Las mujeres se han vuelto osadas…
La mujer se ha vuelto osada. Aunque sería mejor decir que a la mujer la han vuelto osada y con ello insensata e imprudente porque todo lo que se aleja de la realidad acaba mal. Es la ideología liberal. Es la libertad la que prima sobre todo lo demás. Libertad, aunque sea para destruirse, pues ya se sabe dónde puede acabar la libertad sin conocimiento y sin reflexión. Ya no se escucha la voz de la experiencia, solo la de los “expertos”, que no se sabe de dónde sacan sus consejos y que en muchos casos no han tenido hijos y no saben lo que es un niño o un adolescente mas que en sus visiones mentales. En verdad, a los 30 o los 40 años cada uno ha de decidir sobre su vida. Pero, ¿y a los 15? ¿y a los 20? Cientos de madres sacrificadas y con angustia, sin dormir hasta las cuatro o las cinco de la mañana que llegan las hijas adolescentes. O padres que tienen que levantarse a las cuatro de la madrugada para ir a recogerlas a no se sabe dónde. Así, los que tienen hijos, aquellos a quienes les duele el peligro que pueden correr, sufren. Sí, sufren calladamente. Porque es su hija la que puede ser violada, atracada con más facilidad, o arrollada en un Madrid Arena cualquiera.
Ciertamente, siguiendo las consignas de las ideólogas, una chica, entre otras muchas, manifestaba en clase bastante cabreada “es que yo tengo derecho a ir a las cuatro de la mañana en minifalda o como me dé la gana y que no me ataque ningún hombre ni me viole”. Y sí, es así de osada gracias a sus derechos. Aquí viene la palabra tan manejada a todas horas y que realmente se utiliza como una palabra mágica: derecho. ¿Qué significa? “Es que yo tengo derecho a que no me roben y por eso no pongo cerrojo en la puerta de mi casa”. ¿Se le ocurre a alguien semejante estupidez? No, lo que sucede es que la gente cada vez pone más cerrojos, más puertas blindadas, más rejas y más alarmas. Es decir, toma precauciones. Pues, ciertamente, existe el riesgo. Existe el riesgo en muchas actividades de la vida y en muchas relaciones, y nunca se podrá evitar que el riesgo sea cero. ¿Por qué no se aconseja a las mujeres que sean prudentes, que sean sensatas, algo que hacían todos los padres antes de ser desautorizados por todas estas “feministas” con sus derechos?
A veces leemos en la prensa sobre jóvenes, que ya antes de casarse ¡habían sufrido malos tratos! Y aun así se casan con el maltratador pensando que puede cambiar, en vez de alejarse de él. Pero para eso se necesita voluntad y realismo. Esos malos tratos después continúan hasta acabar, muchas veces, en tragedias que salen continuamente en la prensa. Sí, han hecho osada a la mujer. ¿Es a esto a lo que empujan las-mejoradoras-de-la-humanidad con su retórica de los derechos, hueca, falsa, e interesada? ¿Qué propone la Delegada de Gobierno, feminista entre las feministas, para evitar malos tratos, asesinatos y violaciones? No propone aumentar las condenas a violadores y asesinos para que permanezcan en la cárcel ¡no, eso no! podría ser demasiado represivo. Proponen lo de siempre: es cuestión de más educación y más gasto en los colegios.
Otro de los problemas para la mujer actual está en que empieza rápidamente una relación sentimental; en que se le ha hecho demasiado confiada cuando en realidad la consigna debería ser la que nos enseñaban nuestras madres y abuelas: desconfía de todos los hombres hasta que no te demuestren lo contrario. Porque sí, hay muchos hombres en los que se puede confiar, pero hay que tener claro cuáles son. No se trata de demonizar a los hombres, sino de conocerlos. Saber quiénes te quieren de verdad y quiénes te utilizan.
