Regresé a Vitoria para recordar
En junio de 1976 y siendo funcionario del Estado por el Ministerio de Trabajo tras oposición con tres ejercicios que iban eliminando candidatos a las plazas convocadas, me nombraron Director de la Residencia Sanitaria " Ortiz de Zárate" y Jefe Provincial de los Servicios Sanitarios del Instituto Nacional de Previsión en Álava. Al frente del equipo procedente del gran Hospital Vall de Hebrón del que fui Director, tuve la encomienda de poner en marcha un nuevo Hospital General. Lo hicimos en seis meses. Creo que sorprendimos a propios y extraños. Además, no pertenecíamos a la entonces pléyade de mandarines con carnet de la UCD. Por eso aun estoy esperando que me den las gracias. Fue un trabajo técnico que significaba modernizar el derecho a la asistencia sanitaria integral compitiendo con otro gran hospital- Santiago Apóstol de FASVA- y una red de ambulatorios que convertí en Centros de Salud, tal como luego publiqué ante Ernest Lluch. La aventura de servicio público esencial duró hasta 1978. Se crearon cientos de puestos de trabajo. Se resolvieron los concursos de oposición para dotar con nuevos médicos la sanidad vasca sita en Vitoria. Las publicaciones sobre cómo debían funcionar las diferentes áreas del hospital pueden verse en las revistas médicas del momento -Urgencias; Bloque Quirúrgico; Consultas Externas; Hospitalización; Hospital materno infantil; Admisión-.
Tras recorrer Burgos, Tenerife y Gerona, regresé. Gané por concurso oposición plaza de Medicina General y por oposición con tres ejercicios plaza de Jefe de la Unidad de Medicina Preventiva y Salud Laboral del Hospital General Santiago Apóstol, donde me integré en 1982, así mismo era asesor de salud laboral en Industrias Gálicas y Esmaltaciones San Ignacio. En la primera resolví un grave escape de plomo que dio lugar a "saturnismo". Durante este tiempo fui elegido miembros del Colegio de Médicos de Álava y Vocal Nacional del Consejo General de Colegios Médicos de España.
Desgraciadamente acontecimientos socio-políticos con la escalada del terrorismo de ETA pusieron mucho más complicada la vida en esa hermosa ciudad que con el tiempo llegaría a ser capital del País Vasco.
Me presenté a la plaza de Profesor de Salud Pública de la Universidad Pública Vasca y la gané como profesor asociado. Iba a dar mis clases cuando se produjo el asalto al Congreso de los Diputados un 23 de febrero de 1981. Yo no tenía militancia política alguna. Observaba la sopa de siglas en los dos espectros. Derecha-izquierda. Nacionalismo-Constitucionalismo.
La vieja guardia del socialismo y el nacionalismo contemplaban cómo ETA y HB se adueñaban del temor y así cualquier conflicto laboral en la industria que se había instalado en la llanada alavesa o en la comarca Cantábrica eran causa para que el terrorismo hiciera acto de presencia. Lo mismo puedo decir con respecto al mundo de la heroína. ETA y sus organizaciones socio-culturales imponían sus credos al estilo Robín Hood.
Cuando ingresé en el Parlamento Vasco bajo las siglas de la Coalición Popular, pude comprobar cómo Garaicoechea de forma sibilina que me recordaba a los Borgía esgrimía que ocupación por los españoles, represión por las fuerzas de seguridad, y negociación estatutaria, eran un contencioso con el Estado donde ETA y HB eran la vanguardia de los presuntos derechos del pueblo vasco. La violencia formó parte del proceso donde la alternativa KAS para unos era bandera y para otros motivo.
