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Nino Muñoz
Lunes, 01 de Diciembre de 2014 Tiempo de lectura:

Reconocimiento, rectificación y esperanza

Señor Director:

 

En el Parlamento vasco, la asociación de familiares de presos Etxerat, mostrando su desfachatez habitual, ha denunciado la grave situación de sus familiares, los presos de ETA, porque dicen que se vulnera su derecho a la educación. Los “presos políticos”, continuaron diciendo sus portavoces, no pueden estudiar en euskera de forma gratuita. Ante semejante falta de respeto, los representantes del PP y PSE les reprocharon que esos familiares presos, amén de a niños, cocineros, periodistas, policías y guardias civiles, mataron a nuestros familiares y compañeros. A quienes Etxerat denomina presos políticos no están presos porque se metieron en política, sino porque cometieron  delitos y como es evidente los presos etarras pueden estudiar una carrera como el  resto de los reclusos a través de la UNED y no en la Universidad de Deusto y en Mondragón por buenos y bonitos.

 

Acaba de manifestar la ex etarra C. Guisasola que los “abertzales” tienen que hacer autocrítica, que las “auténticas burradas” las hemos cometido “nosotros”;  “que algunos que estuvieron y están en puestos relevantes ayer nos invitaron a entrar en ETA” y que, como manifiesta Andoni Alza, “también aquellos que  gritaban, ETA mátalos, tienen que asumir responsabilidades”.

 

Mientras quienes invitaron a entrar en ETA y comprendieron y pactaron con la banda, Etxerat y los  Bildu, Sortu y Amaiur sigan dando cobertura a sus reclusos, tratando de justificar el terrorismo y los presos etarras no reconozcan el sufrimiento causado, no deserten de  la organización ni exijan su desaparición, ni muestren voluntad de reinserción, la tarea de la consecución del entendimiento, será poco menos que imposible.

 

Claro, siempre queda la esperanza, y la rectificación es deseable y posible. Falta trabajar sobre el  “suelo ético” y asentar las bases para conseguir una convivencia en paz.

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