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Lunes, 07 de Abril de 2025 Tiempo de lectura:
Un artículo de A. Terrenzio

Golpe de Estado contra Marine Le Pen: La Unión Europea ya es una dictadura

Cartel en apoyo a Marine Le PenCartel en apoyo a Marine Le Pen

El politólogo y sociólogo Emmanuel Todd, en su influyente libro La derrota de Occidente sostiene eficazmente que Occidente está gobernado por “oligarquías financieras nihilistas”, mientras que en el caso de Rusia habló de una “democracia autoritaria”.

 

La orden de detención de Marine Le Pen, acusada de apropiación ilícita de fondos europeos, los suyos y los de otros ocho eurodiputados así como de doce asistentes parlamentarios, inaugura una nueva etapa: la de la dictadura liberal. Utilizamos esta definición aparentemente oxímoron para poner de relieve una realidad que desde hace unos veinte años es objeto de estudio en manuales que hablan abiertamente de “posdemocracia” o de “crisis del liberalismo”. El supuesto básico es bastante simple y describe a las democracias liberales como democracias meramente nominales, donde los intereses de una minoría prevalecen sobre los de la mayoría. Lo cual es lo opuesto de lo que debería ser la democracia tal como la hemos entendido en Europa durante al menos doscientos años: la afirmación del principio mayoritario.

 

Las oligarquías europeas, en el sentido que les da Todd, son corruptas y están desacreditadas a los ojos de la opinión pública, con escándalos que involucran a las más altas personalidades de las instituciones comunitarias, basta mencionar sobre todo a la presidenta de la Comisión Europea, Von Der Leyen, reelegida por el Parlamento Europeo a pesar del escándalo de varios miles de millones de euros en vacunas.

 

La prohibición de ejercer cargos públicos durante cuatro años con efecto inmediato pone de relieve los dobles estándares y la naturaleza engañosa de juzgar la gravedad de ciertos delitos, según el dicho popular de que la ley se interpreta para los amigos y se aplica para los enemigos. De hecho, diríamos que las peores atrocidades en las democracias liberales se aplican por ley.

 

El tratamiento judicial reservado al líder del Rassemblement National no fue del todo inesperado, dado lo sucedido con el candidato presidencial rumano, Calin Georgescu, por presunta y nunca probada financiación rusa en Tik Tok, además de otras irregularidades detectadas por el Tribunal Constitucional rumano. Se imaginaba uno que el golpe anterior en Rumania se repetiría luego en países más importantes de la Unión Europea, como ocurrió en Francia.

 

El estado de las oligarquías políticas europeas se sustenta en un poder interno muy frágil. En Francia, Emmanuel Macron encabeza un gobierno minoritario, Y en las elecciones presidenciales de 2027, Marine Le Pen fue finalmente considerada como la gran favorita. En este contexto, las élites gobernantes tienen, como ya hemos escrito en otro artículo, la necesidad de ventilar las tensiones que existen al interior de sus países. La guerra con Rusia, apoyada por Francia y Gran Bretaña, tiene como objetivo inmediato el de prolongar el conflicto en Ucrania lo máximo posible, agotar a Rusia y llevarla no tanto a un enfrentamiento directo que aniquilaría a Europa en pocos minutos, sino desestabilizar a Rusia provocando un caos interno tal que provoque no sólo la caída del régimen de Putin, sino una división en varias repúblicas y lo reduzca, prácticamente, al Estado de Moscovia. Para lograr este objetivo loco, que sin embargo representa el sueño húmedo de las potencias anglosionistas con sede en Londres, de apoderarse de los inmensos depósitos de hidrocarburos y materias primas, los grupos de poder eurodemócratas están dispuestos a ilegalizar o incluso a atentar contra la vida de cualquiera que obstaculice este plan.

 

 

La subversión de las élites

 

Las élites neoliberales actuales han experimentado en los últimos años con políticas de emergencia de naturaleza cada vez más subversiva. Si durante el periodo de la Covid los no vacunados fueron tachados de enemigos públicos, las medidas legislativas que limitan las libertades fundamentales han abierto una herida psicológica más que jurídica. Estas oligarquías autoproclamadas son literalmente rehenes de un delirio narcisista, ya estudiado por el sociólogo Christopher Lasch a mediados y fines de la década de 1970. En virtud de este estado de ánimo, no dudan en jugar de manera cada vez más injusta y en hacerlo incluso con la creencia de que lo hacen por el “bien” de las democracias. Incluso la acción política más éticamente abyecta es vista por estas figuras como necesaria para la preservación del sistema de las democracias liberales.

 

Por eso, la guerra contra Rusia no es sólo el pretexto para otra burbuja especulativa generada por la carrera armamentista, sino un juego en el que las clases posliberales europeas se lo juegan todo. Esta clase incluye también una clase intelectual y social suplementaria, cegada por la idea de que el peligro viene de Oriente, como si todavía estuviéramos en la Guerra Fría. Los más estúpidos de ellos han llegado a la misma conclusión: es necesario ilegalizar los llamados partidos “prorrusos”, sea lo que sea que eso signifique, ya que basta con asumir una actitud crítica hacia los políticos que siguen queriendo un conflicto que está devastando a Ucrania, para ser etiquetados como partidarios o agentes de Moscú. Los periodistas e intelectuales del régimen, mediante la mala fe narcisista y el cortocircuito ideológico, refuerzan el concepto calendiano de erigir un "escudo democrático" contra los partidos que no quieren la guerra contra Rusia.

 

Marine Le Pen, en su discurso a la prensa francesa, habló del poder judicial como un peligro para el orden democrático. Los martillazos judiciales son el instrumento que las oligarquías de los demócratas globalistas están utilizando de forma cada vez más contundente contra las fuerzas soberanistas que se oponen al “partido de la guerra”. Decapitar a la clase política del primer partido en Francia es de una gravedad inaudita y hay que reaccionar. También por esta razón, el conflicto ucraniano sigue siendo central y cuanto antes lo cierren los rusos, antes verán su fin estas élites abusivas que sólo responden a sus intereses.

 

Traducción: Carlos X. Blanco.

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