Y volvemos a la pregunta de siempre, ¿ha perdido o ha ganado la mujer? Sin duda, y en principio, tiene ahora más independencia, aunque con resultados, muchas veces, poco deseables. Y a esto le llaman hoy libertad.
Las relaciones ahora se hacen con facilidad, conoces a alguien, sea de una forma ocasional o en alguna de las redes de Internet, y al poco tiempo lo metes en tu vida, en tu cama y en tu casa. Son los modelos occidentales de las películas. Los modelos promocionados por la ideología feminista y la liberación sexual. Modelos que juegan con los sentimientos de soledad de cualquier mujer y de cualquier ser humano. ¿Una mujer prudente habría accedido a liarse, como sucede con frecuencia, con un hombre al que, cada vez con más frecuencia, tiene que mantener? ¿es esta la mujer liberada porque se acuesta con cualquiera? En mis tiempos se habría dicho “hay mujeres idiotas, ¿cómo pueden aguantar eso? Sí, pues ahora se aguanta. La propaganda del “buenismo” imperante hace estragos. Todos somos buenos y todo es cuestión de educación. ¿Por qué no confiar en cualquiera? Y de ahí las-mejoradoras-de-la-humanidad pasan radicalmente a “vamos a desconfiar de todos los hombres”, cuando el juego al que habían incitado no sale bien.
Ya pasaron aquellos tiempos en que, si no impedir, los padres ponían trabas a ciertas relaciones, ¿cómo vas a mantener a nuestra hija si no tienes trabajo, ni donde caerte muerto? ¿cómo vas a mantener una familia? Ahora los padres aceptan con tristeza, pero “con respeto”, como se dice en nuestros días, las decisiones de sus hijos, sin que se les ocurra aconsejar o advertir de posibles consecuencias desagradables, pues en caso contrario se les estaría “faltando al respeto”. Además, cada uno tiene “su opinión”. Lo que sucede es que algunas opiniones, cuando se siguen y aplican a la propia vida, traen consecuencias nefastas y muchas veces irreversibles.
La mujer se ha vuelto osada. Aunque sería mejor decir que a la mujer la han vuelto osada y con ello insensata e imprudente porque todo lo que se aleja de la realidad acaba mal. Es la ideología liberal. Es la libertad la que prima sobre todo lo demás. Libertad, aunque sea para destruirse, pues ya se sabe dónde puede acabar la libertad sin conocimiento y sin reflexión. Ya no se escucha la voz de la experiencia, solo la de los “expertos”, que no se sabe de dónde sacan sus consejos y que en muchos casos no han tenido hijos y no saben lo que es un niño o un adolescente mas que en sus visiones mentales. En verdad, a los 30 o los 40 años cada uno ha de decidir sobre su vida. Pero, ¿y a los 15? ¿y a los 20? Cientos de madres sacrificadas y con angustia, sin dormir hasta las cuatro o las cinco de la mañana que llegan las hijas adolescentes. O padres que tienen que levantarse a las cuatro de la madrugada para ir a recogerlas a no se sabe dónde. Así, los que tienen hijos, aquellos a quienes les duele el peligro que pueden correr, sufren. Sí, sufren calladamente. Porque es su hija la que puede ser violada, atracada con más facilidad, o arrollada en un Madrid Arena cualquiera.
Ciertamente, siguiendo las consignas de las ideólogas, una chica, entre otras muchas, manifestaba en clase bastante cabreada “es que yo tengo derecho a ir a las cuatro de la mañana en minifalda o como me dé la gana y que no me ataque ningún hombre ni me viole”. Y sí, es así de osada gracias a sus derechos. Aquí viene la palabra tan manejada a todas horas y que realmente se utiliza como una palabra mágica: derecho. ¿Qué significa? “Es que yo tengo derecho a que no me roben y por eso no pongo cerrojo en la puerta de mi casa”. ¿Se le ocurre a alguien semejante estupidez? No, lo que sucede es que la gente cada vez pone más cerrojos, más puertas blindadas, más rejas y más alarmas. Es decir, toma precauciones. Pues, ciertamente, existe el riesgo. Existe el riesgo en muchas actividades de la vida y en muchas relaciones, y nunca se podrá evitar que el riesgo sea cero. ¿Por qué no se aconseja a las mujeres que sean prudentes, que sean sensatas, algo que hacían todos los padres antes de ser desautorizados por todas estas “feministas” con sus derechos?
