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Pedro Chacón
Sábado, 25 de Mayo de 2024 Tiempo de lectura:

No lo llames nacionalismo, llámalo antiespañolismo

La cuestión terminológica es muy importante. Y en este ámbito del nacionalismo es un dato esencial para confrontar con él. Venimos toda la vida llamando al nacionalismo vasco así, nacionalismo, cuando, si lo piensan un poco, solo un poco, lo que es verdaderamente es antiespañolismo.

 

¿No se han dado cuenta de cómo llevamos en el País Vasco ya casi cincuenta años, todo un régimen, desde que tenemos libertad de partidos en España, a partir de 1978, y hemos tenido una organización terrorista campando a sus anchas hasta 2011 y unos partidos llamados nacionalistas actuando con total libertad, exultantes, amparados por el terrorismo, durante ese periodo y siendo dominantes gracias a esa presión del terror sobre el resto de la población y nunca, repito, nunca han hecho la más mínima intención de sentar sus reales en el País Vasco francés y convencer a los vascos de esa parte de que forman una nación vasca todos juntos con los de aquí? ¿No creen que han tenido tiempo y sobre todo recursos suficientes –extraídos de su posición privilegiada y reconocida en España–, los llamados nacionalistas de esta parte de los Pirineos de ir a la otra parte y hacerles ver que ellos también, los de allí, forman una nación, la misma nación, junto con los de aquí?

 

¿O se piensan que yendo, como van, de uvas a brevas, a darle dinero a una ikastola de las de allí, dinero de nuestros impuestos, de los de todos, pensemos como pensemos al respecto, con eso ya van a conseguir que la gente en el País Vasco francés se olvide de que son franceses y se conviertan en solo vascos, como los autollamados nacionalistas de aquí dicen que son, solo vascos?

 

¿Por qué no han hecho la más mínima intención, nuestros llamados nacionalistas de aquí, de convencerles a los vascos de allí de que también forman parte de su misma nación? Si tan nacionalistas son y tan partidarios de la nación vasca son, ¿para cuándo lo piensan dejar?

 

¿Qué es, una estrategia perfectamente calculada para primero conseguir la independencia aquí y luego empezar a trabajar, desde aquí, por conseguir la de allí? Y mientras eso sucede, ¿no piensan mover un dedo por hacerles cambiar de opinión a los de allí? Vamos hombre, déjennos de tomar el pelo por favor.

 

El llamado nacionalismo que venimos conociendo desde que fue fundado por Sabino Arana en 1895 es ante todo y sobre todo antiespañolismo. Esa es su verdadera razón de ser, su única razón de ser. Un antiespañolismo focalizado en el desprecio y la exclusión de los que el fundador consideraba que no eran vascos, de los que habían llegado de todas partes de España a trabajar, a ganarse la vida, personas dignas como las que más, con todos sus derechos para estar aquí o donde les diera la gana.

 

Y es muy importante que empecemos a considerar esto así porque desde el punto de vista ideológico es fundamental. No es lo mismo reivindicar una nación en conjunto, con toda su coherencia e integridad, que utilizar esa reivindicación como tapadera para arremeter contra España. Por mucho que se hagan luego proclamas de Euskal Herria, de siete territorios y no sé qué chorradas por el estilo. Euskal Herria nunca existió, no existe y no existirá jamás, desde el punto de vista político. Francia jamás lo consentirá. Y los vasco-franceses mucho menos. Otra cosa es eso de que como el príncipe Louis Lucien de Bonaparte hizo un mapa con los dialectos del eusquera allá por 1863, donde se dibujaban los perfiles de eso que llaman Euskal Herria, pues ya con eso ellos ya tienen su mapa y dicen que eso es Euskal Herria, su nación. Pero luego, en la práctica, no mueven un dedo para que la parte francesa se convierta. O porque Axular dijo en su libro Guero en 1643 que Euskal Herria está formada por siete territorios. Y qué. Estamos hablando del territorio del eusquera, no de ninguna estructura política. Ningún vasco, ni Axular, ni Larramendi ni ninguno, hasta Sabino Arana, movió un dedo por su nación vasca. Y Sabino Arana al principio solo por Vizcaya. Luego se extendió a las otras provincias vascas y a Navarra. Pero al País Vasco francés, nunca. Y cuando se extendió esa idea por la parte española del País Vasco siempre, única y exclusivamente, se extendió por el antiespañolismo. Era lo único que diferenciaba al llamado nacionalismo de la ideología de la que tomó todos sus contenidos: el fuerismo, tanto liberal como tradicionalista. Un fuerismo que el llamado nacionalismo tergiversó al incorporarle el antiespañolismo, un pegote sin historia, sin pasado, sin fundamento alguno con el que aquí se cavó una fosa entre ciudadanos y otra respecto del resto de España.

 

Ya está bien del cuento chino. Euskal Herria es un cuento chino político con el que muchos viven del cuento aquí. En Francia eso no es más que un artilugio cultural, folclórico como mucho. Nada más.

