Una reseña de Giovanni Sessa
Raâga Blanda: Las composiciones poéticas de Julius Evola
Julius Evola
Con motivo del 50º aniversario de la muerte de Julius Evola, se ha publicado un número considerable de obras del filósofo o dedicadas a él. Aquí nos ocupamos de la colección de composiciones poéticas de Evola, Raâga Blanda, recientemente publicada en las librerías por Edizioni Mediterranee.
El libro, que incluye un ensayo introductorio de Giorgio Calcara, termina con un epílogo de Giovanni Canonico, director de Edizioni Mediterranee, y una breve biografía del pensador. Con evidente implicación emocional, el editor recuerda su encuentro con Evola, autor que desempeñó un papel importante en la historia de la valiente editorial romana. Se detiene en particular en la historia de la portada del volumen que presentamos, repropuesta en esta nueva edición anastática exactamente como fue concebida y deseada por el filósofo.
En su ensayo introductorio, Calcara presenta de forma orgánica y persuasiva el sentido y la significación de la producción poética de Evola. Se trata de un momento central y de gran importancia en la producción artística futurista-dadaísta del tradicionalista. La primera edición de Raâga Blanda apareció en 1969, gracias a la extraordinaria sensibilidad editorial de Vanni Scheiwiller.
La temporada poética de Evola, que coincidió con su temporada pictórica, terminó hacia 1922. Sus destellos poéticos han esperado cincuenta años para ser publicados en su totalidad, gracias a la insistencia del autor que consideraba estas experiencias «juveniles» como centrales en su proceso de realización especulativa. Como afirma la Nota preparada por la Fundación,las composiciones de Raâga Blanda atestiguan «la profunda unidad de un filósofo todavía capaz de pensar como artista y de un artista que [...] nunca dejó de hacer filosofía» (p. X). El término Raâga aparece por primera vez en la obra de Evola en 1920, en el poema I sogni (Sueños ), incluido en Arte astratta (Arte abstracto ), texto clave de la teoría abstraccionista europea. Calcara afirma que evoca «una presencia misteriosa que se manifiesta en forma de expresión fónica abstracta» (p. XIV). Este lema toma forma definitiva en el poema La parole obscure, convirtiéndose en uno de los cuatro «elementales» de esta composición, Monsieur Raâga.
Éste actúa como grabador, transcribiendo «los mecanismos del paisaje interior activados por los tres elementales anteriores» (p. XIV), Lilian, Ngara, Hhah. Gracias al estudio de Elisabetta Valento de 1989, que se centra en la relación epistolar del artista-filósofo con el dadaísta Tzara, sabemos que ya en 1919 Evola estaba pensando en su libro poético, que probablemente se terminó a finales de 1920. El libro no vio la luz entonces por desavenencias con Marinetti y los futuristas y, en consecuencia, algunas de las composiciones se incorporaron al ensayo teórico L'art abstrait , un texto que en muchos aspectos ya era dadaísta. Franco Crispolti, eminente crítico de arte, redescubrió el carácter crucial de la producción artística de Evola a finales de los años cincuenta y organizó una exposición de sus cuadros en la galería Claudio Bruni de Roma en 1963. Como hemos dicho, Scheiwiller respondió con entusiasmo a la propuesta de Evola, como se desprende de la correspondencia entre ambos, conservada en la Colección Apice de la Universidad de Milán.
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Para comprender el sentido de estos poemas, es necesario referirse al significado que teníael término raâga en el budismo primitivo. Puede traducirse como «apego» o «deseo», y se refiere a aquello que pesa sobre la mente, relegándola a la dimensión «causal» o «sensorial». En sánscrito, la palabra puede traducirse como «color», «mancha oscura», signo de la impureza de la condición humana que genera «sufrimiento y la imposibilidad de alcanzar el estado final de gran liberación» (p. XVII). El adjetivo blandapretende suavizar esta condición de estasis existencial, aludiendo a su posible superación. Los poemas de Evola son así «misteriosas abstracciones verbales, que describen paisajes interiores [...] que a veces cantan dulces territorios ácidos y feroces galopes, a veces descienden súbitamente a oscuras profundidades abisales para acabar proyectados en gélidas órbitas estelares» (p. XIX). A través de la experiencia del vacío, los poemas de Evola aluden a la superación de los límites que aún nos caracterizan, al descubrir, alquímicamente, nuestra naturaleza divina.
