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Miércoles, 06 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura:

EE.UU. y el mundo, tras la victoria de Donald Trump: una nueva era

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La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024, tras un período de inestabilidad y divisiones políticas, plantea algunos interrogantes sobre el rumbo de la política interna en Estados Unidos. Una nueva presidencia de Trump traerá , sin duda, cambios significativos, desde un estilo de liderazgo particular hasta una agenda política que podría redefinir el equilibrio de poder y la relación del gobierno federal con sus ciudadanos y los estados federales. Una Administración de Trump tenderá a reactivar las tensiones entre los estados conservadores y los progresistas. Su enfoque en políticas como la limitación de derechos en áreas como el aborto o su laxitud en el control de armas podrá polarizar aún más las legislaturas estatales y la sociedad civil, dado que son cuestiones muy sensibles para el “progresismo” representado por el Partido Demócrata. En este sentido, la capacidad de la extrema-izquierda para tratar de conseguir en las calles no puede conseguir en las urnas hace más que probable que surjan movimientos opositores más intensos, lo que podrá llevar a un período de continuas manifestaciones y, potencialmente, disturbios en ciudades clave del país.

 

Trump ha sido claro en su postura sobre la migración y la seguridad en las fronteras, siendo uno de sus temas más recurrentes durante su primer mandato y su nueva campaña. Su regreso al poder reactivará políticas como la construcción de muros fronterizos y la implementación de controles migratorios más estrictos. En el ámbito de la seguridad interna, la nueva Administración Trump probablemente aumentará el apoyo a la policía y las fuerzas de seguridad.

 

Trump ha promovido una agenda económica que favorece la reducción de impuestos y la desregulación para incentivar el crecimiento. En una segunda presidencia, es probable que busque recortar impuestos para empresas y eliminar restricciones medioambientales, con el objetivo de crear empleo en sectores industriales y energéticos, como el petróleo y el gas. La idea de "América primero" podría guiar sus políticas económicas, incentivando la producción interna, con posibles efectos en la economía global y las relaciones comerciales con China y otros países. Sin embargo, este enfoque podría enfrentar resistencia en temas como las regulaciones ambientales, especialmente dado el creciente enfoque en políticas verdes y la presión internacional en temas de cambio climático.

 

Una de las áreas en las que Trump tratará de tener un impacto duradero es en el sistema judicial. Durante su primer mandato, nombró a jueces conservadores que inclinaron la Corte Suprema hacia una postura más conservadora, lo cual ya ha tenido efectos en temas como el aborto y los derechos de las minorías. En un segundo mandato, Trump podrá continuar nombrando jueces federales y magistrados que compartan su visión conservadora, solidificando una postura legal que permanecerá mucho después de su salida del poder. Además, es probable que reabra debates sociales sobre el aleccionamiento educativo progresista en las escuelas, y que busque limitar la influencia de la izquierda cultural en el sistema educativo.

 

En el ámbito internacional, con el retorno de Trump a la Casa Blanca es probable que se intensifiquen las restricciones a China en los sectores de tecnología y comercio. Durante su primer mandato, Trump inició la guerra comercial y limitó el acceso chino a tecnología avanzada de EE.UU., especialmente en semiconductores. Se anticipa que una nueva administración endurecerá aún más las sanciones, lo que alterará las cadenas de suministro globales y afectará a empresas que dependen de componentes tecnológicos chinos​. A nivel global, esto podría empujar a otros países a reducir su dependencia de China y rediseñar sus estrategias comerciales.

 

En el contexto de esta nueva guerra fría tecnológica, países como India podrían aprovechar la oportunidad para fortalecer su industria y posicionarse como alternativa, aunque esto requeriría esfuerzos de inversión y una expansión de su capacidad productiva​.

 

Un segundo mandato de Trump probablemente se caracterizará por un mayor aislamiento militar, con la reducción de tropas en regiones clave como el Medio Oriente y Europa. Su postura de "America First" busca minimizar los costos de defensa en el extranjero y reducir la presencia militar estadounidense en el exterior, lo que, por ejemplo, es seguro que tendrá como consecuencia una reducción del apoyo a Ucrania en el conflicto que este país mantiene con Rusia.

 

En otro orden de cosas, Trump ha criticado en múltiples ocasiones los acuerdos comerciales internacionales, argumentando que perjudican a la industria estadounidense. Así, en un nuevo mandato, podría revisarse el T-MEC y otros tratados para imponer más beneficios directos a EE.UU., lo que generá tensiones con socios como México y Canadá, en manos de administraciones izquierdistas. Esta reestructuración podría repercutir en cadenas de suministro regionales y elevar los costos de bienes importados para los consumidores americanos​

 

La renegociación de estos acuerdos plantea un desafío para los socios de EE.UU., que tendrán que adaptarse a nuevas tarifas y restricciones, afectando sus economías y la fluidez del comercio en la región.

 

Trump es conocido por su apoyo a la industria de combustibles fósiles y su escepticismo hacia los compromisos climáticos. En un nuevo mandato, se espera un impulso a la explotación energética nacional, limitando inversiones en energía verde y posiblemente retirando a EE.UU. de compromisos climáticos internacionales. Aunque esta estrategia podría reducir temporalmente los costos energéticos en EE.UU., también aumentará la volatilidad en los mercados globales de energía, afectando especialmente a Europa, que depende en gran medida de importaciones energéticas​.

 

Una de las características de Trump ha sido su crítica a la OTAN y a los aliados europeos por no asumir mayores costos de defensa. En un segundo mandato, es previsible que EE.UU. reduzca aún más su contribución a esta organización, dejando a Europa en una posición vulnerable frente a la amenaza rusa. Esta situación podría llevar a la Unión Europea a buscar mecanismos de defensa autónomos y a fortalecer sus capacidades militares, incrementando la fragmentación de la cooperación occidental​

 

Este cambio representaría un giro significativo en las dinámicas de seguridad global, especialmente si Europa se ve forzada a crear alianzas independientes o a estrechar lazos con potencias como China para mantener su seguridad.

 

En fin, un segundo mandato de Donald Trump podría alterar profundamente la geopolítica global, impulsando una política exterior basada en beneficios inmediatos para EE.UU. y dejando a sus aliados a aislados en temas de seguridad y comercio. En un mundo que ya enfrenta desafíos complejos, estos cambios podrían provocar un reordenamiento de alianzas, una mayor fragmentación económica y un incremento de tensiones en regiones estratégicas, afectando tanto a los actores estatales como al sistema económico global en su conjunto.

 

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