En el año 2000
La ONU llamó en un informe al reeemplazo de la población europea a través de la inmigración "para evitar el colapso demográfico y económico"
![[Img #27633]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/03_2025/8251_screenshot-2025-03-19-at-11-35-42-inmigracion-buscar-con-google.png)
Según un informe que la ONU emitió en el año 2000, Europa se enfrenta a un desafío demográfico sin precedentes: su población está envejeciendo rápidamente y, sin intervención, podría sufrir una drástica reducción en las próximas décadas. Así lo reveló en un estudio realizado por la División de Población de las Naciones Unidas, que analizaba posibles soluciones para contrarrestar el declive poblacional y el envejecimiento en el continente.
Según el estudio, países clave como Alemania, Italia, Francia y el conjunto de la Unión Europea experimentarán una disminución significativa de habitantes y una fuerte inversión de su pirámide poblacional si no se toman medidas. Las proyecciones de la ONU apuntaban a que la población italiana, por ejemplo, pasará de los 57 millones a solo 41 millones en 2050. En Alemania, la pérdida será similar, con la población activa disminuyendo drásticamente, mientras que el porcentaje de mayores de 65 años se duplicará.
Nota: Los suscriptores de La Tribuna del País Vasco pueden solicitar una copia del informe de la ONU (en inglés) por los canales habituales: [email protected] o en el teléfono 650114502
Ante esta situación, la ONU proponía la llamada "migración de reemplazo": una estrategia basada en el incremento masivo de la inmigración para compensar tanto la caída del número de trabajadores como el envejecimiento general.
Los números manejados por la ONu eran contundentes: para mantener estable su población en edad laboral, la Unión Europea necesitaría recibir casi 80 millones de migrantes adicionales hasta el año 2050. Para frenar también el envejecimiento —manteniendo la proporción de trabajadores por cada jubilado (conocida como tasa de soporte)— la cifra asciende a más de 670 millones de migrantes, algo que los propios expertos califican de "virtualmente inalcanzable".
En países como Alemania e Italia, esto supondría multiplicar por cinco o seis los flujos migratorios actuales, algo que plantea no solo desafíos logísticos, sino también políticos y sociales. "Nunca antes en la historia europea se han manejado cifras de esta magnitud", advierte el propio informe.
Además, el estudio, de una forma dramática, señala que sin esta migración masiva, el coste económico del envejecimiento será difícil de sostener: pensiones, sistemas sanitarios y mercados laborales entrarán en tensión. Para la ONU, los gobiernos deberán reconsiderar políticas como la edad de jubilación, la integración laboral de los mayores y el diseño de sus sistemas fiscales y sociales.
Aunque el informe reconoce que la migración es solo una parte de la solución, enfatiza que Europa no puede ignorar la magnitud del desafío. “La combinación de bajas tasas de natalidad y mayor esperanza de vida hará inevitable la disminución de la población activa si no se actúa”, concluyen los autores.
El informe también aborda otros países como Japón y Corea del Sur, donde la situación es aún más crítica. Sin embargo, Europa destaca por el alcance regional del fenómeno, afectando tanto a los países fundadores de la Unión Europea como a sus nuevos miembros.
Francia y el Reino Unido, aunque menos expuestos, tampoco están exentos. Según el estudio, incluso ellos necesitarán mantener tasas de migración comparables a las de las últimas décadas para evitar una reducción poblacional.
El descubrimiento de este informe reaviva el debate sobre las políticas migratorias europeas, en un momento en que muchos países enfrentan tensiones políticas internas sobre la inmigración. Los expertos de la ONU insisten en que los gobiernos deben iniciar un debate abierto y a largo plazo sobre cómo gestionar estos flujos, integrando a las nuevas poblaciones y adaptando sus modelos sociales para afrontar el siglo XXI.
Según un informe que la ONU emitió en el año 2000, Europa se enfrenta a un desafío demográfico sin precedentes: su población está envejeciendo rápidamente y, sin intervención, podría sufrir una drástica reducción en las próximas décadas. Así lo reveló en un estudio realizado por la División de Población de las Naciones Unidas, que analizaba posibles soluciones para contrarrestar el declive poblacional y el envejecimiento en el continente.
Según el estudio, países clave como Alemania, Italia, Francia y el conjunto de la Unión Europea experimentarán una disminución significativa de habitantes y una fuerte inversión de su pirámide poblacional si no se toman medidas. Las proyecciones de la ONU apuntaban a que la población italiana, por ejemplo, pasará de los 57 millones a solo 41 millones en 2050. En Alemania, la pérdida será similar, con la población activa disminuyendo drásticamente, mientras que el porcentaje de mayores de 65 años se duplicará.
Nota: Los suscriptores de La Tribuna del País Vasco pueden solicitar una copia del informe de la ONU (en inglés) por los canales habituales: [email protected] o en el teléfono 650114502
Ante esta situación, la ONU proponía la llamada "migración de reemplazo": una estrategia basada en el incremento masivo de la inmigración para compensar tanto la caída del número de trabajadores como el envejecimiento general.
Los números manejados por la ONu eran contundentes: para mantener estable su población en edad laboral, la Unión Europea necesitaría recibir casi 80 millones de migrantes adicionales hasta el año 2050. Para frenar también el envejecimiento —manteniendo la proporción de trabajadores por cada jubilado (conocida como tasa de soporte)— la cifra asciende a más de 670 millones de migrantes, algo que los propios expertos califican de "virtualmente inalcanzable".
En países como Alemania e Italia, esto supondría multiplicar por cinco o seis los flujos migratorios actuales, algo que plantea no solo desafíos logísticos, sino también políticos y sociales. "Nunca antes en la historia europea se han manejado cifras de esta magnitud", advierte el propio informe.
Además, el estudio, de una forma dramática, señala que sin esta migración masiva, el coste económico del envejecimiento será difícil de sostener: pensiones, sistemas sanitarios y mercados laborales entrarán en tensión. Para la ONU, los gobiernos deberán reconsiderar políticas como la edad de jubilación, la integración laboral de los mayores y el diseño de sus sistemas fiscales y sociales.
Aunque el informe reconoce que la migración es solo una parte de la solución, enfatiza que Europa no puede ignorar la magnitud del desafío. “La combinación de bajas tasas de natalidad y mayor esperanza de vida hará inevitable la disminución de la población activa si no se actúa”, concluyen los autores.
El informe también aborda otros países como Japón y Corea del Sur, donde la situación es aún más crítica. Sin embargo, Europa destaca por el alcance regional del fenómeno, afectando tanto a los países fundadores de la Unión Europea como a sus nuevos miembros.
Francia y el Reino Unido, aunque menos expuestos, tampoco están exentos. Según el estudio, incluso ellos necesitarán mantener tasas de migración comparables a las de las últimas décadas para evitar una reducción poblacional.
El descubrimiento de este informe reaviva el debate sobre las políticas migratorias europeas, en un momento en que muchos países enfrentan tensiones políticas internas sobre la inmigración. Los expertos de la ONU insisten en que los gobiernos deben iniciar un debate abierto y a largo plazo sobre cómo gestionar estos flujos, integrando a las nuevas poblaciones y adaptando sus modelos sociales para afrontar el siglo XXI.