El último sondeo del CIS correspondiente al pasado mes de octubre está dando mucho que hablar porque apunta al fin del bipartidismo, a la irrupción de “Podemos” como alternativa de “castigo” y, en general, a la existencia de un antes y después en un marco socio-político español marcado por varios años de durísima crisis económica, por el estallido de numerosos casos de corrupción, por la fuerza corrosiva de los secesionismos y por el ascenso de los niveles de desempleo hasta límites que no se conocen en países de nuestro entorno.

Pero, para sorpresa de muchos, podría ser que esta sensación de descalabro, de desmoronamiento, de final de ciclo y de hecatombe colectiva existiera solamente en algunos ámbitos muy determinados de la población, políticos, intelectuales y periodísticos, fundamentalmente, porque el mismo estudio del CIS al que hacemos referencia realiza a los 2.500 españoles encuestados una pregunta muy concreta: “En términos generales, ¿en qué medida se considera usted una persona feliz o infeliz? Por favor, use una escala de 0 a 10, en la que 0 significa que se considera ‘completamente infeliz’ y 10 que se considera ‘completamente feliz’”.

Pues bien, el 92’1% de los españoles declara sentirse entre “moderadamente feliz” (5) o “muy feliz”.  Pero es que, además, el 69% de los ciudadanos afirma que su nivel de felicidad personal se sitúa en valores altos (7, 8) o muy altos (9 y 10). Por el contrario, solamente el 7% de los entrevistados constata que en su vida personal es algo o muy infeliz.