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Pablo Mosquera
Martes, 01 de Abril de 2025 Tiempo de lectura:

La gestión del miedo

Desde diversas instancias se pide a la población que disponga de un kit de supervivencia para 72 horas. ¿Cuánta gente les hará caso?. Pero lo principal está en el fondo del planteamiento. Gestionar el miedo a una posible tercera guerra mundial. 

 

Con tal temor se logran por lo menos objetivos a inventario de un gobierno desacreditado. Los ciudadanos hablaremos del dichoso kit. Los ciudadanos comprenderemos el nuevo gasto en armamento. Los ciudadanos despreciaremos por falta de patriotismo defensivo a los partidos políticos que se opongan a incrementar el gasto en defensa-seguridad-rearme. Los ciudadanos dejaremos de observar las noticias de las corrupciones para fijarnos en el fantasma de otra guerra mundial. Los ciudadanos seremos generosos con una previsible subida de impuestos para pagarnos nuestra defensa de las fronteras. Los ciudadanos nos haremos soldados potenciales frente a los imperialistas que nos amenazan con ocuparnos militarmente. Seguro que me he dejado algo más...

 

Tengo la ventaja de haber superado definitivamente el miedo. Tras anunciarme los servicios de información que ETA tenía preparado mi asesinato en el Hospital Santiago Apóstol de Vitoria, donde ejercía como médico jefe de servicio, en 1995, logré vencer esa sensación de terror que supuso darme cuenta de cómo mi vida estaba en peligro. Es más. Las informaciones que había y se me transmitieron era que antes de asesinar a Goyo Ordoñez el primero de la lista era yo. Me salvó la vida un viaje a Londres aquellas Navidades. Pero lo que sí me advirtieron los expertos fue sobre cómo se podía vencer el miedo o por el contrario escapar de la pomada. Yo lo vencí como al parecer lo vencen los miembros de la brigada paracaidista y no he vuelto a tener miedo ni en las situaciones más duras.

 

Pero la historia de la humanidad está envuelta por el miedo. A la muerte. A las pestes. A las invasiones. A las guerras. Al hambre. A la inseguridad ciudadana. A los delincuentes. A las profecías que anuncian el fin del mundo. De la gestión del miedo quien más sabe es la Iglesia. En medicina definimos la angustia como el miedo a la desconocido. Ante tal situación el ser humano se mueve entre dos actitudes. La del camaleón, que se queda paralizado y así pretende pasar desapercibido ante el peligro que le acecha. La tempestad de movimientos que es la conducta del presunto héroe que termina sólo en la trinchera frente al ataque de los enemigos y ni el mismo puede dar una explicación convincente de los motivos por los que no salió de estampida.

 

Resulta extraño una vez más comparar el primer tercio del siglo XXI con el mismo periodo del pasado siglo XX. Una vez superado el miedo a la pandemia aunque ignoremos muchas de las causas y consecuencias, ahora toca plantearse una nueva guerra mundial. De hecho estamos en tiempos de guerra aunque la veamos por televisión, además con herramientas para la muerte y la destrucción absolutamente novedosas. Ahora son los drones el arma que antes fueron tanques y aviones. Sólo falta que se produzca otra gran recesión económica para que el sistema salte por los aires y tengamos que empezar de cero. En cualquier caso, algunos ya tenemos motivos objetivos para señalar la MANIPULACION de la humanidad como esa herramienta manejada desde unos ocultos centros del poder. El DESCRÉDITO de los organismos que fueron creados en Europa Occidental para evitar la tercera guerra mundial y controlar la denominado guerra fría, que se han quedado obsoletos e inservibles para lo que se avecina.  

 

Tengo la ventaja de vivir en O Cabo do Mundo, en el Finisterre, en una Galicia a la que todavía resulta complicado llegar, en una comarca paraíso natural casi desconocido por los urbanitas y sin interés para los grandes inversores. Aunque me preocupa cada vez más el hallazgo de tierras raras como aquel hallazgo del wolframio que los alemanes consideraron metal necesario para endurecer sus divisiones acorazadas. En definitiva, salvo error o extraño devenir, seremos los últimos en ser objetivo de los nuevos artilugios para la destrucción masiva. Es más. Me sigue preocupando un nuevo "experimento biológico" tipo Covid.

 

Pero siempre hay quien de la necesidad hace virtud. Y así el titular de una reunión de empresarios -señores de la guerra- "la industria española analiza los grandes retos del sector". No hay duda. Lo que para muchos es muiedo, para otros es negocio como consecuencia del miedo. Incluso los expertos ya le ponen situación en los presupuestos. El capítulo del que se va a pagar el desarrollo del sector armamentístico es INVERSION TECNOLÓGICA. Y así puede deducirse del debate en Las Cortes que Sánchez volcará la inversión militar en un plan nacional sobre tecnología e industria de defensa.

 

Lo que sucede es que el sanchismo cada día está más acosado que aquellos habitantes de Numancia. Al gran resistente le va a resultar muy complicado preparar a España para una imaginable guerra o defensa preventiva sin una autorización parlamentaria y desde luego sin someterse al veredicto del legislativo o de las urnas. Me imagino lo que estarán diciendo en los despachos de la OTAN del aliado en el sur de Europa con este ejecutivo dividido, mentiroso y que aunque trate de envolvernos en el celofán del miedo, lo único que consigue es darnos miedo en las manos de quien están las decisiones de nuestro país.

 

Y una maldad. ¿ La reunión de Waterloo no será para aprovechar la coyuntura y montar otra algarada pro independencia, esta vez en Cataluña y en Euskadi ?.    

   

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