Por qué Europa perderá la batalla arancelaria contra Estados Unidos
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La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos de la Unión Europea ha puesto de manifiesto una serie de desafíos estructurales que dificultan una respuesta efectiva y coordinada por parte de Europa. Entre estos desafíos destacan la falta de liderazgo sólido entre los principales dirigentes europeos, una brecha creciente en productividad y tecnología respecto a Estados Unidos, y políticas socioeconómicas que podrían estar desincentivando el esfuerzo individual y la meritocracia.
La reacción de los líderes socialdemócratas europeos, pequeños napoleones totalitarios, ante los aranceles estadounidenses ha sido diversa y, en ocasiones, descoordinada. El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó las medidas de Estados Unidos como "brutales e infundadas" y sugirió la posibilidad de suspender inversiones francesas en EE.UU., así como la implementación de impuestos a los servicios digitales que afectarían a empresas tecnológicas estadounidenses. Por otro lado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que la UE tiene un "plan fuerte para retaliar" contra los aranceles, pero también expresó su disposición a negociar, indicando una postura más cautelosa.
La productividad en Europa ha quedado rezagada en comparación con Estados Unidos. Factores como una menor inversión en investigación y desarrollo (I+D) y una adopción más lenta de tecnologías digitales han contribuido a esta brecha. Según el Banco Central Europeo, en los últimos 30 años, la brecha de productividad entre la zona euro y Estados Unidos se ha ampliado considerablemente, debido en parte a un crecimiento relativamente débil de la productividad total de los factores en la zona euro. Además, la inversión en I+D en la UE es menor en comparación con Estados Unidos, lo que limita la capacidad de innovación y adaptación tecnológica en el continente.
Por otro lado, las políticas socioeconómicas en Europa, caracterizadas por altos impuestos cercanos a la extorsión, han desincentivado el esfuerzo individual y la meritocracia. Estas políticas podrían tener el efecto no intencionado de reducir la motivación para la innovación y el emprendimiento, esenciales para el crecimiento económico y la competitividad global.
La combinación de un liderazgo europeo débil y vacilante, una brecha creciente en productividad y tecnología, y políticas que podrían estar desincentivando el esfuerzo individual, coloca a Europa en una posición vulnerable frente a las políticas proteccionistas de Estados Unidos. Para revertir esta tendencia, es esencial que Europa adopte medidas que fortalezcan su liderazgo, incrementen la inversión en I+D y promuevan una cultura que valore y recompense el mérito y el esfuerzo individual.
La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a productos de la Unión Europea ha puesto de manifiesto una serie de desafíos estructurales que dificultan una respuesta efectiva y coordinada por parte de Europa. Entre estos desafíos destacan la falta de liderazgo sólido entre los principales dirigentes europeos, una brecha creciente en productividad y tecnología respecto a Estados Unidos, y políticas socioeconómicas que podrían estar desincentivando el esfuerzo individual y la meritocracia.
La reacción de los líderes socialdemócratas europeos, pequeños napoleones totalitarios, ante los aranceles estadounidenses ha sido diversa y, en ocasiones, descoordinada. El presidente francés, Emmanuel Macron, calificó las medidas de Estados Unidos como "brutales e infundadas" y sugirió la posibilidad de suspender inversiones francesas en EE.UU., así como la implementación de impuestos a los servicios digitales que afectarían a empresas tecnológicas estadounidenses. Por otro lado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, afirmó que la UE tiene un "plan fuerte para retaliar" contra los aranceles, pero también expresó su disposición a negociar, indicando una postura más cautelosa.
La productividad en Europa ha quedado rezagada en comparación con Estados Unidos. Factores como una menor inversión en investigación y desarrollo (I+D) y una adopción más lenta de tecnologías digitales han contribuido a esta brecha. Según el Banco Central Europeo, en los últimos 30 años, la brecha de productividad entre la zona euro y Estados Unidos se ha ampliado considerablemente, debido en parte a un crecimiento relativamente débil de la productividad total de los factores en la zona euro. Además, la inversión en I+D en la UE es menor en comparación con Estados Unidos, lo que limita la capacidad de innovación y adaptación tecnológica en el continente.
Por otro lado, las políticas socioeconómicas en Europa, caracterizadas por altos impuestos cercanos a la extorsión, han desincentivado el esfuerzo individual y la meritocracia. Estas políticas podrían tener el efecto no intencionado de reducir la motivación para la innovación y el emprendimiento, esenciales para el crecimiento económico y la competitividad global.
La combinación de un liderazgo europeo débil y vacilante, una brecha creciente en productividad y tecnología, y políticas que podrían estar desincentivando el esfuerzo individual, coloca a Europa en una posición vulnerable frente a las políticas proteccionistas de Estados Unidos. Para revertir esta tendencia, es esencial que Europa adopte medidas que fortalezcan su liderazgo, incrementen la inversión en I+D y promuevan una cultura que valore y recompense el mérito y el esfuerzo individual.