La transformación fundamental de EEUU
![[Img #26291]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/07_2024/5441_screenshot-2024-07-13-at-17-32-46-eeuu-inmigrantes-buscar-con-google.png)
Esas fueron las palabras del candidato Barak Obama el 30 de octubre del 2008, cinco días antes de las elecciones de ese año. Y así llegaron unos cambios en las políticas nacionales e internacionales. En realidad, vemos que sus políticas siguen en el mandato de Biden, cuyos asesores y ministros son los mismos que tuvo él.
Una de las formas más importantes para lograrl esta transformación ha sido la de abrir las fronteras, factor que ha permitido entrar a unos 6 millones durante esta presidencia de Biden. Ya tenemos entre 12 y 15 millones de ilegales en EEUU y siguen avanzando los esfuerzos para “regularizarlos”.
En la frontera, a los ilegales se les entrega un carnet de identidad y un número de seguro social. Con ellos reciben asistencia sanitaria y beneficios. Según la Federación de Reforma Inmigratoria, durante el 2023 el Gobierno gastó 150.000 millones de dólares. Pero más peligroso aún, es que se les entrega documentación para registrarse como votantes. Susan Rice, quien fue la principal Consejera de Seguridad Nacional bajo Obama, se ha encargado del proyecto. Y las oficinas de Administración de Bienestar están proporcionando documentos para registro como votante sin exigir la nacionalidad. Con la excepción de cuatro estados (Wyoming, North Dakota, New Hampshire y Wisconsin) se otorgan licencias de conducir (aquí sirve de identificación) beneficios, votos por correo y formatos para el registro como votante. Es ilegal pretender ser ciudadano, pero quién lo verifica, si tienen problemas verificando que las firmas de los votantes cuadren con las del registro al conteo de los votos.
Se acaba de votar en el Congreso una ley para el requerimiento de elegibilidad en los registros. Los republicanos, al ser mayoría, han logrado pasarla con la ayuda de 5 demócratas. Pero es muy indicativo que existan 198 congresistas del Partido Demócrata que hayan votado en contra. No sólo eso, sino que han calificado la ley de racista y xenófoba.
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Después del desastroso debate de Biden con Trump, un sector importante del Partido Demócrata está haciendo sonar las sirenas de alarma. Lo que les impulsa a ello es el hecho de que Biden pierde en las encuestas por unos 4 puntos. Sabiendo todos el estado del presidente por dos o tres años, es ahora cuando hacen sonar la alarma. Y el partido se ha dividido profundamente sobre cómo proceder. Por un lado, Kamal Harris, quien es legítimamente la sucesora si Biden dimite, ha iniciado una seria campaña para mantenerse como lider del partido. Pero como las encuestas con ella son peores que las de Biden, hay otro fuerte movimiento para seleccionar otro candidato. Como mencionamos anteriormente, la esposa de Biden, Jill, está feliz en la Casa Blanca y tampoco quiere dar su brazo a torcer. Claro que hay analistas influyentes en CNN, MSNBC y otros medios que observan sobre la insostenibilidad de Biden. No cabe la menor duda que es algo muy grave que sea Biden quien tenga la clave del "botón rojo". Sólo para mencionar un punto.
Se ha reportado que el lider del senado Chuck Schumer, del Partido Demócrata, acaba de iniciar unas conversaciones con donantes importantes sobre la forma de disminuir las recaudaciones para la campaña de Biden. En adición, media docena de políticos del partido también han negado su apoyo al presidente.
Está claro que el Partido Demócrata tiene un serio problema. La selección para vicepresidente de Kamala Harris fue hecha bajo las “reglas” del DEI: diversidad, equidad e inclusión. Estas condiciones no mencionan capacidad, conocimientos, intelecto, experiencia….. por lo que han seleccionado una persona con una popularidad muy baja debido a las numerosas entrevistas de TV, donde ha dado su talla en incompetencia. Hasta la prensa que los defiende admite que sus discursos son unos rollos incoherentes.
Ante estos desarrollos, al igual que en el debate, Donald Trump apenas está haciendo declaraciones. Debe pensar en el dicho: “Al enemigo que se está autodestruyendo no se le detiene”.
