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Lunes, 24 de Marzo de 2025 Tiempo de lectura:

El impacto del entorno familiar en la prevención de adicciones en el País Vasco

[Img #27666]En el debate sobre cómo prevenir las adicciones, la conversación suele girar en torno a factores sociales, el sistema educativo, el acceso a sustancias o la influencia de los medios. Sin embargo, uno de los pilares más determinantes es el entorno familiar. En el contexto del País Vasco, donde las dinámicas familiares están profundamente marcadas por la tradición, el vínculo emocional y la cercanía geográfica, el papel de la familia cobra una relevancia especial en los procesos de prevención y detección temprana de conductas adictivas.

 

La familia como primer espejo

 

El hogar es el primer entorno social de una persona. Es donde se aprenden normas, se modelan comportamientos y se establecen los primeros límites. Un entorno familiar estable, con comunicación fluida y normas claras, actúa como un factor protector frente al desarrollo de adicciones, especialmente en la adolescencia, una etapa crítica en la formación de la identidad y la toma de decisiones.

 

Por el contrario, dinámicas familiares disfuncionales como la falta de afecto, la sobreprotección, la rigidez extrema o la violencia verbal o física, pueden generar una vía de escape emocional. La adicción, en muchos casos, no es solo una conducta de riesgo, sino una respuesta a un malestar emocional profundo.

 

Educación emocional dentro del hogar

 

En el País Vasco, como en otras comunidades, el debate sobre la educación emocional ha comenzado a ocupar un lugar importante en el sistema educativo. Sin embargo, la escuela no puede ni debe asumir en solitario esa responsabilidad. La familia, con su presencia cotidiana, es clave para enseñar a los niños y adolescentes a gestionar la frustración, identificar sus emociones, pedir ayuda cuando lo necesitan y decir “no” cuando algo va en contra de sus valores.

 

La prevención de adicciones comienza mucho antes del primer contacto con una sustancia. Empieza con la capacidad de identificar una emoción, de ponerle nombre a lo que uno siente y de confiar en que puede expresarlo sin miedo a ser juzgado. Todo esto se entrena en casa, en la relación con los padres, hermanos y figuras de referencia.

 

La importancia de detectar señales a tiempo

 

En muchos casos, las familias no saben cómo actuar ante los primeros signos de una posible adicción: cambios de comportamiento, aislamiento, descenso en el rendimiento escolar o laboral, irritabilidad o incluso pequeñas mentiras reiteradas. No se trata de culpar, sino de ofrecer herramientas.

 

En este sentido, los recursos públicos y privados disponibles en el País Vasco son cada vez más variados, aunque todavía falta mejorar el acceso a información clara y orientación práctica para las familias. Hay situaciones en las que el acompañamiento externo es fundamental. Ya sea a través de consultas psicológicas, programas preventivos o incluso la derivación a un centro de desintoxicación en Donostia como el Instituto Castelao San Sebastián, lo importante es que la familia no afronte el problema en soledad por miedo al estigma.

 

Apoyo, no control

 

Uno de los errores más frecuentes en las familias que enfrentan un problema de adicción es confundir apoyo con control. Vigilar, imponer y castigar puede generar más distancia y resistencia. En cambio, construir un vínculo basado en la escucha, la empatía y los límites claros, puede favorecer que la persona afectada se abra al diálogo y a la búsqueda de ayuda.

 

En muchos casos, cuando una persona logra salir de una adicción, relata que uno de los factores que marcó la diferencia fue tener a alguien cerca que no se rindió, que supo acompañar sin presionar, que entendió que el camino no era lineal y que el proceso requería tiempo y comprensión.

 

La prevención de adicciones no es solo una tarea de las instituciones ni un desafío individual. Es un esfuerzo colectivo. En el País Vasco, donde los lazos comunitarios siguen teniendo peso, es fundamental reforzar el papel de las familias como núcleos de contención, orientación y apoyo. Acompañar, escuchar, educar emocionalmente y pedir ayuda a tiempo son acciones poderosas que pueden cambiar una vida. Porque en la lucha contra las adicciones, el entorno familiar no solo puede ser parte del problema, también puede formar parte de la solución.

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