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Domingo, 04 de Mayo de 2025 Tiempo de lectura:
Un artículo de Giorgio Agamben

Una nueva Edad Media está por venir

Apagón (Pixabay)Apagón (Pixabay)

Un pasaje del libro de Sergio Bettini El arte al final del mundo antiguo describe un mundo que es difícil no reconocer como similar al que vivimos: "Las funciones políticas son asumidas por una burocracia estatal. Esto se acentúa y se aísla (antes de las cortes bizantinas y medievales), mientras que las masas se vuelven abstencionistas (germen del anonimato popular de la Edad Media); Sin embargo, en el seno del Estado se formaron nuevos núcleos sociales en torno a las diferentes formas de actividad (germen de las corporaciones medievales) y los latifundios, devenidos autárquicos, fueron el preludio de la organización de algunos grandes monasterios y del propio Estado feudal".

 

Si la concentración de funciones políticas en manos de una burocracia estatal, su aislamiento de la base popular y el creciente abstencionismo de las masas se adaptan perfectamente a nuestra situación histórica, basta actualizar los términos de las líneas siguientes para reconocer algo familiar también aquí. Los latifundios evocados por Bettini corresponden hoy a grupos económicos y sociales que actúan de manera cada vez más autárquica, siguiendo una lógica completamente alejada de los intereses de la colectividad, y los núcleos sociales que se forman dentro del Estado corresponden no sólo a lolobbies que operan dentro de las burocracias estatales, sino también a la incorporación de categorías profesionales enteras a las funciones de gobierno, como ha sucedido en los últimos años con los médicos.

 

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El libro de Bettini es de 1948. En 1971 se publicó el libro de Roberto Vacca Il medioevo prossimo venturo, en el que el autor predijo una evolución catastrófica de los países más avanzados, que ya no serían capaces de resolver los problemas relacionados con la producción y distribución de energía, el transporte, el suministro de agua, la eliminación de residuos y el procesamiento de la información. Si Vacca pudo escribir que los anuncios de catástrofe inminente eran tan numerosos en aquellos años que habían producido una auténtica literatura "ruinográfica", hoy las predicciones apocalípticas, sobre todo las relacionadas con el clima, al menos se han duplicado.

 

 

Si bien los desastres (como los producidos por la energía nuclear) son, si bien no probables, ciertamente posibles, la degradación de los sistemas en que vivimos es concebible sin que necesariamente adopte la forma de una catástrofe. El colapso político, económico y espiritual de los países europeos, por ejemplo, es evidente hoy en día, incluso aunque seguirán sobreviviendo durante algún tiempo. ¿Cómo podemos pensar entonces el advenimiento de una nueva Edad Media? ¿Cómo transformar el abstencionismo político que vemos a nuestro alrededor en un “anonimato popular” capaz de inventar formas nuevas y anónimas de expresión y de vida? ¿Y cómo podría el aislamiento de las burocracias estatales y la proliferación de potentados autárquicos anunciar la aparición de fenómenos similares a los grandes monasterios, en los que el éxodo de la sociedad existente produce nuevas formas de comunidad? Es cierto que esto sólo podrá suceder si un número inicialmente pequeño pero creciente de individuos es capaz de leer en las formas políticas que se disuelven el presagio de formas de vida nuevas o más antiguas.

 

Traducción: Carlos X. Blanco

 

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