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Lunes, 17 de Marzo de 2025 Tiempo de lectura:
Parlamentaria de Vox en Vitoria

Amaia Martínez: "El Gobierno Vasco y el PNV serán responsables de lo que suceda cuando el acoso a Vox se convierta en violencia explícita"

[Img #27616]María Amaia Martínez Grisaleña, nacida el 6 de noviembre de 1968 en Vitoria (Álava) y periodista de formación, es la única parlamentaria de Vox en el Parlamento Vasco. Acostumbrada a batallar contracorriente y en entornos políticos hostiles, Amaia Martínez se ha destacado por su firme oposición al nacionalismo vasco, por su denuncia constante del blanqueamiento de los proetarras y por su repetida denuncia de la existencia de un "cordón sanitario" contra Vox por parte de otros grupos parlamentarios, hasta el punto de que hubo de recurrir al Tribunal Constitucional para recuperar derechos parlamentarios como los tiempos de intervención y la capacidad de presentar iniciativas en igualdad de condiciones.

 

Proveniente de una familia trabajadora, Amaia Martínez es hija de un obrero de Michelin y tiene tres hermanos. Está casada y es madre de una hija que ejerce como enfermera. Conversación exclusiva con La Tribuna del País Vasco.​

 

¿Cree que el Gobierno Vasco incita indirectamente a la violencia política o, al menos, contribuyen a la estigmatización de Vox en el País Vasco?

 

Sin duda. No podemos obviar que es el propio lehendakari Pradales quien lidera el apartheid a Vox en y fuera del Parlamento Vasco, despreciando el proceso democrático que le llevó a Ajuria Enea, haciendo lo propio con más de 20.000 ciudadanos vascos que nos votaron en las autonómicas de 2024.

 

Es un claro mensaje en el sentido de que “contra Vox todo vale” que ha alimentado aún más su consejero de Seguridad cuando en sede parlamentaria se negó a rechazar el acoso que sufrimos el 22 de febrero en Rentería, que justificó que seamos objeto de violencia por el número de votos recibidos. En aquel momento me produjo una gran tristeza… hoy estoy absolutamente indignada.

 

Ellos y su partido serán responsables de lo que suceda cuando el acoso se traduzca en violencia explícita. La gente que boicoteó nuestra mesa informativa en Rentería parecía dispuesta a todo, ataviada como los jóvenes etarras de los 80, con la misma cara de odio, de asesinos.

 

Por cierto, no debo olvidar el papel protagonista que los medios de comunicación tienen en la normalización de una situación tan anómala como esta. Hay excepciones, como la de este medio, pero lo cierto es que buena parte del resto ha normalizado algo tan antidemocrático como el veto a un partido con representación legítima, tan respetable como lo mayoría. mucho más que aún siguen anclados en la violencia. Si los medios denunciaran lo que sucede estoy segura de que dejaría de ocurrir en un plazo muy corto de tiempo. No quiero poner nombres, pero muchos de ellos se han convertido en parte del apartheid, en instrumentos de partidos y cargos que no tienen nada de democráticos.

 

¿Desde el PNV o desde alguna formación política nacionalista se ha intentado en algún momento abrir un canal de diálogo con su partido?

 

En ningún caso, jamás desde las filas de las formaciones separatistas, tampoco desde Sumar, salvo cuando se vieron obligados a negociar el reparto de roles en el Grupo Mixto que compartimos. Incluso se está notando un cambio de actitud en el PP, cercanos en la cafetería, evitando cualquier tipo de acuerdo con nosotros en el Parlamento Vasco. Su posición es la más complicada porque ven con buenos ojos el apartheid que sufrimos, pero temen ser parte evidente ante su electorado, conscientes de que podría castigarles en próximas citas electorales.

 

No hay un solo partido que no vea con buenos ojos el boicot institucional, político y social que sufrimos, que padece nuestra gente. Tampoco el PP. Por cierto, algo que no pasó con la izquierda abertzale ni en los peores años de ETA.

 

¿Qué opina de la normalización de la violencia política en el País Vasco y qué consecuencias cree que puede tener a largo plazo?

 

El riesgo es evidente, bien lo sabemos en el País Vasco. Nos amenazan, nos insultan, nos lanzan objetos contundentes, incluso nos agreden, como bien saben algunos compañeros de partido. Algún día pasará algo muy grave y me pregunto si entonces el señor Pradales, su consejero Zupiria y la gente de su partido se sentirán responsables de lo sucedido.

 

Para mí no hay duda alguna… hoy son los principales responsables del acoso que sufrimos, y no olvidemos que fue el PNV el partido que lideró el cordón antidemocrático a Vox en la pasada legislatura, el que mantienen de forma cobarde en la actual.