A veces leemos en la prensa sobre jóvenes, que ya antes de casarse ¡habían sufrido malos tratos! Y aun así se casan con el maltratador pensando que puede cambiar, en vez de alejarse de él. Pero para eso se necesita voluntad y realismo. Esos malos tratos después continúan hasta acabar, muchas veces, en tragedias que salen continuamente en la prensa. Sí, han hecho osada a la mujer. ¿Es a esto a lo que empujan las-mejoradoras-de-la-humanidad con su retórica de los derechos, hueca, falsa, e interesada? ¿Qué propone la Delegada de Gobierno, feminista entre las feministas, para evitar malos tratos, asesinatos y violaciones? No propone aumentar las condenas a violadores y asesinos para que permanezcan en la cárcel ¡no, eso no! podría ser demasiado represivo. Proponen lo de siempre: es cuestión de más educación y más gasto en los colegios.
Otro de los problemas para la mujer actual está en que empieza rápidamente una relación sentimental; en que se le ha hecho demasiado confiada cuando en realidad la consigna debería ser la que nos enseñaban nuestras madres y abuelas: desconfía de todos los hombres hasta que no te demuestren lo contrario. Porque sí, hay muchos hombres en los que se puede confiar, pero hay que tener claro cuáles son. No se trata de demonizar a los hombres, sino de conocerlos. Saber quiénes te quieren de verdad y quiénes te utilizan.
Y volvemos a la pregunta de siempre, ¿ha perdido o ha ganado la mujer? Sin duda, y en principio, tiene ahora más independencia, aunque con resultados, muchas veces, poco deseables. Y a esto le llaman hoy libertad.
Las relaciones ahora se hacen con facilidad, conoces a alguien, sea de una forma ocasional o en alguna de las redes de Internet, y al poco tiempo lo metes en tu vida, en tu cama y en tu casa. Son los modelos occidentales de las películas. Los modelos promocionados por la ideología feminista y la liberación sexual. Modelos que juegan con los sentimientos de soledad de cualquier mujer y de cualquier ser humano. ¿Una mujer prudente habría accedido a liarse, como sucede con frecuencia, con un hombre al que, cada vez con más frecuencia, tiene que mantener? ¿es esta la mujer liberada porque se acuesta con cualquiera? En mis tiempos se habría dicho “hay mujeres idiotas, ¿cómo pueden aguantar eso? Sí, pues ahora se aguanta. La propaganda del “buenismo” imperante hace estragos. Todos somos buenos y todo es cuestión de educación. ¿Por qué no confiar en cualquiera? Y de ahí las-mejoradoras-de-la-humanidad pasan radicalmente a “vamos a desconfiar de todos los hombres”, cuando el juego al que habían incitado no sale bien.
Ya pasaron aquellos tiempos en que, si no impedir, los padres ponían trabas a ciertas relaciones, ¿cómo vas a mantener a nuestra hija si no tienes trabajo, ni donde caerte muerto? ¿cómo vas a mantener una familia? Ahora los padres aceptan con tristeza, pero “con respeto”, como se dice en nuestros días, las decisiones de sus hijos, sin que se les ocurra aconsejar o advertir de posibles consecuencias desagradables, pues en caso contrario se les estaría “faltando al respeto”. Además, cada uno tiene “su opinión”. Lo que sucede es que algunas opiniones, cuando se siguen y aplican a la propia vida, traen consecuencias nefastas y muchas veces irreversibles.