometido con la política social, frentista para evitar el acceso del PP al Gobierno de España. Los conservadores del PP le dedicaron más esfuerzo a eliminar a Vox que a explicar lo que era el estalinismo que forma parte del ADN ideológico de Bildu.

 

Tanto sanchistas como conservadores, hicieron una campaña electoral continuista con los debates en las Cortes, trayendo a sus líderes nacionales para que siguieran con las mismas derivadas que hemos soportado desde las elecciones generales. Y así sólo quedó el PNV. El viejo partido que fundó Sabino Arana. Que se ha hecho rancio. Que ha perdido capacidad para seguir gestionando con eficiencia las competencias estatutarias. Y la noche del domingo electoral...salvo Podemos y Sumar, todos habían ganado las elecciones y sólo los alaveses las habían perdido. Eso y los gritos en favor de la independencia y lucha armada de Bildu.

 

Hace falta reactivar un movimiento ciudadano semejante a lo que fue Unidad Alavesa. Centrados en Álava, sus peculiaridades, derechos y capacidades para seguir perteneciendo a la España creciente y evitar la república bananera de Venezuela o la socialista de aquella feroz Albania.

 

No se trata de ser derecha o izquierda. Está superado por la historia. Está descontado por el mercado. Se trata de ser ciudadano alavés como fuente de derechos fundamentales y sociales para ejercer como españoles de primera categoría. Y una vez más. Los idiomas no pueden ser una frontera cerrada para que los mejores tengan que ausentarse y sólo los mediocres con certificado lingüístico puedan ser: médicos, profesores, investigadores, altos funcionarios, biólogos, físicos, ingenieros...

 

Me temo y hay que analizarlo sociológicamente que sólo Bildu ha sido capaz de conectar y emocionar a los nuevos votantes alaveses. ¿Dónde estaban los del PP ?. Tomando los vinos en la calle Dato o jugando al tenis en la Peña Vitoriana.       

 

La política es servicio al pueblo desde la creatividad y la honestidad integral. Para ser dirigente y representante hay que saber del largo pasado, el incómodo presente y el incierto futuro. Sensibilidad para conectar con la mayoría silenciosa. Serenidad para distinguir las voces de los ecos. Superioridad moral para no dejarse impresionar o acomplejar por los dicterios de mediocres con acceso a ciertos medios escritos como El Correo cuya redacción ofrece un nivel intelectual muy por debajo de lo que fue antaño. ¡Más claro, agua!.  

   

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