La palabra poética de Evola es un mantra, un rebus fonológico que libera la palabra hablada de la dimensión de la significación. Es una palabra mágica que lleva en sí elincipit vita nova, tanto respecto al yo como al mundo, como en los acuerdos de la perspectiva filosófica del idealismo mágico. Raâga blanda atestigua la irrupción de lo espiritual en el arte. El arte auténtico, de hecho, es órfico, un acto desdeterminante, que pone de relieve el ser que siempre está en marcha en el principio.
Para ello, la palabra debe liberarse de su relación unívoca con las cosas, pero también de su propio uso metafórico: sólo entonces se convierte en una puerta real abierta de par en par a lo divino. De las treinta composiciones del volumen, ocho están tomadas de L'art abstrait , aunque revisadas. Algunos de los textos son explícitamente dadaístas. Entre ellos, «A» dit: Lumière, que evoca la serpiente Ea, típica de la imaginería hermética evoliana. A partir de 1916, los poemas del primer periodo remiten a la fase pictórica del «idealismo sensorial»: «lo que llama la atención [...] es el recurso obsesivo a la adición de colores» (p. XXII). Esto es particularmente evidente en los Esbozos (Schizzi). También son dignos de mención los poemas compuestos durante la participación de Evola en la Primera Guerra Mundial. En estos poemas, «lo que se representa es la consecuencia de la acción: el apuntar, el disparar [...] y la explosión» (p. XXII).
Cabe señalar que, en general, en muchos de los poemas hay un claro énfasis en lo «femenino», como en la Ballade en rouge (Ballata in rosso). La nueva edición de Raâga blanda permite al lector apreciar plenamente el valor de la poesía de Evola, momento clave de su itinerario ideal y de su realización.
Nota: Cortesía de Euro-Synergies

Con motivo del 50º aniversario de la muerte de Julius Evola, se ha publicado un número considerable de obras del filósofo o dedicadas a él. Aquí nos ocupamos de la colección de composiciones poéticas de Evola, Raâga Blanda, recientemente publicada en las librerías por Edizioni Mediterranee.
El libro, que incluye un ensayo introductorio de Giorgio Calcara, termina con un epílogo de Giovanni Canonico, director de Edizioni Mediterranee, y una breve biografía del pensador. Con evidente implicación emocional, el editor recuerda su encuentro con Evola, autor que desempeñó un papel importante en la historia de la valiente editorial romana. Se detiene en particular en la historia de la portada del volumen que presentamos, repropuesta en esta nueva edición anastática exactamente como fue concebida y deseada por el filósofo.
En su ensayo introductorio, Calcara presenta de forma orgánica y persuasiva el sentido y la significación de la producción poética de Evola. Se trata de un momento central y de gran importancia en la producción artística futurista-dadaísta del tradicionalista. La primera edición de Raâga Blanda apareció en 1969, gracias a la extraordinaria sensibilidad editorial de Vanni Scheiwiller.
La temporada poética de Evola, que coincidió con su temporada pictórica, terminó hacia 1922. Sus destellos poéticos han esperado cincuenta años para ser publicados en su totalidad, gracias a la insistencia del autor que consideraba estas experiencias «juveniles» como centrales en su proceso de realización especulativa. Como afirma la Nota preparada por la Fundación,las composiciones de Raâga Blanda atestiguan «la profunda unidad de un filósofo todavía capaz de pensar como artista y de un artista que [...] nunca dejó de hacer filosofía» (p. X). El término Raâga aparece por primera vez en la obra de Evola en 1920, en el poema I sogni (Sueños ), incluido en Arte astratta (Arte abstracto ), texto clave de la teoría abstraccionista europea. Calcara afirma que evoca «una presencia misteriosa que se manifiesta en forma de expresión fónica abstracta» (p. XIV). Este lema toma forma definitiva en el poema La parole obscure, convirtiéndose en uno de los cuatro «elementales» de esta composición, Monsieur Raâga.