 

Quienes nos acosan son personas cercanas a la izquierda asesina de este país, la que aún considera que ETA actuó bien, la que desea la vuelta a los tiros en la nuca y las bombas lapa, la que sigue defendiendo que su violencia es una herramienta más para hacer política. Con esa gente en el tablero de juego todo es posible. Absolutamente todo. Y ni Pradales ni su partido van a hacer algo por impedir lo que pueda pasar.

 

Vox es un partido minoritario en el Parlamento Vasco. ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta su formaciónn política en esta comunidad autónoma?

 

Ahora mismo nuestro objetivo prioritario es hacer política en la calle en condiciones de igualdad con cualquier otro partido, algo impensable en buena parte del territorio nacional ante la violencia que contra nosotros alienta aquí el Gobierno Vasco, el PNV y EH Bildu, ante la que promueve sin disimulo y sin sonrojo el señor Sánchez desde Moncloa.

 

Pero no olvidamos que tenemos voz en el Parlamento Vasco, por mucho que a unos y a otros, demócratas fake, les duela. Vamos a seguir siendo la voz de las víctimas, reivindicando su memoria para que el terrorismo no vuelva a ser algo cotidiano de nuestro día a día.

 

Vamos a seguir defendiendo al castellano y a la población hispanohablante ante los ataques de partidos e instituciones que condicionan el futuro de las generaciones más jóvenes e impiden el acceso a la función pública a una parte importantísima de la ciudadanía con su política de imposición lingüística, de imposición del euskera.

 

Y no cejaremos en nuestro empeño de acabar con la inseguridad que crece y crece en nuestras calles, lo que el Gobierno Vasco tacha de percepción ciudadana de una forma vergonzosa. Inseguridad creciente, delitos cada vez más graves, una clara relación entre la inmigración ilegal descontrolada y la cada vez mayor peligrosidad en nuestras calles.

 

El reto es hacernos oír en territorio hostil, es llevar algo de razón a quienes insisten en acrecentar las diferencias entre españoles, a quienes quieren romper con España después de haberle chupado toda la sangre, a quienes por intereses partidistas son cómplices necesarios. Un PSOE tan culpable como PNV y EH Bildu.

 

Vivimos en una región de la que España ha desaparecido y nosotros somos hoy los únicos defensores de una España unida de ciudadanos iguales. Sentimos la responsabilidad de defender los símbolos de todos, la lengua de todos, la cultura de todos… ante la inmigración ilegal que todo lo contamina, ante la avalancha separatista que se está preparando ante los ojos cómplices de un partido socialista necesitado de pactos con el PNV para mantener saneada su particular empresa.

 

¿Cómo han afectado los ataques y el “cordón sanitario” a la actividad política de Vox en el País Vasco?

 

Cada vez que pensamos en una acción política, sea la que sea, tenemos que valorar el riesgo que corren los cargos públicos, afiliados y simpatizantes de Vox, de ahí que en no pocas ocasiones optemos por no llevarlas a cabo. Y también pensamos en los agentes de la Ertzaintza que nos protegen de las hordas abertzales sedientas de sangre. Ellos también corren un innegable riesgo, consecuencia de la insensatez de sus mandos políticos y de los hooligans de lo que fue HB.

 

Nadie puede negar, ni siquiera Ortuzar, Pradales o Zupiria, que a Vox no se le reconoce el derecho al ejercicio de la política en condiciones de igualdad, paz y libertad… y eso nos impide compartir nuestras opiniones con la ciudadanía, escuchar sus impresiones, sus problemas, plantear soluciones y alternativas.

 

El censo electoral vasco está dopado por la actividad criminal de ETA que obligó a huir a miles de personas, por la permisividad de la que siempre hizo gala el PNV. Y los resultados en las elecciones también lo están, por esta circunstancia y por la imposibilidad de que un partido tan legítimo como cualquiera pueda hacer política como el resto sí puede.

 

Lo tenemos muy complicado, pero nunca cejaremos en nuestro empeño de batallar en igualdad de condiciones. En ese momento veríamos hasta dónde llegaría nuestro respaldo electoral.

 

¿Ha padecido ataques físicos o psicológicos en el Parlamento Vasco? ¿Cómo es la relación cotidiana con sus compañeros diputados en el Parlamento Vasco?

 

Ataques físicos no, psicológicos a diario, en cada comisión, en cada sesión plenaria. No es fácil asistir a la patética demostración de desprecio de partidos como el PSE o el PNV cada vez que llevamos a pleno una iniciativa propia, aunque el tiempo hace lo suyo, también la convicción personal y el compromiso político, van haciendo su trabajo.

