"Crédito Social" vs “Crédito Espiritual”
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Para todo aquel que duda sobre el camino y el destino de nuestra actual crisis social, espiritual y político-económica, es mi obligación informarle que el euro digital y el reconocimiento facial por cámaras instaladas en todo el territorio de la UE, son las dos caras de la misma moneda virtual que pronto intentarán que entre en circulación: "El Crédito Social".
De manera concreta, podemos anunciar que en Francia empezarán por el reconocimiento facial para, inmediatamente después, con la directiva del euro digital ya firmada, implantarlo como una obligación europea para controlar el fraude fiscal.
No obstante, en España empezarán por el euro digital como complemento de la factura electrónica, transponiendo la directiva inmediatamente en derecho interno para que nadie pueda escaparse de Hacienda y, poco después, con la excusa de la seguridad pública ante la masa ingente de emigrantes que han estado dejando pasar estos últimos años, legitimarán el reconocimiento facial.
Si esto ocurre, y sin saber aun lo que el nuevo Papa pueda decir al respecto, parece que nadie, en el marco de la política europea, tendrá lo que hay que tener para frenarlo. En tal caso, antes de 2030 entraremos en la gran dictadura del bello crédito social, tal y como le explicaron que tenía que hacer a Santxez en su reciente viaje a la tierra de Confucio y de Mao.
Este grandioso invento nos lo venderán con connotaciones bíblicas, es decir, como la única forma de compensar las diferencias entre los más ricos y los más pobres en el acceso a los recursos y medios de supervivencia, para crear una sociedad más justa y equitativa. En definitiva, bajo la apariencia cristiana del mensaje, te estarán diciendo que no tendrás nada y serás feliz, que tus viajes y consumos estarán tan controlados como tus escritos y que tu apartamento de vacaciones, si lo tienes, tendrás que compartirlo con los okupas del Estado. En poco tiempo se crearán las tipologías de ciudadanos A, B y C, tan perfectas y paradisíacas que ni Tomás Moro o Aldous Huxley hubieran podido imaginarlas como, sin embargo, si lo hizo Orwell.
¿Qué nos dirá el recién nombrado León XIV sobre el destino manifiesto de esta irrefrenable decadencia de Occidente?
Tengamos en cuenta que desde este 8 de mayo de 2025, Donald Trump —presidente del potente dólar y emblema del ego hecho eslogan— ya no es el estadounidense más reconocido del planeta, fue desplazado por un humilde agustino, también norteamericano, aunque misionero en Perú, elegido nuevo sucesor de Pedro en la conciencia de occidente, y que aparece como una nueva alternativa al poder visible del Cesar, pero con sotana blanca y sin aranceles.
¿Será León XIV el “Crédito Espiritual” que desbanque al poder del “Crédito Social”?
Para todo aquel que duda sobre el camino y el destino de nuestra actual crisis social, espiritual y político-económica, es mi obligación informarle que el euro digital y el reconocimiento facial por cámaras instaladas en todo el territorio de la UE, son las dos caras de la misma moneda virtual que pronto intentarán que entre en circulación: "El Crédito Social".
De manera concreta, podemos anunciar que en Francia empezarán por el reconocimiento facial para, inmediatamente después, con la directiva del euro digital ya firmada, implantarlo como una obligación europea para controlar el fraude fiscal.
No obstante, en España empezarán por el euro digital como complemento de la factura electrónica, transponiendo la directiva inmediatamente en derecho interno para que nadie pueda escaparse de Hacienda y, poco después, con la excusa de la seguridad pública ante la masa ingente de emigrantes que han estado dejando pasar estos últimos años, legitimarán el reconocimiento facial.
Si esto ocurre, y sin saber aun lo que el nuevo Papa pueda decir al respecto, parece que nadie, en el marco de la política europea, tendrá lo que hay que tener para frenarlo. En tal caso, antes de 2030 entraremos en la gran dictadura del bello crédito social, tal y como le explicaron que tenía que hacer a Santxez en su reciente viaje a la tierra de Confucio y de Mao.
Este grandioso invento nos lo venderán con connotaciones bíblicas, es decir, como la única forma de compensar las diferencias entre los más ricos y los más pobres en el acceso a los recursos y medios de supervivencia, para crear una sociedad más justa y equitativa. En definitiva, bajo la apariencia cristiana del mensaje, te estarán diciendo que no tendrás nada y serás feliz, que tus viajes y consumos estarán tan controlados como tus escritos y que tu apartamento de vacaciones, si lo tienes, tendrás que compartirlo con los okupas del Estado. En poco tiempo se crearán las tipologías de ciudadanos A, B y C, tan perfectas y paradisíacas que ni Tomás Moro o Aldous Huxley hubieran podido imaginarlas como, sin embargo, si lo hizo Orwell.
¿Qué nos dirá el recién nombrado León XIV sobre el destino manifiesto de esta irrefrenable decadencia de Occidente?
Tengamos en cuenta que desde este 8 de mayo de 2025, Donald Trump —presidente del potente dólar y emblema del ego hecho eslogan— ya no es el estadounidense más reconocido del planeta, fue desplazado por un humilde agustino, también norteamericano, aunque misionero en Perú, elegido nuevo sucesor de Pedro en la conciencia de occidente, y que aparece como una nueva alternativa al poder visible del Cesar, pero con sotana blanca y sin aranceles.
¿Será León XIV el “Crédito Espiritual” que desbanque al poder del “Crédito Social”?