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Pablo Mosquera
Jueves, 14 de Noviembre de 2024 Tiempo de lectura:

¿Cómo queda el feminismo tras la victoria de Trump?

Nos han estado intoxicando. Una vez más los medios afines al sanchismo y dependientes de la publicidad institucional que controla este gobierno de España, durante la campaña electoral americana, nos decía algo así como si Tezanos dirigiera tal informe de seguimiento a la intención del voto.

 

Ganaría la candidata demócrata. El candidato republicano, además de ser un "payaso" tenía que perder. Luego a medida que se acercaba el final, había empate técnico. No se podía admitir desde el sanedrín hispano sanchista que el millonario estrafalario volviera a ocupar la Casa Blanca. ¡Qué horror!. Los medios audiovisuales se ocupaban de exacerbar o sacar de contexto determinadas frases de Trump; al mismo tiempo que resultaba imposible saber qué ofrecía la sonriente candidata demócrata, a pesar del despliegue de los Obama y los Clinton. Eso sí. Ocultaron las caídas y meteduras de pata del venerable Joe Biden.  

 

Entre otras lindezas Made in Spain, el debate sobre machismo y feminismo. Trump no podía ser elegido por las mujeres, ni por las minorías latinas, ni por los pacifistas al uso. Para eso estaba una vicepresidenta que no bailaba, y que era incapaz de confrontar con algo tan sencillo y eficaz como ese "América Primero".

 

Pero además de los cambios en la geopolítica y modelo económico con aranceles a los productos procedentes de la UE, deberíamos estar muy alerta sobre la influencia de magnate yanqui en el desarrollo del feminismo y sus avances muy en especial -cuarta oleada- en el presente siglo XXI.

 

Todo período de fortalecimiento en la consecución de hitos sociales comporta una reacción paralela del sector más conservador y estático de la sociedad, en este sentido, los recientes hitos feministas alcanzados alrededor del mundo, también han sido acompañados de reacciones diversas que esgrimen discursos de oposición a dicho movimiento. En los últimos años el acoso de diferentes grupos sociales que acusan al feminismo de socavar los principios fundamentales de la familia tradicional No resulta extraño este miedo a la pérdida de los valores tradicionales relacionados con la familia que caracteriza a los movimientos antifeministas. En noviembre de 2017 ,Judith Butler, junto a Wendy Brown, fueron atacadas a la llegada al aeropuerto de Congonhas (Brasil), donde viajaban para participar en unas jornadas sobre democracia. Varios grupos religiosos las recibieron al grito de “asesina de la educación de los niños”, “destructora de familias”, y “apoyas el aborto”.

 

Desde los últimos 20 años se está impulsando, por parte de los varones de varios países occidentales desarrollados (especialmente los escandinavos, EEUU, UK, Australia, Canadá, Francia e incipientemente España), una serie de actividades organizadas, luchas y reivindicaciones que tienen a la masculinidad como tema principal. A dichas actividades se las ha dado en llamar "políticas de la masculinidad" en los ambientes académicos, y "movimientos" en el lenguaje popular. Casi ninguna de estas prácticas considera a la masculinidad como algo garantizado y natural, sino algo a transformar o conservar, algo que hay que defender o por lo que hay que luchar. Todas intentan dar respuesta a las preguntas ¿qué es ser un hombre hoy? y ¿qué derechos nos corresponden a los hombres hoy? Y todas también, directa o indirectamente, intentan ser una respuesta -grupal en este caso- al desafío que suponen los avances y cambios de las mujeres y el feminismo. De acuerdo a sus diversas concepciones y abordajes respecto a la masculinidad y al "desafío" femenino, se pueden diferenciar actualmente al menos cinco movimientos de varones, que representan otras tantas formas de posicionamiento masculino frente a los cambios de las mujeres y frente al feminismo: -EL MOVIMIENTO MITOPOÉTICO. EL MOVIMIENTO POR LOS DERECHOS DE LOS HOMBRES. FUNDAMENTALISMO MASCULINO. EL MOVIMIENTO ANTISEXISTA , O PROFEMINISTA. EL MOVIMIENTO MEDIÁTICO DE "LA RETORICA DE LOS NUEVOS VARONES".

 

El magnate neoyorquino no solo regresa a Washington con un apoyo en las urnas sin precedentes –siendo el ganador del voto popular por primera vez en sus tres candidaturas–, también lo hace de la mano de un Partido Republicano que se rindió políticamente a sus pies, con la mayoría asegurada en el Senado y en la Cámara de Representantes. Migración, economía, educación: las cartas que se barajan. Ucrania y Gaza, en el aire. El "negacionismo" climático de Trump y su apuesta por el 'fracking' amenazan a las empresas líderes en renovables.

 

Otro aspecto que creo que define muy bien el giro político en Estados Unidos, ha sido la dictadura del progresismo. No estar de acuerdo con muchos de los cambios sociales que se han producido en los últimos veinte años, se ha convertido en un desafío. Los detractores han sido catalogados como fascistas, machistas, y en general con toda una serie de apelativos que parecían excluirles de la realidad social. El miedo es un arma que adecuadamente manejada produce un resultado muy productivo. Las propias redes sociales, los atentados islamistas, lo ocurrido en Israel en octubre del año pasado, la delincuencia que se asocia a inmigración, sin entrar en más consideraciones económicas o de exclusión, en una sociedad que tiende a simplificar al máximo, se han convertido también en aspectos que han movilizado el voto contra las políticas de multiculturalidad o favorecedoras de la inmigración.

 

Trump y los republicanos, que defienden valores como la familia tradicional y una visión conservadora sobre el aborto y la diversidad sexual, en un contexto en el que los demócratas han ampliado su visión liberal de la sociedad. “El latino es más conservador por la influencia religiosa. Hay mucha gente latina que no le parece bien que exista un matrimonio entre dos hombres o entre dos mujeres y Trump es quien apoya eso”.

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