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Miércoles, 12 de Noviembre de 2014 Tiempo de lectura:
“Los sucesos del 3 de marzo de 1976 fueron fruto de los disparos de un grupo de policías que se vieron acorralados por la multitud”

Iñaki Oyarzábal se disculpa por decir la verdad

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El secretario de Justicia, Derechos y Libertades del PP, Iñaki Oyarzábal, cree que la magistrada argentina María Servini busca "convertir en un juicio sumarísimo" los sucesos del 3 de marzo de 1976 en los que murieron cinco trabajadores por disparos de la Policía en Vitoria, cuando, en su opinión, se trató de un "exceso en una carga policial" en el que los policías utilizaron armas de fuego "para defenderse en un momento en que se vieron acorralados por la multitud".

 

En una reciente entrevista publicada en la revista cultural Jot Down, Iñaki Oyarzábal califica de "ridículo" que Servini haya ordenado a la Interpol la detención del entonces ministro de Relaciones sindicales Rodolfo Martín Villa por aquellos sucesos, ya que cree que "se están tratando de instrumentalizar" para "convertir un exceso en una carga policial en un juicio sumarísimo".

 

"Hubo muchísimas cargas policiales y, en una de ellas, unos policías utilizaron, desde luego excediéndose, y yo estoy convencido de que sin una orden política superior, armas de fuego para defenderse en un momento en que se vieron rodeados por la multitud, acorralados". Iñaki Oyarzábal cree que se debería haber actuado contra estos policías y "reparar efectivamente a las víctimas", pero considera que "tratar de hacer un dibujo de una intencionalidad política de aquellos acontecimientos, no responde a la realidad".

 

Estas palabras de Oyarzábal fueron contestadas por la Asociación de Víctimas del Tres de Marzo de Vitoria, muy influenciada por la autodenominada “izquierda abertzale”, que le ha reclamado que "rectifique", además de considerar sus palabras una "nueva maniobra de justificación de este crimen de estado".

 

Tras la polémica, y a través de Twitter, Oyarzábal se ha disculpado y ha manifestado lo siguiente: “En primer lugar, condeno sin paliativos los lamentables sucesos del 3/3/1976 en Vitoria y me solidarizo con las familias de las víctimas. En segundo, he defendido que se debería haber actuado contra los responsables policiales y he reclamado una reparación efectiva para las víctimas. Y en tercero, siento el mismo rechazo y repugnancia por aquellos asesinatos que la mayoría de los vitorianos y nada justifica hechos tan execrables".

 

[Img #5209]Pero los testimonios históricos avalan las palabras de Oyarzábal. En una entrevista publicada hace un tiempo en el periódico “El País”, Jesús Casquete, profesor de Historia del Pensamiento Político de la UPV, y experto en movimientos sociales, explicaba cómo el nacionalismo vasco radical vampirizó los luctuosos sucesos del 3 de marzo, a pesar de que las reivindicaciones nacionalistas se encontraban por completo ausentes en aquel tiempo, dado que la gran mayoría de los trabajadores que participaron en las huelgas de 1976 eran emigrantes.

 

"Desde los primeros compases de la Transición, y gracias a su incontestable capacidad de movilización en la calle, el nacionalismo radical expulsó de su celebración a otros partidos y sindicatos de izquierda que igualmente podrían luchar por su legado", recalca Casquete.

 

La brecha, según este especialista, surge en las manifestaciones de finales de los años setenta y principios de los ochenta, cuando entre los miles de asistentes a las marchas se podían escuchar gritos como "ETA mátalos". “Ello propició que se forjaran dos bloques: por un lado, CC OO, UGT y ELA, que termina descolgándose, y, por otro, LAB, HB, KAS, las Gestoras Pro Amnistía, junto a la CNT y organizaciones de la izquierda extraparlamentaria. A partir de 1983, tras ver la escasa capacidad de movilización que mantenían con respecto a la protesta del nacionalismo radical, CC OO y UGT se fueron alejando del movimiento”.

 

"El 3 de Marzo le venía muy bien a la narrativa de lucha antifranquista que fueron construyendo para que lo ocurrido se percibiera como una intervención del Estado español opresor", explicaba, también en “El País”, Carlos Carnicero, investigador del Instituto Valentín de Foronda.

 

Las ediciones de los periódicos de aquellos años confirman la versión de los hechos dada por Iñaki Oyarzábal y explican cómo, ante la gravedad de los disturbios callejeros y al sentirse acorralados por los manifestantes, varios policías dispararon contra la multitud.

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