Nunca estuve cómodo en CP. Mayor Oreja tenía un discurso con pompas de jabón. Tras su estancia como Delegado del Gobierno y los asesinatos a políticos, militares y aquellos que eran señalados como enemigos del pueblo vasco -disidentes con la construcción nacional que unía a todo el nacionalismo- vivía en Madrid y acudía para las sesiones del Parlamento Vasco. Hacía falta un discurso claro, contundente, desde los Derechos Forales de los habitantes de Álava al estilo de UPN en Navarra. Eso lo hicimos desde Unidad Alavesa. Supimos conectar con el pueblo zaherido por la conducta del PNV, el colaboracionismo del PSE, la inconsistencia del PP y el odio que despertábamos en nacionalistas de todo cuño, y así nos convertimos y nos convirtieron en la auténtica respuesta al independentismo. Hace unos días, cuando pasé delante del Centro Europa, hoy convertido en Palacio Medio Ambiental,recordaba la fuerza de nuestros seguidores, la dureza de nuestros planteamientos, la alternativa rotunda a unos partidos políticos anquilosados y acomplejados. Hoy, la situación vuelve a ser la misma, así se explica que la fuerza más votada en Álava sea Bildu. Se les entiende a la perfección en su programa socio-económico. Han minado la sociedad y los demás aburguesados, no se enteran sobre el particular que ya no es la violencia.
La generación de mis hijos nacidos en Vitoria y alumnos de corazonistas y Vera Cruz, universitarios en Navarra y Barcelona, son el colectivo a los que corresponde tomar la antorcha de libertad, igualdad de oportunidades y orgullo para ser españoles desde su condición de vascos. Pero el Estado de las Autonomías ha disuelto tales núcleos hispanistas y los ha cambiado por una república federal egoísta y ajena a la cultura común que comienza por el idioma castellano y se compromete con una auténtica democracia frente a la cutre y oportunista partidocracia. Sólo S.M el Rey está presente.
Emulando al poeta. Al fin, nada os debo. Me debéis cuanto hice. A mi trabajo acudo para ser quién he sido y soy. Con mi dinero pago y nunca me aproveché de los cargos. Por eso, cuando me dio la gana -septiembre de 2002- abandoné el primer Gobierno Constitucionalista creado en el país de los vascos y ligero de equipaje por mi condición de médico, regresé a mi costa al norte del norte, con derechos patrimoniales, idioma propio y descanso del guerrero sirviendo a mi pueblo galaico mariñano.
En junio de 1976 y siendo funcionario del Estado por el Ministerio de Trabajo tras oposición con tres ejercicios que iban eliminando candidatos a las plazas convocadas, me nombraron Director de la Residencia Sanitaria " Ortiz de Zárate" y Jefe Provincial de los Servicios Sanitarios del Instituto Nacional de Previsión en Álava. Al frente del equipo procedente del gran Hospital Vall de Hebrón del que fui Director, tuve la encomienda de poner en marcha un nuevo Hospital General. Lo hicimos en seis meses. Creo que sorprendimos a propios y extraños. Además, no pertenecíamos a la entonces pléyade de mandarines con carnet de la UCD. Por eso aun estoy esperando que me den las gracias. Fue un trabajo técnico que significaba modernizar el derecho a la asistencia sanitaria integral compitiendo con otro gran hospital- Santiago Apóstol de FASVA- y una red de ambulatorios que convertí en Centros de Salud, tal como luego publiqué ante Ernest Lluch. La aventura de servicio público esencial duró hasta 1978. Se crearon cientos de puestos de trabajo. Se resolvieron los concursos de oposición para dotar con nuevos médicos la sanidad vasca sita en Vitoria. Las publicaciones sobre cómo debían funcionar las diferentes áreas del hospital pueden verse en las revistas médicas del momento -Urgencias; Bloque Quirúrgico; Consultas Externas; Hospitalización; Hospital materno infantil; Admisión-.
Tras recorrer Burgos, Tenerife y Gerona, regresé. Gané por concurso oposición plaza de Medicina General y por oposición con tres ejercicios plaza de Jefe de la Unidad de Medicina Preventiva y Salud Laboral del Hospital General Santiago Apóstol, donde me integré en 1982, así mismo era asesor de salud laboral en Industrias Gálicas y Esmaltaciones San Ignacio. En la primera resolví un grave escape de plomo que dio lugar a "saturnismo". Durante este tiempo fui elegido miembros del Colegio de Médicos de Álava y Vocal Nacional del Consejo General de Colegios Médicos de España.