Esas fueron las palabras del candidato Barak Obama el 30 de octubre del 2008, cinco días antes de las elecciones de ese año. Y así llegaron unos cambios en las políticas nacionales e internacionales. En realidad, vemos que sus políticas siguen en el mandato de Biden, cuyos asesores y ministros son los mismos que tuvo él.
Una de las formas más importantes para lograrl esta transformación ha sido la de abrir las fronteras, factor que ha permitido entrar a unos 6 millones durante esta presidencia de Biden. Ya tenemos entre 12 y 15 millones de ilegales en EEUU y siguen avanzando los esfuerzos para “regularizarlos”.
En la frontera, a los ilegales se les entrega un carnet de identidad y un número de seguro social. Con ellos reciben asistencia sanitaria y beneficios. Según la Federación de Reforma Inmigratoria, durante el 2023 el Gobierno gastó 150.000 millones de dólares. Pero más peligroso aún, es que se les entrega documentación para registrarse como votantes. Susan Rice, quien fue la principal Consejera de Seguridad Nacional bajo Obama, se ha encargado del proyecto. Y las oficinas de Administración de Bienestar están proporcionando documentos para registro como votante sin exigir la nacionalidad. Con la excepción de cuatro estados (Wyoming, North Dakota, New Hampshire y Wisconsin) se otorgan licencias de conducir (aquí sirve de identificación) beneficios, votos por correo y formatos para el registro como votante. Es ilegal pretender ser ciudadano, pero quién lo verifica, si tienen problemas verificando que las firmas de los votantes cuadren con las del registro al conteo de los votos.
Se acaba de votar en el Congreso una ley para el requerimiento de elegibilidad en los registros. Los republicanos, al ser mayoría, han logrado pasarla con la ayuda de 5 demócratas. Pero es muy indicativo que existan 198 congresistas del Partido Demócrata que hayan votado en contra. No sólo eso, sino que han calificado la ley de racista y xenófoba.
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Después del desastroso debate de Biden con Trump, un sector importante del Partido Demócrata está haciendo sonar las sirenas de alarma. Lo que les impulsa a ello es el hecho de que Biden pierde en las encuestas por unos 4 puntos. Sabiendo todos el estado del presidente por dos o tres años, es ahora cuando hacen sonar la alarma. Y el partido se ha dividido profundamente sobre cómo proceder. Por un lado, Kamal Harris, quien es legítimamente la sucesora si Biden dimite, ha iniciado una seria campaña para mantenerse como lider del partido. Pero como las encuestas con ella son peores que las de Biden, hay otro fuerte movimiento para seleccionar otro candidato. Como mencionamos anteriormente, la esposa de Biden, Jill, está feliz en la Casa Blanca y tampoco quiere dar su brazo a torcer. Claro que hay analistas influyentes en CNN, MSNBC y otros medios que observan sobre la insostenibilidad de Biden. No cabe la menor duda que es algo muy grave que sea Biden quien tenga la clave del "botón rojo". Sólo para mencionar un punto.
Se ha reportado que el lider del senado Chuck Schumer, del Partido Demócrata, acaba de iniciar unas conversaciones con donantes importantes sobre la forma de disminuir las recaudaciones para la campaña de Biden. En adición, media docena de políticos del partido también han negado su apoyo al presidente.
Está claro que el Partido Demócrata tiene un serio problema. La selección para vicepresidente de Kamala Harris fue hecha bajo las “reglas” del DEI: diversidad, equidad e inclusión. Estas condiciones no mencionan capacidad, conocimientos, intelecto, experiencia….. por lo que han seleccionado una persona con una popularidad muy baja debido a las numerosas entrevistas de TV, donde ha dado su talla en incompetencia. Hasta la prensa que los defiende admite que sus discursos son unos rollos incoherentes.
Ante estos desarrollos, al igual que en el debate, Donald Trump apenas está haciendo declaraciones. Debe pensar en el dicho: “Al enemigo que se está autodestruyendo no se le detiene”.