 

Hoy sé qué va a suceder cuando planteamos el rechazo a la violencia contra Vox, la condena de cualquier acto de enaltecimiento de ETA o el derecho de las familias vascas a elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos, la lengua en la que han de cursar sus estudios.

 

Sé que van a votar que no porque saben que no pagarán coste alguno porque los medios, muchos de ellos engordados con ayudas públicas, no trasladarán a la ciudadanía su forma de proceder. Y he de reconocer que cuesta llevarlo, sobre todo este aval que el cuarto poder les concede.

 

¿Y la relación fuera del foco mediático? Inexistente con EH Bildu y Sumar, como tiene que ser, cordial con el resto de parlamentarios. Y muy buena con algunos consejeros y consejeras que cuando los medios no nos ven se muestran muy cercanos. Como curiosidad, tras interpelar nosotros al responsable de Salud sobre el inaceptable peso del euskera en las ofertas públicas de empleo, un compañero nos confesó “tienes más razón que un santo”.

 

¿Qué les diría a los ciudadanos vascos que tienen miedo de expresar abiertamente su apoyo a Vox?

 

Les diría que les entiendo, que todos sabemos de qué son capaces quienes hace muy poco tiempo nutrían los comandos de ETA y señalaban a las víctimas de su organización terrorista. Significarse como votante de Vox no es sencillo en un entorno tan hostil como el vasco, pero les animaría a acercarse a quienes damos la cara día a día porque estaríamos encantados de ofrecerles algo de cobijo.

 

En el País Vasco llevamos prácticamente todo la democracia sufriendo la violencia del separatismo y de su gente. Identificarse como español ha supuesto asumir riesgos evidentes, incluso para la integridad física, para el futuro de parientes, amigos e hijos. Y, conscientes de ello, no les pediría jamás que asumieran tal peligro. Sólo les animo a acercarse a nosotros para ser cada vez más, para ser cada vez más fuertes e influyentes.

 

Hoy somos los únicos que defendemos España, la batalla sin cuartel contra la inmigración ilegal, la igualdad real entre sexos, que los presos de ETA cumplan íntegramente sus condenas, que el terrorismo figure en los currículos educativos del País Vasco.

 

Hay gente a la que le escuece nuestra franqueza, nuestra verdad. Quien esté con nosotros que nos lo haga saber. Nos dará fuerzas a nosotros y a ellos.

 

¿Qué papel cree que juegan los medios de comunicación en la percepción de Vox entre los ciudadanos vascos?

 

De alguna forma ya lo he dicho… Hace cuatro años, cuando un indecente pacto entre separatistas, ultraizquierda y socialistas pretendió violar nuestro derecho a la representación política en el Parlamento Vasco, señalamos a tres responsables claros: al Partido Nacionalista Vasco, al Partido Socialista de Euskadi y, con tremendo protagonismo, a los medios de comunicación.

 

En lugar de un compromiso con la imparcialidad han demostrado una sumisión al poder que les desacredita como cuarto poder. Lejos están los tiempos de contrapoder, vivimos la consolidación de bloques con la inestimable colaboración de los medios de comunicación.

 

Son ellos los que nos tachan de extrema o ultraderecha, son ellos los que dan por bueno que ningún partido debate con Vox, los que miran hacia otro lado cuando el Parlamento se niega a rechazar la exaltación del terrorismo aún tan presente en el País Vasco.

 

Y son ellos los que se han decantado por ocultar el papel protagonista del lehendakari y su consejero en la violencia que persigue a mi partido cada vez que hacemos política en la calle. Son los mismos que prefirieron ignorar que todo un consejero de Seguridad reconociera no saber lo que era una pistola táser hasta después de su nombramiento.

 

Con medios de verdad comprometidos con los valores de la democracia nada de lo que está sucediendo ocurriría.

 

¿Cuál es su mensaje para los votantes de Vox en el País Vasco que sienten miedo o incertidumbre?

 

Lo he dicho antes: por un lado, que tengan cuidado, porque ahí fuera hay gente dispuesta a todo para exterminar al adversario político, y nosotros lo somos del separatismo, del comunismo y del socialismo woke. Les pediría que se acerquen a nosotros, para conocernos, para que comprueben que los demonios no votan Vox, para que nos hagan llegar sus inquietudes, para que compartan con nosotros sus problemas. Y les pediría que no dejen de apoyar a una opción política que también en el País Vasco está en crecimiento. España en el País Vasco es Vox, como lo son la igualdad entre españoles, una fiscalidad solidaria y una misma justicia para todos.

 

Les pediría que no se dejen vencer por la insensatez del separatismo o las amenazas de la ultraizquierda criminal. Estamos con ellos, trabajamos para ellos, nos exponemos por ellos.

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