Desgraciadamente acontecimientos socio-políticos con la escalada del terrorismo de ETA pusieron mucho más complicada la vida en esa hermosa ciudad que con el tiempo llegaría a ser capital del País Vasco.
Me presenté a la plaza de Profesor de Salud Pública de la Universidad Pública Vasca y la gané como profesor asociado. Iba a dar mis clases cuando se produjo el asalto al Congreso de los Diputados un 23 de febrero de 1981. Yo no tenía militancia política alguna. Observaba la sopa de siglas en los dos espectros. Derecha-izquierda. Nacionalismo-Constitucionalismo.
La vieja guardia del socialismo y el nacionalismo contemplaban cómo ETA y HB se adueñaban del temor y así cualquier conflicto laboral en la industria que se había instalado en la llanada alavesa o en la comarca Cantábrica eran causa para que el terrorismo hiciera acto de presencia. Lo mismo puedo decir con respecto al mundo de la heroína. ETA y sus organizaciones socio-culturales imponían sus credos al estilo Robín Hood.
Cuando ingresé en el Parlamento Vasco bajo las siglas de la Coalición Popular, pude comprobar cómo Garaicoechea de forma sibilina que me recordaba a los Borgía esgrimía que ocupación por los españoles, represión por las fuerzas de seguridad, y negociación estatutaria, eran un contencioso con el Estado donde ETA y HB eran la vanguardia de los presuntos derechos del pueblo vasco. La violencia formó parte del proceso donde la alternativa KAS para unos era bandera y para otros motivo.
Nunca estuve cómodo en CP. Mayor Oreja tenía un discurso con pompas de jabón. Tras su estancia como Delegado del Gobierno y los asesinatos a políticos, militares y aquellos que eran señalados como enemigos del pueblo vasco -disidentes con la construcción nacional que unía a todo el nacionalismo- vivía en Madrid y acudía para las sesiones del Parlamento Vasco. Hacía falta un discurso claro, contundente, desde los Derechos Forales de los habitantes de Álava al estilo de UPN en Navarra. Eso lo hicimos desde Unidad Alavesa. Supimos conectar con el pueblo zaherido por la conducta del PNV, el colaboracionismo del PSE, la inconsistencia del PP y el odio que despertábamos en nacionalistas de todo cuño, y así nos convertimos y nos convirtieron en la auténtica respuesta al independentismo. Hace unos días, cuando pasé delante del Centro Europa, hoy convertido en Palacio Medio Ambiental,recordaba la fuerza de nuestros seguidores, la dureza de nuestros planteamientos, la alternativa rotunda a unos partidos políticos anquilosados y acomplejados. Hoy, la situación vuelve a ser la misma, así se explica que la fuerza más votada en Álava sea Bildu. Se les entiende a la perfección en su programa socio-económico. Han minado la sociedad y los demás aburguesados, no se enteran sobre el particular que ya no es la violencia.
La generación de mis hijos nacidos en Vitoria y alumnos de corazonistas y Vera Cruz, universitarios en Navarra y Barcelona, son el colectivo a los que corresponde tomar la antorcha de libertad, igualdad de oportunidades y orgullo para ser españoles desde su condición de vascos. Pero el Estado de las Autonomías ha disuelto tales núcleos hispanistas y los ha cambiado por una república federal egoísta y ajena a la cultura común que comienza por el idioma castellano y se compromete con una auténtica democracia frente a la cutre y oportunista partidocracia. Sólo S.M el Rey está presente.
Emulando al poeta. Al fin, nada os debo. Me debéis cuanto hice. A mi trabajo acudo para ser quién he sido y soy. Con mi dinero pago y nunca me aproveché de los cargos. Por eso, cuando me dio la gana -septiembre de 2002- abandoné el primer Gobierno Constitucionalista creado en el país de los vascos y ligero de equipaje por mi condición de médico, regresé a mi costa al norte del norte, con derechos patrimoniales, idioma propio y descanso del guerrero sirviendo a mi pueblo galaico mariñano.











