Tezanos y la termodinámica electoral
![[Img #27147]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/01_2025/729_dalle-2025-01-04-162729-a-whimsical-depiction-of-a-small-demon-in-a-surreal-setting-sitting-at-a-desk-with-papers-charts-and-a-typewriter-symbolically-cooking-an-editor.webp)
Hace varios años Lucifer andaba muy contento por la cantidad de almas que estaba consiguiendo para el Infierno, especialmente de líderes relevantes de todas las ideologías, sus asesores y periodistas a sueldo. Esto sucedía desde que el mentir descaradamente y el descalificar injustamente al oponente político dejó de ser un motivo de vergüenza pública, sino que se consideraba signo de virtud política y astucia.
Por ello el demonio se reía para sus adentros: “Estos idiotas resulta que en vida no pueden verse unos a otros ni en pintura y se pasarán toda la eternidad encadenados juntos en mis calderas”.
Pero era tan grande la previsión que hacía de incrementar su cosecha de almas perdidas que pidió autorización a Dios para ampliar el infierno, pues consideraba que meter en grupo a sectarios que se odiaban podría traer problemas.
Para darle su autorización Dios le encargó primero una misión, pues Lucifer no dejaba de ser un antiguo colaborador convertido en competencia, pero que aún podía ser útil en algunas tareas.
Así que Dios le dijo a Lucifer:
- “Mira, te autorizo a ampliar el Infierno, siempre y cuando averigües por qué el nuevo Presidente del CIS José Luis Tezanos creerá debido a un sueño que tendrá esta noche que las encuestas trucadas que hará en el futuro cumplirán las reglas científicas. Y aunque yo soy Dios y lo veo todo, no he conseguido entender su razonamiento, pues sabe que las manipula”.
Naturalmente, Lucifer estaba encantado con el encargo, que le pareció fácil de realizar. Para ello llamó a un ayudante suyo de confianza que vivía en Alcorcón y tenía un master de la Universidad Juan Carlos I en dimes y diretes diabólicos.
Así que esa noche José Luis Tezanos recibió la visita de Luzbelito, un pequeño demonio que se coló como observador en su mente para averiguar su secreto.
El sueño le llevó a a José Luis Tezanos a recordar con detalle, palabra por palabra, como si la volviera a vivir, una clase de física que recibió cuando era estudiante de bachillerato.
Se trataba de una exposición magistral de su profesor, que le reveló que el engaño estadístico no es una mentira en sí mismo, sino un arte basado en la ciencia y en las probabilidades:
"En 1871, James Maxwell”, comenzó diciendo el profesor, “quiso refutar la idea de que es imposible que el calor se desplazara de un cuerpo más frío a otro más caliente sin que se realizara a la vez algún tipo de intercambio de energía. Por entonces, ésta era la base de la segunda ley de la termodinámica.
Maxwell sugirió imaginativamente que si un pequeño demonio estuviese sentado en el borde de una puerta diminuta que comunicara dos vasijas, una llena sobre todo de aire caliente (la mayoría de sus moléculas moviéndose muy rápidas, aunque algunas pocas serían más lentas) y la otra llena sobre todo de aire frío (la mayoría de sus moléculas moviéndose muy lentas, aunque algunas pocas serían más rápidas) y controlara la puerta que comunica las vasijas, podría dejar entrar a las moléculas de aire más lentas del conjunto sólo hacia la vasija fría, y a las moléculas de aire más rápidas solo hacia la vasija caliente.
Si hiciera eso, sucedería que la temperatura de la vasija más fría descendería más y que la temperatura de la vasija más caliente aumentaría, y ello sólo por la voluntad del pequeño demonio, sin la realización de ningún trabajo ni consumo de energía.
Tal cosa iría en contra de lo que dice la segunda ley de la termodinámica (si ponemos en contacto dos objetos a diferente temperatura y no ejercemos ninguna acción el calor siempre fluirá del cuerpo caliente al frío, nunca al revés) y esa anomalía sucedería gracias a la intervención del pequeño demonio de Maxwell.
