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Pablo Mosquera
Viernes, 14 de Febrero de 2025 Tiempo de lectura:

Mi memoria histórica

El tiempo de un jubilado, universitario, inquieto y preocupado, es una llamada a la rebeldía como en la juventud. Han conseguido que mi generación posterior a la República y a la guerra civil nos pongamos a indagar y reaccionar ante ese capítulo de la historia que ahora pretenden escribir para darle la vuelta a la tortilla. 

 

Una cuestión ideológica. Una presunta memoria histórica no tiene porque ser democrática. Puede ser desde un mito hasta una manera de entretenernos y así no analizar nuestros derechos ciudadanos en uno de los periodos más cochambrosos de la democracia constitucional que recuperamos en 1978.

 

Tengo que comenzar por reivindicar: ¿dónde están enterrados los restos de mi abuelo materno Félix Mata Descarrega?. ¿Quién ordenó que lo fusilaran ?. ¿Cuál era el motivo para intentar sacarlo de noche de su domicilio en aquel verano de 1936 en la pequeña Ciudad Real?. ¿Acaso su patriotismo como militar en la guerra del protectorado marroquí, y en excedencia por la Ley Azaña era tal delito que algunos inquisidores condenaron con pena de muerte mediante paseo nocturno camino del cementerio ?. ¿Y los aprendices de asesinos frente populistas que pretendían con tal atrocidad?. ¿ Estaban orgullosos de su chulería asesina que dejó viuda y dos huérfanas de un hombre que había sido oficial de Regulares para servir a su patria?

 

Pues sí. Mi abuelo fue asesinado en Madrid, un 15 de septiembre de 1936. A su hermano Hermenegildo, oficial de la Legión, recién destinado a los guardias de asalto, lo encarcelaron y fusilaron en Paracuellos del Jarama en noviembre del mismo año. Supongo que ser militares -ambos hermanos e hijos de militar- era sospecha fundada de peligrosos franquistas o similar.

 

Evidente que han conseguido que tanto mi hermano médico como yo, que fuimos funcionarios del Estado por oposición, hagamos de nuestra jubilación tiempo de estudio y análisis sobre aquellos años que no vivimos. Y cuando analizamos la revolución de Asturias en 1934 nos quedamos asombrados de lo salvajes que fueron los mineros, el papel que tuvieron los anarquistas y los socialistas. Sí. Esos compañeros de ZP y Sánchez.

 

¡Ya está bien de amaestrar la historia!. Hoy es relativamente fácil acceder a información veraz y documental. Han logrado que los de mi generación profundicemos en eso que ahora pretenden reivindicar desde Cuelgamuros hasta Guernica, pero pasando por Ciudad Real, Madrid y sus checas, aquella Brigada del Amanecer de un tal Agapito García Atadell, que era de Viveiro, ciudad muy próxima a mi San Ciprián natal, donde resido. ¡Ah, y antes que se me olvide y mal interprete!. Mi padre no hizo la guerra, no tenía edad para ello. Mi abuelo paterno, que era liberal, fue alcalde de Ourense en 1919 y 1923. Murió en 1925.

 

Pero ahora viene mi derecho a la memoria histórica. Tengo la condecoración de S.M el Rey como víctima del terrorismo de ETA. Estuve catorce años amenazado de muerte. Cada vez que un comando etarra entraba en las Vascongadas, en su lista de "ekintzas" figuraba yo. Me habían señalado como enemigo del pueblo vasco. Por ser condsstitucionalistas, defensor de la libertad y de la dignidad de ser español en Euskadi, y además de militar con orgullo en Unidad Alavesa.

 

No sólo pretenden olvidar lo sucedido en España desde 1959 hasta la declaración de ETA sobre el final del terrorismo, es que quieren blanquearlo, movilizar el complejo de culpabilidad del Estado español como represor en el país de los vascos, y además, liberar, cuanto antes y a cambio de votos,  a todos los asesinos que están en las cárceles por sus crímenes, aunque no hayan confesado quiénes fueron los autores materiales de más de 300 asesinatos. Me temo que a las víctimas que descansan en los cementerios no se les podrá amnistiar. Me temo que sus familias sufrirán al ser testigos de los aurreskus y agasajos que reciben los gudaris al regreso a sus aldeas profundas.

 

Han conseguido que salga de mi exilio voluntario. Soy un militante de la verdad. Quiero que mi memoria histórica se conozca. Quiero que estos canallas vuelvan a perder la guerra... al menos del relato. 

 

Tengo memoria de cuando mi paso por la Universidad coincidía con el franquismo, pero recuerdo como los que hoy son socialistas a mi alrededor llegaban en autobuses cada primero de mayo a bailar y cumplimentar al matrimonio Franco-Polo en el Santiago Bernabéu. O cómo aceptaban las casas del Instituto Social de la Marina que les facilitó un falangista vencedor en la guerra civil -Pedrosa Latas- Y ahora sus hijos quieren desenterrar a los muertos en un aquelarre que todos habíamos enterrado con la reconciliación, entre otros motivos por aquel discurso de Manuel Azaña pidiendo "paz, piedad y perdón", un 18 de julio de 1938 desde el Ayuntamiento de Barcelona.

 

Barcelona; Pedro Moya Clua, miembro de la CNT durante la República, se pasó al franquismo y hasta le concedieron la medalla al Mérito en el Trabajo un 17 de julio de 1967, llegando a ser secretario en la mesa de las ultimas Cortes franquistas de las que era miembro por el tercio sindical. Yo le conocí como Presidente de los Consejos de Administración en la Ciudad Sanitaria "Francisco Franco" y "Príncipes de España"  del Instituto Nacional de Previsión, por supuesto con buenos sueldos y capacidad para tomar decisiones de obras a través de la empresa de confianza.

 

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