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Manuel Molares do Val
Jueves, 13 de Noviembre de 2014 Tiempo de lectura:

Sí, reformen la Constitución

Tras el intento de destruir España lanzado este sábado por los independentistas catalanes sería deseable reformar la Constitución y que todos los ciudadanos pudieran aprobar o rechazar en referéndum su nueva redacción. 

 

Se necesita retar a las fuerzas políticas para borrar definitivamente los ensoberbecidos separatismos, tan crecidos, que se hace necesario domarlos antes de que haya nuevos 9N en cada Comunidad o Cantón de pueblo, que es en lo que podemos terminar. 

 

Como dirán UPyD y Ciudadanos, no para darle más autoridad a los políticos catalanes, sino para hacer iguales a los ciudadanos aboliendo el ventajismo económico de las autonomías vasca y navarra. 

 

Esas prerrogativas son las que provocan celos en los políticos de las Comunidades como la catalana, que también exigen ser primus inter pares. 

 

Este es el origen del ataque de los nacionalistas a esta Constitución de 1978, que hizo libre y enriqueció a todo el país, pese a contener defectos como el de esta desigualdad entre iguales. 

 

Que se protejan los lógicos derechos autonómicos, sí, pero en paridad con los de todos los españoles. 

 

Darle hoy a los nacionalismos lo que propone concederles el PSOE, el federalismo asimétrico, crearía algo peor que la I República y sus chuscos cantones-taifas: traería el ébola del salvajismo a cada pueblo, y lo extendería al resto de Europa. 

 

No estamos para divisiones. Las ceguedades localistas impiden ver el expansionismo terrorista del Estado Islámico sobre los países quebrados y debilitados, que quiere España, “su” Al-Andalus. 

 

Lo mismo que la Generalidad ha sabido explotar a sus Cantinflas patrioteros tapándoles la corrupción cercana con el señuelo del independentismo, el Estado podría usar su propio márquetin para conseguir ciudadanos informados de su igualdad de derechos y deberes, limpiando simultáneamente toda corrupción que desmoraliza, avergüenza y destruye al país.

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