Pero ¿podría realmente hacer eso el demonio?”, se preguntó el profesor: “En realidad, teóricamente sí. Aunque Maxwell lo consideraba no una demostración de que la segunda ley de la Termodinámica fuera falsa o errónea, sino más bien como una prueba de que ésta ley sólo podía ser cierta estadísticamente: la ley describe cómo funciona el mundo, pero no de manera absoluta, en todos los casos, sino sólo en términos de probabilidades. Hay otras muchas leyes que también sólo son verdaderas estadísticamente hablando, por ejemplo, las de la economía.”
Según recordó en su sueño lo dicho por su profesor, José Luis Tezanos tuvo una revelación: lo mismo que la termodinámica promedia el movimiento e interacciones de innumerables moléculas, los estudios electorales lo hacen de miles de encuestas. Y en ambos casos un pequeño “toque” puede alterar el resultado previsto, en el primer caso de la temperatura y en el otro de unas elecciones.
En el CIS, él sería un demonio de Maxwell. Actuando sobre las entrevistas realizadas las seleccionaría: las más favorables y "cálidas" para sus ideas irían al cajón principal y dejaría las desfavorables y "frías" en el cajón secundario.
Luego bastaría controlar la "cocina” del conjunto con la mezcla adecuada, para que el resultado fuera el buscado. No importaría que fuera improbable, ya que su mera difusión pública serviría para reorientar votos dudosos, atraer voto útil y mejorar las expectativas de las ideas que él prefería. Los posteriores resultados reales no importaban, las encuestas alteradas serían un arma “termodinámica” electoral.
Cuando Dios se enteró del truco de Tezanos, dijo para sí, “¡Por eso no entendía su razonamiento, porque no puedo pensar como un demonio, pues soy Dios!”.
Luego autorizó a Lucifer a ampliar el Infierno con la condición de que en las instalaciones se creara una sección aparte, totalmente aislada, para demonios de Maxwell “porque este tipo de almas perdidas manipuladoras son capaces de intentar convencer a los demás condenados que el infierno está frío, e incluso es un lugar agradable. Si algunos le creyeran, ¿dónde quedaría entonces su merecido castigo?”.
(*)Arturo Aldecoa Ruiz. Apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia 1999 – 2019
Bibliografía: EL ESCARABAJO DE WITTGENSTEIN Y 25 EXPERIMENTOS MENTALES MÁS, Martin Cohen, Alianza Editorial.
Hace varios años Lucifer andaba muy contento por la cantidad de almas que estaba consiguiendo para el Infierno, especialmente de líderes relevantes de todas las ideologías, sus asesores y periodistas a sueldo. Esto sucedía desde que el mentir descaradamente y el descalificar injustamente al oponente político dejó de ser un motivo de vergüenza pública, sino que se consideraba signo de virtud política y astucia.
Por ello el demonio se reía para sus adentros: “Estos idiotas resulta que en vida no pueden verse unos a otros ni en pintura y se pasarán toda la eternidad encadenados juntos en mis calderas”.
Pero era tan grande la previsión que hacía de incrementar su cosecha de almas perdidas que pidió autorización a Dios para ampliar el infierno, pues consideraba que meter en grupo a sectarios que se odiaban podría traer problemas.
Para darle su autorización Dios le encargó primero una misión, pues Lucifer no dejaba de ser un antiguo colaborador convertido en competencia, pero que aún podía ser útil en algunas tareas.
Así que Dios le dijo a Lucifer:
- “Mira, te autorizo a ampliar el Infierno, siempre y cuando averigües por qué el nuevo Presidente del CIS José Luis Tezanos creerá debido a un sueño que tendrá esta noche que las encuestas trucadas que hará en el futuro cumplirán las reglas científicas. Y aunque yo soy Dios y lo veo todo, no he conseguido entender su razonamiento, pues sabe que las manipula”.
Naturalmente, Lucifer estaba encantado con el encargo, que le pareció fácil de realizar. Para ello llamó a un ayudante suyo de confianza que vivía en Alcorcón y tenía un master de la Universidad Juan Carlos I en dimes y diretes diabólicos.
Así que esa noche José Luis Tezanos recibió la visita de Luzbelito, un pequeño demonio que se coló como observador en su mente para averiguar su secreto.
El sueño le llevó a a José Luis Tezanos a recordar con detalle, palabra por palabra, como si la volviera a vivir, una clase de física que recibió cuando era estudiante de bachillerato.
