Recogiendo nueces en Iparralde
En los últimos días se ha publicado un sorprendente manifiesto firmado por cargos y "personalidades" locales del País Vasco francés. En él se exige al Gobierno de París la impunidad de los criminales de la banda terrorista ETA que cumplen sus penas en Francia. De todos los criminales, tengan o no tengan las manos manchadas de sangre. Todos a la calle.
Incluyen un llamamiento retórico y hueco a un "control internacional" en el "desmantelamiento de infraestructuras" de ETA. En su momento ya pudimos comprobar la efectividad real de ese control y desmantelamiento: nula. A ello hay que sumar que estos indeseables, no han incluido la exigencia irrenunciable de todos los demócratas: completa, total y absoluta disolución de la banda. Traducido a lenguaje que todos entendamos, la entrega de armamento obsoleto mientras la banda mantiene su existencia y puede seguir chantajeando a la sociedad y a los responsables políticos, como garante del proceso.
Es decir, en principio no hay muchas novedades sobre lo que hemos visto hasta ahora en este tipo de panfletos. Sin embargo, este documento presenta dos aspectos muy preocupantes.
El primero es constatar la presencia entre los abajo firmantes de los imprescindibles imbéciles que prestan su rostro, para dar una falsa imagen de pluralidad en un panfleto proetarra y pronacionalista. Algunos socialistas y centristas, incluido alguien del... ¡partido de Sarkozy! Este ébola político tiene sus primeros contagios en la clase política francesa, a afectar a electos y sindicalistas no nacionalistas que no parecen conscientes de que su papel se limitará a ser perritos falderos del más sucio, repugnante y casposo ultranacionalismo. Muchos suelen decir que en Francia las cosas son diferentes a España, pero no deberíamos estar tan tranquilos. Nuestros vecinos están sumidos en una aguda crisis, política, económica, social y la Historia nos muestra que en situaciones como esta, quien no es nada con voluntad y audacia puede conseguir en breve plazo una pavorosa influencia y poder.
Lo más grave de todo es cómo termina el escrito. Ahí está lo que de verdad les interesa a los abajo firmantes, colaboracionistas del PSF incluidos. Introducen un llamamiento expreso a dotar al País Vasco francés de “estatuto particular” porque “contribuiría de manera positiva al éxito de una paz duradera”.
Así funden el final de la violencia, con la campaña que están desarrollando los partidos nacionalistas exigiendo una amplia autonomía para el País Vasco francés. El objetivo es crear una "colectividad territorial", inspirada en los territorios de Ultramar, con amplia autonomía y poder local. El chollo que busca todo nacionalista: multiplicar la burocracia y tener la llave de la Caja para el soborno y la compra de voluntades. Y la educación para lavar cerebros y la imposición del euskera como método para convertir la Administración en su cortijo, como están haciendo en España. Todo con la vista puesta en el objetivo final de la anexión al ente común que tras las próximas elecciones autonómicas esperan crear el País Vasco español y Navarra.
Por tanto, al final los crímenes de ETA, toda la sangre y el dolor que han generado, son útiles y rentables políticamente para las distintas familias nacionalistas, a este y a aquel lado de la frontera. Por desmantelar sus "estructuras", Francia debe dar a los asesinos un premio político. El viejo esquema del "árbol y las nueces".
Conclusión final. No debemos minusvalorar la capacidad del nacionalismo vasco a la hora de conseguir sus objetivos. Si lo vemos con perspectiva, al final siempre consiguen lo que buscan, pasito a pasito, de forma paciente, comprando voluntades y hasta logrando apoyos contranatura. Su capacidad de seducción y engaño es infinita.
Por tanto, esto hay que tomárselo en serio. Ahora UPYD y Ciudadanos tienen presencia en el Parlamento Europeo y deberían aprovecharla para tender puentes y multiplicar contactos con las distintas fuerzas francesas. Los propios representantes en Euskadi y Navarra de estas fuerzas, deben incluir entre sus obligaciones habituales el mantener hilo directo, con socialistas, izquierdas, verdes y centro-derecha en la región a fin de contrarrestar la asfixiante propaganda del nacionalismo. Del PP y del PSOE no digo nada por razones obvias.
Las víctimas también tendrían que hacer llegar su voz, a fin de frenar apoyos entre los partidos no nacionalistas y la sociedad civil gala. De la misma forma que en Argentina y Chile siguen juzgándose los crímenes de las dictaduras y nadie plantea amnistías como las que exigen estos indeseables, en España y Francia, los que lo han hecho, lo deben de pagar. Como Videla, que mueran en la trena.
Lo que pase en el País Vasco francés, va a influir en España. Esperemos haber aprendido la lección y en este caso, cuando aún estamos a tiempo, no repitamos el error de dejar en manos de otros, lo que debemos de que hacer nosotros directamente: combatir el nacionalismo allá donde esté y trabaje por imponer sus objetivos.