 

Considerar el llamado hasta ahora nacionalismo como un antiespañolismo es lo que le da a este movimiento su verdadera definición y además le deja un flanco débil ampliamente al descubierto, porque a quienes nos oponemos al llamado nacionalismo siempre se nos ha tachado de antis, de ir a la contra, de negativos. Cuando el movimiento verdaderamente negativo, que va a la contra, es el llamado hasta ahora nacionalismo, que en realidad es un mero antiespañolismo.

 

Todo lo que hace el llamado nacionalismo es ir en contra de España, ese es su verdadero sentido y su única ambición. Ir en contra de España es su definición más acabada. Lo de Francia es una mera anécdota en toda esta historia. Lo cual demuestra que las colectividades no se rigen por supuestos patrones biológicos de comportamiento, insertos en el ADN de los colectivos, según un supuesto origen común biológico o familiar o grupal, sino por los condicionantes sociales, históricos y políticos en los que han vivido en cada caso. Y los del País Vasco francés no tienen nada que ver con los del País Vasco español y así se explica la profunda diferencia entre ambos colectivos.

 

La prueba más evidente de lo que tenemos es que en el País Vasco francés no hay ni la más mínima intención de pasar a constituir, junto con el País Vasco español y Navarra, un Estado vasco. Nunca la ha habido y en la actualidad no la hay tampoco. Que la haya en el futuro, nadie lo sabe. Se puede prever que no la habrá, pero no me las voy a dar de pitoniso para afirmarlo. Lo que es hoy, no aparecen síntomas de tal cosa por ningún lado.Y eso que llevamos, como decía al principio, casi medio siglo ya de régimen nacionalista en el País Vasco español, durante el cual nunca hemos visto, salvo reuniones anecdóticas, el más mínimo movimiento formal en ese sentido.

 

Urkullu se reunía con el presidente de la aglomeración de municipios vascos del Departamento de Pirineos Atlánticos, Jean-René Etchegaray (así es como escribe este señor su apellido, el Etxegarai de por aquí), dispensándole consideraciones de, como mínimo, presidente de comunidad autónoma española, si no más, cuando resulta que el pobre señor tan solo tiene competencia sobre el agua, las basuras y el alcantarillado.

 

El PNV tiene en su Euscadi Vuru Vachar un asiento reservado para el representante de Iparralde. De todo Iparralde, sin distinción de territorios, porque se supone que son tres: Lapurdi, Benabarra y Zuberoa. Lo cual da idea de la cantidad de personal que sigue el tema nacionalista allende los Pirineos. Para hacer el paripé. ¿Alguien conoce al representante del PNV en Iparralde? ¿Alguien sabe cómo se llama? Yo se lo voy a decir. Se llama Peio Etxeleku. Así consta en la página web del PNV. Este Peio Etxeleku, en cambio, si van a una web francesa no consta como tal. Allí se llama Peio Etchelecu, porque en el País Vasco francés no rigen las grafías que aquí impone Euscalchaindia. Mantienen la “ch” en lugar de la “tx” o la “c” en lugar de la “k”. ¿A que resulta divertido? Allí Etchelecu, aquí Etxeleku. ¿Y no le dicen nada en el PNV para que corrija semejante disparidad, semejante contradicción respecto de las normas de grafia ortodoxamente nacionalistas que impone Euscalchaindia? Pues parece ser que con Peio Etchelecu se pasa por encima la norma.

 

El representante del PNV en Iparralde se llama Etchelecu en Francia y Etxeleku en España. Así se puede comprobar lo beligerante que es este Peio en su país Francia. Donde no se atreve ni a contradecir la forma que tienen allí de poner su apellido. Igualito que aquí, donde los llamados nacionalistas han impuesto una grafía, a través de Euscalchaindia, que todos tienen que cumplir si quieren considerarse vascos y con el amparo del Estado español, que admite en los Registros Civiles el cambio de grafía. Algo impensable en el país vecino y que Peio Etchelecu sabe muy bien y por eso lo cumple a rajatabla, por mucho que los llamados nacionalistas de por aquí digan otra cosa. Y ese es el representante de Iparralde del PNV. Un sumiso ciudadano francés que cuando pasa la frontera se convierte en abertzale jeltzale, vuruquide del PNV. Este Peio es la demostración viviente de que lo del llamado nacionalismo vasco es pura y simplemente antiespañolismo vasco, porque contra Francia no mueven ni siquiera una letra de su apellido. Con lo supremacistas que demuestran ser en España, en Francia son dóciles como ovejas.

 

Los que estamos contra el llamado hasta ahora nacionalismo vasco ya no tenemos que ser antinacionalistas. Nos basta y sobra con ser españolistas. Los anti, los que van a la contra, los del no, los que demuestran aquí ser una cosa y en Francia otra, son ellos.

 

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