Se trataba de una exposición magistral de su profesor, que le reveló que el engaño estadístico no es una mentira en sí mismo, sino un arte basado en la ciencia y en las probabilidades:
"En 1871, James Maxwell”, comenzó diciendo el profesor, “quiso refutar la idea de que es imposible que el calor se desplazara de un cuerpo más frío a otro más caliente sin que se realizara a la vez algún tipo de intercambio de energía. Por entonces, ésta era la base de la segunda ley de la termodinámica.
Maxwell sugirió imaginativamente que si un pequeño demonio estuviese sentado en el borde de una puerta diminuta que comunicara dos vasijas, una llena sobre todo de aire caliente (la mayoría de sus moléculas moviéndose muy rápidas, aunque algunas pocas serían más lentas) y la otra llena sobre todo de aire frío (la mayoría de sus moléculas moviéndose muy lentas, aunque algunas pocas serían más rápidas) y controlara la puerta que comunica las vasijas, podría dejar entrar a las moléculas de aire más lentas del conjunto sólo hacia la vasija fría, y a las moléculas de aire más rápidas solo hacia la vasija caliente.
Si hiciera eso, sucedería que la temperatura de la vasija más fría descendería más y que la temperatura de la vasija más caliente aumentaría, y ello sólo por la voluntad del pequeño demonio, sin la realización de ningún trabajo ni consumo de energía.
Tal cosa iría en contra de lo que dice la segunda ley de la termodinámica (si ponemos en contacto dos objetos a diferente temperatura y no ejercemos ninguna acción el calor siempre fluirá del cuerpo caliente al frío, nunca al revés) y esa anomalía sucedería gracias a la intervención del pequeño demonio de Maxwell.
Pero ¿podría realmente hacer eso el demonio?”, se preguntó el profesor: “En realidad, teóricamente sí. Aunque Maxwell lo consideraba no una demostración de que la segunda ley de la Termodinámica fuera falsa o errónea, sino más bien como una prueba de que ésta ley sólo podía ser cierta estadísticamente: la ley describe cómo funciona el mundo, pero no de manera absoluta, en todos los casos, sino sólo en términos de probabilidades. Hay otras muchas leyes que también sólo son verdaderas estadísticamente hablando, por ejemplo, las de la economía.”
Según recordó en su sueño lo dicho por su profesor, José Luis Tezanos tuvo una revelación: lo mismo que la termodinámica promedia el movimiento e interacciones de innumerables moléculas, los estudios electorales lo hacen de miles de encuestas. Y en ambos casos un pequeño “toque” puede alterar el resultado previsto, en el primer caso de la temperatura y en el otro de unas elecciones.
En el CIS, él sería un demonio de Maxwell. Actuando sobre las entrevistas realizadas las seleccionaría: las más favorables y "cálidas" para sus ideas irían al cajón principal y dejaría las desfavorables y "frías" en el cajón secundario.
Luego bastaría controlar la "cocina” del conjunto con la mezcla adecuada, para que el resultado fuera el buscado. No importaría que fuera improbable, ya que su mera difusión pública serviría para reorientar votos dudosos, atraer voto útil y mejorar las expectativas de las ideas que él prefería. Los posteriores resultados reales no importaban, las encuestas alteradas serían un arma “termodinámica” electoral.
Cuando Dios se enteró del truco de Tezanos, dijo para sí, “¡Por eso no entendía su razonamiento, porque no puedo pensar como un demonio, pues soy Dios!”.
Luego autorizó a Lucifer a ampliar el Infierno con la condición de que en las instalaciones se creara una sección aparte, totalmente aislada, para demonios de Maxwell “porque este tipo de almas perdidas manipuladoras son capaces de intentar convencer a los demás condenados que el infierno está frío, e incluso es un lugar agradable. Si algunos le creyeran, ¿dónde quedaría entonces su merecido castigo?”.
(*)Arturo Aldecoa Ruiz. Apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia 1999 – 2019
Bibliografía: EL ESCARABAJO DE WITTGENSTEIN Y 25 EXPERIMENTOS MENTALES MÁS, Martin Cohen, Alianza Editorial.