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Jacobo de Andrés
Lunes, 06 de Enero de 2025 Tiempo de lectura:

Justin Trudeau: La caída del fatuo progresismo woke

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Justin Trudeau, primer ministro de Canadá desde 2015, ha sido una figura central en la política canadiense, polarizando a ciudadanos y críticos tanto dentro como fuera del país. Hijo de uno de los líderes más icónicos de la historia de Canadá, Trudeau ha buscado combinar los vacíos ideales progresistas de su herencia política con un estilo propio, caracterizado por una atención exacerbada a la imagen y la comunicación.

 

Nacido el 25 de diciembre de 1971 en Ottawa, Justin Trudeau creció bajo el escrutinio público como hijo del carismático Pierre Elliott Trudeau, quien gobernó Canadá en dos periodos (1968-1979 y 1980-1984). Su madre, Margaret Trudeau, también destacó por su vida mediática y su activismo socialista.

 

Educado en el exclusivo Collège Jean-de-Brébeuf de Montreal y más tarde en la Universidad McGill y la Universidad de Columbia Británica, Trudeau eligió inicialmente un camino alejado de la política, trabajando como maestro de escuela. Sin embargo, su apellido y su carisma lo empujaron inevitablemente al escenario público.

 

Trudeau entró en política en 2008, ganando un escaño parlamentario por el distrito de Papineau, en Quebec. En 2013 asumió el liderazgo del Partido Liberal, rescatándolo de una etapa de declive. En 2015, su mensaje propagandístico de renovación y optimismo, que a la postre resultó tremendamente vacuo, le permitió liderar al partido hacia una contundente victoria, convirtiéndose en primer ministro.

 

Bajo su liderazgo, Canadá ha implementado numerosas políticas socialistas que, según los más críticos, han llevado el país a convertirse en un régimen totalitario.

 

A pesar de resultar demoledor desde un punto de vista económico y empresarial, Trudeau impuso un impuesto nacional al carbono para combatir el “cambio climático”, aunque su aprobación paralela de proyectos como oleoductos ha sido vista como una contradicción por parte de sus seguidores ambientalistas.

 

Su legalización del cannabis recreativo y su cerrar de ojos ante el auge de las drogas en el país, han convertido algunas ciudades canadienses en territorios perdidos en manos de “zombis vivientes” esclavos de todo tipo de drogas.

 

Inmigracionista a ultranza, Trudeau ha obviado también los problemas sociales y económicos generados por la llegada al país de miles de personas de culturas reacias a aceptar la tan cacareada libertad canadiense. Paralelamente, el Gobierno de Trudeau ha enfrentado duras críticas por la crisis de vivienda y el aumento del coste de vida, problemas que siguen afectando a millones de canadienses.

 

Al mismo tiempo, Trudeau ha enfrentado varias polémicas que han erosionado su imagen:

 

  • El conocido como "caso SNC-Lavalin", en el que se le acusó de interferir en una investigación judicial para favorecer a una empresa canadiense.

 

  • El dernominado escándalo de la WE Charity, en el que se cuestionaron posibles conflictos de interés relacionados con su familia.


Trudeau ha demostrado una habilidad notable para manejar su presencia pública, desde sus discursos siempre vacíos y demagógicos en los más diversos foros internacionales hasta su uso insistente de las redes sociales. En 2023, Trudeau anunció su separación de Sophie Grégoire, su esposa desde 2005, con quien tiene tres hijos. Este cambio en su vida personal no ha pasado desapercibido en un contexto en el que su popularidad ha mostrado fuertes signos de desgaste.

 

Finalmente, Trudeau no ha podido finalizar su tercer mandato, caído por su incapacidad para gestionar la crisis económica que atraviesa el país, cercado por la fuerza de un nuevo líder fuerte en Estados Unidos, como Donald Trump, y, sobre todo, desprestigiado por sus numerosas decisiones totalitarias y liberticidas durante la pandemia del Covid-19 y las protestas de los camioneros canadienses de hace algunos meses.

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