Polémica en Portugalete
La verdad objetiva de las víctimas del terrorismo
En relación a la negativa del Ayuntamiento de Portugalete de colocar las placas recordando a los asesinados en ese municipio en actos terroristas, el argumento esgrimido por el alcalde de dicho municipio es el de que hay o puede haber familias que no estén de acuerdo en que se coloque la placa que recuerde a su familiar asesinado. Este argumento pone de manifiesto que todavía hoy sigue siendo necesario recordar que la verdad objetiva de las víctimas no se puede buscar en la opinión de las asociaciones o fundaciones de víctimas del terrorismo, ni tampoco en las familias de los asesinados, ni siquiera en lo que los asesinados pensaron en vida.
En esos ámbitos nos podemos encontrar y nos encontramos con opiniones divergentes, e incluso contradictorias. Pero esa situación no afecta a la verdad objetiva de las víctimas. La verdad objetiva de las víctimas, de las víctimas asesinadas que lo único que nos hacen oír es su silencio impuesto, se halla en la intención de los asesinos. Esa intención es política y pertenece al ámbito público, y no al ámbito privado. Por medio del asesinato, los terroristas arrancan a la víctima asesinada de su significación privada y lo establecen, como víctima del terrorismo político, en el espacio público, de la verdad pública que radica en la intención del asesino: eliminar al asesinado para a través de ese acto terrorista impulsar la implantación de un proyecto totalitario.
Es esa verdad pública que supera el ámbito privado del recuerdo de los familiares el que debe ser recordada para que todos sepan lo que sucedió y para que, desde esa memoria pública, sean capaces de hacer lo necesario para que no vuelva a repetirse. Es el servicio de la memoria de las víctimas asesinadas y de las víctimas de atentados mortales en intención hacen a la libertad y al pluralismo como condiciones de la convivencia en paz.
En relación a la negativa del Ayuntamiento de Portugalete de colocar las placas recordando a los asesinados en ese municipio en actos terroristas, el argumento esgrimido por el alcalde de dicho municipio es el de que hay o puede haber familias que no estén de acuerdo en que se coloque la placa que recuerde a su familiar asesinado. Este argumento pone de manifiesto que todavía hoy sigue siendo necesario recordar que la verdad objetiva de las víctimas no se puede buscar en la opinión de las asociaciones o fundaciones de víctimas del terrorismo, ni tampoco en las familias de los asesinados, ni siquiera en lo que los asesinados pensaron en vida.
En esos ámbitos nos podemos encontrar y nos encontramos con opiniones divergentes, e incluso contradictorias. Pero esa situación no afecta a la verdad objetiva de las víctimas. La verdad objetiva de las víctimas, de las víctimas asesinadas que lo único que nos hacen oír es su silencio impuesto, se halla en la intención de los asesinos. Esa intención es política y pertenece al ámbito público, y no al ámbito privado. Por medio del asesinato, los terroristas arrancan a la víctima asesinada de su significación privada y lo establecen, como víctima del terrorismo político, en el espacio público, de la verdad pública que radica en la intención del asesino: eliminar al asesinado para a través de ese acto terrorista impulsar la implantación de un proyecto totalitario.
Es esa verdad pública que supera el ámbito privado del recuerdo de los familiares el que debe ser recordada para que todos sepan lo que sucedió y para que, desde esa memoria pública, sean capaces de hacer lo necesario para que no vuelva a repetirse. Es el servicio de la memoria de las víctimas asesinadas y de las víctimas de atentados mortales en intención hacen a la libertad y al pluralismo como condiciones de la convivencia en paz.