Primeras medidas
Donald Trump limpia en unas horas la basura progresista legada por el radical Joe Biden
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Apenas han transcurrido unas horas de su segundo mandato cuando el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, ha comenzado a cumplir su promesa de pasar página a la era radical del progresista Joe Biden. En sus primeros momentos en el cargo, Trump desmanteló el legado extremista del demócrata con una avalancha de órdenes ejecutivas sobre inmigración, economía y reforma del Gobierno federal.
El líder republicano borró los cuatro años de su antecesor antes incluso de llegar al Despacho Oval. El estadio Capital One Arena de Washington, a donde acudió tras haber sido investido bajo la cúpula del Congreso, fue el escenario de las primeras ratificaciones, recibidas con aplausos por un público multitudinario y entregado.
Para el nuevo mandatario se trataba de una cosa de «sentido común». Y en esa línea una de sus primeras órdenes fue revocar casi 80 decretos de Biden, incluido el que apostaba por una fatua equidad racial y el que abogaba por prevenir y combatir la discriminación con motivo de identidad de género y orientación sexual.
En su discurso de investidura, Donald Trump afirmó que convertirá en «política oficial» de su nuevo Gobierno reconocer solo dos identidades de género, «el masculino y el femenino», y sus primeros pasos ya reflejaron su intención de acabar con la perversa ideología «woke» (progresista).
En honor a su lema «Make America Great Again» (Hacer Estados Unidos Grande de Nuevo), Trump declaró una «emergencia nacional» en la frontera con México, que autoriza el uso de las fuerzas militares en esa linde, y firmó la orden para clasificar a los carteles mexicanos y grupos criminales como el venezolano Tren de Aragua o a la pandilla salvadoreña MS-13 como organizaciones terroristas. No fue la única medida que afectó a México. Aunque no cumplió su amenaza de aplicar a ese país y a Canadá aranceles del 25% por el flujo de inmigrantes y de fentanilo a través de las respectivas fronteras, retrasó esa aplicación al 1 de febrero.
La «emergencia nacional» también fue dirigida al sector energético. El mandatario avanzó que dará «rienda suelta» a la energía estadounidense, y repitió su voluntad de «perforar, perforar, perforar» en busca de petróleo.
Trump también indultó la pena a la gran mayoría de los condenados por el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio, que se produjo el mismo día en que se estaba certificando una victoria de Biden que sigue sin reconocer. Se vieron beneficiadas este lunes unas 1.500 personas.
Era un paso que ya había adelantado, como también su intención de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París, una orden emitida igualmente este lunes. Además de ese pacto multilateral, también ordenó la salida de EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS), impulsora, con el aval de todos los gobiernos liberal-progresistas, de todas las medidas liberticidas asociadas al Covid-19.
E igualmente avanzó que se notificará ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que los compromisos adquiridos por el anterior gabinete respecto al acuerdo fiscal global se quedan sin efecto.
Su reorganización del funcionamiento del país también se volcó con el día a día de ciertos trabajadores. Por ejemplo, puso fin a las políticas de trabajo remoto de los funcionarios y ordenó que vuelvan a sus despachos de cuatro a cinco días a la semana.
«Estados Unidos reclamará su lugar que le corresponde como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la Tierra. (…) El futuro es nuestro y nuestra era de oro ha comenzado», declaró triunfal.
Apenas han transcurrido unas horas de su segundo mandato cuando el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, ha comenzado a cumplir su promesa de pasar página a la era radical del progresista Joe Biden. En sus primeros momentos en el cargo, Trump desmanteló el legado extremista del demócrata con una avalancha de órdenes ejecutivas sobre inmigración, economía y reforma del Gobierno federal.
El líder republicano borró los cuatro años de su antecesor antes incluso de llegar al Despacho Oval. El estadio Capital One Arena de Washington, a donde acudió tras haber sido investido bajo la cúpula del Congreso, fue el escenario de las primeras ratificaciones, recibidas con aplausos por un público multitudinario y entregado.
Para el nuevo mandatario se trataba de una cosa de «sentido común». Y en esa línea una de sus primeras órdenes fue revocar casi 80 decretos de Biden, incluido el que apostaba por una fatua equidad racial y el que abogaba por prevenir y combatir la discriminación con motivo de identidad de género y orientación sexual.
En su discurso de investidura, Donald Trump afirmó que convertirá en «política oficial» de su nuevo Gobierno reconocer solo dos identidades de género, «el masculino y el femenino», y sus primeros pasos ya reflejaron su intención de acabar con la perversa ideología «woke» (progresista).
En honor a su lema «Make America Great Again» (Hacer Estados Unidos Grande de Nuevo), Trump declaró una «emergencia nacional» en la frontera con México, que autoriza el uso de las fuerzas militares en esa linde, y firmó la orden para clasificar a los carteles mexicanos y grupos criminales como el venezolano Tren de Aragua o a la pandilla salvadoreña MS-13 como organizaciones terroristas. No fue la única medida que afectó a México. Aunque no cumplió su amenaza de aplicar a ese país y a Canadá aranceles del 25% por el flujo de inmigrantes y de fentanilo a través de las respectivas fronteras, retrasó esa aplicación al 1 de febrero.
La «emergencia nacional» también fue dirigida al sector energético. El mandatario avanzó que dará «rienda suelta» a la energía estadounidense, y repitió su voluntad de «perforar, perforar, perforar» en busca de petróleo.
Trump también indultó la pena a la gran mayoría de los condenados por el ataque del 6 de enero de 2021 al Capitolio, que se produjo el mismo día en que se estaba certificando una victoria de Biden que sigue sin reconocer. Se vieron beneficiadas este lunes unas 1.500 personas.
Era un paso que ya había adelantado, como también su intención de retirar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París, una orden emitida igualmente este lunes. Además de ese pacto multilateral, también ordenó la salida de EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS), impulsora, con el aval de todos los gobiernos liberal-progresistas, de todas las medidas liberticidas asociadas al Covid-19.
E igualmente avanzó que se notificará ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que los compromisos adquiridos por el anterior gabinete respecto al acuerdo fiscal global se quedan sin efecto.
Su reorganización del funcionamiento del país también se volcó con el día a día de ciertos trabajadores. Por ejemplo, puso fin a las políticas de trabajo remoto de los funcionarios y ordenó que vuelvan a sus despachos de cuatro a cinco días a la semana.
«Estados Unidos reclamará su lugar que le corresponde como la nación más grande, más poderosa y más respetada de la Tierra. (…) El futuro es nuestro y nuestra era de oro ha comenzado», declaró triunfal.