En los últimos días se ha publicado un sorprendente manifiesto firmado por cargos y "personalidades" locales del País Vasco francés. En él se exige al Gobierno de París la impunidad de los criminales de la banda terrorista ETA que cumplen sus penas en Francia. De todos los criminales, tengan o no tengan las manos manchadas de sangre. Todos a la calle.
Incluyen un llamamiento retórico y hueco a un "control internacional" en el "desmantelamiento de infraestructuras" de ETA. En su momento ya pudimos comprobar la efectividad real de ese control y desmantelamiento: nula. A ello hay que sumar que estos indeseables, no han incluido la exigencia irrenunciable de todos los demócratas: completa, total y absoluta disolución de la banda. Traducido a lenguaje que todos entendamos, la entrega de armamento obsoleto mientras la banda mantiene su existencia y puede seguir chantajeando a la sociedad y a los responsables políticos, como garante del proceso.
Es decir, en principio no hay muchas novedades sobre lo que hemos visto hasta ahora en este tipo de panfletos. Sin embargo, este documento presenta dos aspectos muy preocupantes.
El primero es constatar la presencia entre los abajo firmantes de los imprescindibles imbéciles que prestan su rostro, para dar una falsa imagen de pluralidad en un panfleto proetarra y pronacionalista. Algunos socialistas y centristas, incluido alguien del... ¡partido de Sarkozy! Este ébola político tiene sus primeros contagios en la clase política francesa, a afectar a electos y sindicalistas no nacionalistas que no parecen conscientes de que su papel se limitará a ser perritos falderos del más sucio, repugnante y casposo ultranacionalismo. Muchos suelen decir que en Francia las cosas son diferentes a España, pero no deberíamos estar tan tranquilos. Nuestros vecinos están sumidos en una aguda crisis, política, económica, social y la Historia nos muestra que en situaciones como esta, quien no es nada con voluntad y audacia puede conseguir en breve plazo una pavorosa influencia y poder.
Lo más grave de todo es cómo termina el escrito. Ahí está lo que de verdad les interesa a los abajo firmantes, colaboracionistas del PSF incluidos. Introducen un llamamiento expreso a dotar al País Vasco francés de “estatuto particular” porque “contribuiría de manera positiva al éxito de una paz duradera”.
Así funden el final de la violencia, con la campaña que están desarrollando los partidos nacionalistas exigiendo una amplia autonomía para el País Vasco francés. El objetivo es crear una "colectividad territorial", inspirada en los territorios de Ultramar, con amplia autonomía y poder local. El chollo que busca todo nacionalista: multiplicar la burocracia y tener la llave de la Caja para el soborno y la compra de voluntades. Y la educación para lavar cerebros y la imposición del euskera como método para convertir la Administración en su cortijo, como están haciendo en España. Todo con la vista puesta en el objetivo final de la anexión al ente común que tras las próximas elecciones autonómicas esperan crear el País Vasco español y Navarra.
Por tanto, al final los crímenes de ETA, toda la sangre y el dolor que han generado, son útiles y rentables políticamente para las distintas familias nacionalistas, a este y a aquel lado de la frontera. Por desmantelar sus "estructuras", Francia debe dar a los asesinos un premio político. El viejo esquema del "árbol y las nueces".
Conclusión final. No debemos minusvalorar la capacidad del nacionalismo vasco a la hora de conseguir sus objetivos. Si lo vemos con perspectiva, al final siempre consiguen lo que buscan, pasito a pasito, de forma paciente, comprando voluntades y hasta logrando apoyos contranatura. Su capacidad de seducción y engaño es infinita.
Por tanto, esto hay que tomárselo en serio. Ahora UPYD y Ciudadanos tienen presencia en el Parlamento Europeo y deberían aprovecharla para tender puentes y multiplicar contactos con las distintas fuerzas francesas. Los propios representantes en Euskadi y Navarra de estas fuerzas, deben incluir entre sus obligaciones habituales el mantener hilo directo, con socialistas, izquierdas, verdes y centro-derecha en la región a fin de contrarrestar la asfixiante propaganda del nacionalismo. Del PP y del PSOE no digo nada por razones obvias.
Las víctimas también tendrían que hacer llegar su voz, a fin de frenar apoyos entre los partidos no nacionalistas y la sociedad civil gala. De la misma forma que en Argentina y Chile siguen juzgándose los crímenes de las dictaduras y nadie plantea amnistías como las que exigen estos indeseables, en España y Francia, los que lo han hecho, lo deben de pagar. Como Videla, que mueran en la trena.
Lo que pase en el País Vasco francés, va a influir en España. Esperemos haber aprendido la lección y en este caso, cuando aún estamos a tiempo, no repitamos el error de dejar en manos de otros, lo que debemos de que hacer nosotros directamente: combatir el nacionalismo allá donde esté y trabaje por imponer sus objetivos.