Éste actúa como grabador, transcribiendo «los mecanismos del paisaje interior activados por los tres elementales anteriores» (p. XIV), Lilian, Ngara, Hhah. Gracias al estudio de Elisabetta Valento de 1989, que se centra en la relación epistolar del artista-filósofo con el dadaísta Tzara, sabemos que ya en 1919 Evola estaba pensando en su libro poético, que probablemente se terminó a finales de 1920. El libro no vio la luz entonces por desavenencias con Marinetti y los futuristas y, en consecuencia, algunas de las composiciones se incorporaron al ensayo teórico L'art abstrait , un texto que en muchos aspectos ya era dadaísta. Franco Crispolti, eminente crítico de arte, redescubrió el carácter crucial de la producción artística de Evola a finales de los años cincuenta y organizó una exposición de sus cuadros en la galería Claudio Bruni de Roma en 1963. Como hemos dicho, Scheiwiller respondió con entusiasmo a la propuesta de Evola, como se desprende de la correspondencia entre ambos, conservada en la Colección Apice de la Universidad de Milán.
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Para comprender el sentido de estos poemas, es necesario referirse al significado que teníael término raâga en el budismo primitivo. Puede traducirse como «apego» o «deseo», y se refiere a aquello que pesa sobre la mente, relegándola a la dimensión «causal» o «sensorial». En sánscrito, la palabra puede traducirse como «color», «mancha oscura», signo de la impureza de la condición humana que genera «sufrimiento y la imposibilidad de alcanzar el estado final de gran liberación» (p. XVII). El adjetivo blandapretende suavizar esta condición de estasis existencial, aludiendo a su posible superación. Los poemas de Evola son así «misteriosas abstracciones verbales, que describen paisajes interiores [...] que a veces cantan dulces territorios ácidos y feroces galopes, a veces descienden súbitamente a oscuras profundidades abisales para acabar proyectados en gélidas órbitas estelares» (p. XIX). A través de la experiencia del vacío, los poemas de Evola aluden a la superación de los límites que aún nos caracterizan, al descubrir, alquímicamente, nuestra naturaleza divina.
La palabra poética de Evola es un mantra, un rebus fonológico que libera la palabra hablada de la dimensión de la significación. Es una palabra mágica que lleva en sí elincipit vita nova, tanto respecto al yo como al mundo, como en los acuerdos de la perspectiva filosófica del idealismo mágico. Raâga blanda atestigua la irrupción de lo espiritual en el arte. El arte auténtico, de hecho, es órfico, un acto desdeterminante, que pone de relieve el ser que siempre está en marcha en el principio.
Para ello, la palabra debe liberarse de su relación unívoca con las cosas, pero también de su propio uso metafórico: sólo entonces se convierte en una puerta real abierta de par en par a lo divino. De las treinta composiciones del volumen, ocho están tomadas de L'art abstrait , aunque revisadas. Algunos de los textos son explícitamente dadaístas. Entre ellos, «A» dit: Lumière, que evoca la serpiente Ea, típica de la imaginería hermética evoliana. A partir de 1916, los poemas del primer periodo remiten a la fase pictórica del «idealismo sensorial»: «lo que llama la atención [...] es el recurso obsesivo a la adición de colores» (p. XXII). Esto es particularmente evidente en los Esbozos (Schizzi). También son dignos de mención los poemas compuestos durante la participación de Evola en la Primera Guerra Mundial. En estos poemas, «lo que se representa es la consecuencia de la acción: el apuntar, el disparar [...] y la explosión» (p. XXII).
Cabe señalar que, en general, en muchos de los poemas hay un claro énfasis en lo «femenino», como en la Ballade en rouge (Ballata in rosso). La nueva edición de Raâga blanda permite al lector apreciar plenamente el valor de la poesía de Evola, momento clave de su itinerario ideal y de su realización.
Nota: Cortesía de Euro-Synergies