La sombra del espejo de Guernica
![[Img #28091]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/05_2025/335_img-20250511-wa0012.jpg)
Al igual que Borges, debo a la conjunción de un espejo y un cuadro el descubrimiento de un enigma en la Casa de Juntas de Guernica: su superficie, casi invisible, inquieta al visitante del salón de Pleno sobre la puerta del árbol foral frente al altar de Santa María de la Antigua. La superficie del espejo se percibe yerma, pues nada refleja. Pese a ello, tiene un mensaje escrito a sus pies.
El cuadro, el “Besamanos al Rey Fernando el Católico” pintado en 1609 por Francisco de Mendieta cuelga a una altura excesiva. La pintura tiene un especial interés para la historia del Señorío de Vizcaya por incorporar motivos históricos (presencia de los Parientes Mayores y linajes de Vizcaya del siglo XV), motivos etnográficos (mujeres casadas con los tocados específicos de las poblaciones vizcaínas para simbolizar sus anteiglesias, villas y ciudad), motivos filológicos (cartela explicativa de la jura en euskera vizcaíno antiguo), y ser además de ser una obra de enorme complejidad simbólica.
La pintura muestra en su parte superior una vista idealizada de la villa y ría de Guernica y del antiguo templo de Santa María de la Antigua construido a comienzos del siglo XV por el Corregidor Gonzalo Moro, además de imágenes y textos de difícil interpretación: un carro tirado por lobos, una figura femenina con un ave fénix sobre su cabeza y armada de una lanza, varios personajes portando objetos junto al carro, escudos, banderas caídas a los pies del vehículo y numerosos textos escritos sobre filacterias (bandas de tela).
El espejo, ubicado en el extremo superior derecho del cuadro, carece de una imagen reflejada en su superficie, que aparece vacía y solo se vislumbra una sombra.
Dos personajes al lado del espejo miran hacia su interior. Uno de ellos sostiene el mismo cogido desde atrás y el otro apunta con una ballestilla o arco hacia su superficie. La mujer del carro también mira hacia el espejo.
Un texto bíblico enigmático, del que luego hablaremos, aparece en una filacteria al pie del espejo y transmite un mensaje en relación con su significado para el pintor y para quién encargó la obra.
La historia de esta pintura es enigmática, pero hay consenso en que no se pintó ni para la Diputación vizcaína ni para las Juntas Generales.
Se sabe documentalmente que solo unos meses antes, en 1608, Juan de Idiaquez, embajador y consejero de Felipe III, en visita al Señorío adquirió un lienzo a Francisco de Mendieta que el registro define como "de los trajes de Vizcaya".
Sabemos que este pintor hizo diversos cuadros donde aparecen mujeres casadas vizcaínas con los tocados típicos de cada población. Incluso aparecen algunos tocados de localidades de fuera de Vizcaya. Por ello parece que el Besamanos de Guernica es la obra adquirida por el embajador.
Juan de Idiaquez fue un personaje poderoso en la Corte de los primeros Austrias. Ya su padre, Alonso, fue Secretario y Consejero del emperador Carlos. Juan nació en 1540 y al igual que su padre se convirtió en uno de los vascos más poderosos y prominentes de su época. Fue Ministro Secretario de Estado de Felipe II y Felipe III y ostentó muchos otros cargos. Murió en Segovia en 1614, y actualmente está enterrado en el Convento de San Telmo, en San Sebastián, junto a la magnífica tumba de sus padres.
Idiaquez fue un hombre con enorme interés en los asuntos del Señorío y por su conocimiento de la política y la sociedad del Bilbao y la Vizcaya de su época podría comprender perfectamente los contenidos simbólicos y los mensajes existentes en la pintura de Mendieta.
A partir de 1609, se pierde la pista de la obra hasta finales del siglo siguiente. Se habla de un desconocido capitán mercante vizcaíno que lo encuentra a mediados del siglo XVIII en una taberna de Londres, lo compra y lo trae de nuevo a Vizcaya.
Parece que la Diputación se anticipa a la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, que se interesó en el cuadro y adquiere la pintura.
El óleo se lleva a Santa María de la Antigua en Guernica, sede de las Juntas donde se encuentran las imágenes de los primeros Señores de Vizcaya decorando las paredes del pequeño templo, que es demolido en 1827 para construir la actual Casa de Juntas. Las punturas contenidas son retirados temporalmente. En 1829 el pintor bilbaíno Anselmo Joseph de Rada hace retoques al lienzo de Mendieta, además de añadirle un marco dorado.
Terminadas en 1833 las obras, la pintura se cuelga en el salón de plenos frente al altar. Todo sigue igual hasta que, ya abolido el régimen foral, en agosto de 1889 Anselmo de Guinea al limpiar el Besamanos, descubre la firma de Mendieta. Manuel Losada en 1913 se lo lleva a Bilbao para formar parte de la colección del nuevo museo de Bellas Artes.
En noviembre de 1936, en plena guerra civil, el cuadro es llevado al despacho del Presidente Aguirre en el Hotel Carlton de Bilbao, para decorar el mismo. Terminada la guerra, se lleva a dependencias del Palacio Foral en la Gran Vía bilbaína, acabando en los años sesenta en la planta noble. Finalmente, con la recuperación de la democracia y de las Juntas Generales, vuelve a la Casa de Juntas.
La Diputación y las Juntas disponen hoy de al menos dos copias antiguas de la obra, una de los cuales se encuentra en la planta noble del Palacio Foral, y la otra en el despacho de la Presidencia de las Juntas en Guernica.
Pero ¿qué significado tiene el espejo presente en la pintura? El texto de la filacteria situada a sus pies fue leído por Manuel Llano Gorostiza como "Sagite parvulorum plaget", frase que no entiende y cree un error derivado de un pobre conocimiento del latín por el pintor, cosa incierta pues era hombre muy cultivado. Tampoco ofrece interpretación sobre el significado del espejo y el personaje de la ballesta, y ni menciona al otro personaje que lo sostiene desde atrás.
![[Img #28092]](https://latribunadelpaisvasco.com/upload/images/05_2025/7450_22222222222.jpg)
Sin embargo, en realidad, el texto sí tiene sentido, pues es parte del verso octavo del salmo 64 de la Biblia Vulgata, en una versión latina derivada de la Biblia llamada Septuaginta (versión griega denominada de los Setenta, realizada en Alejandría el siglo II. a.C.). No es el texto habitual usado hoy en día (ni tampoco en el siglo XVII) para dicho salmo 64 (que es el salmo 63 en la Septuaginta) por existir en ellas diferencias de lectura sobre palabras del texto original hebreo.
Pero no era un texto desconocido cuando lo reflejó en el cuadro Mendieta. Este resume en tres palabras la estrofa octava del Salmo, que reza: "Sagittae parvulorum factae sunt plagae eorum". La traducción es: "Las plagas (daños) que ellos hacen son como de flechas de (lanzadas por) niños".
¿A qué daños se refiere y causados por quién? ¿De qué tipo de asunto se trata? La persona que encargó el cuadro, ¿sufrió algún perjuicio o conspiración por parte de alguien? ¿Y por qué se alude a ello con una versión no habitual del salmo 64 en una época en la que la religión exigía una ortodoxia en las citas?
Es muy posible que el destinatario del reproche al que alude la filacteria fuera un personaje muy principal, conocido para Mendieta, Idiaquez y sus contemporáneos. Quizás se indignó al llegarle comentarios sobre la presencia de su imagen en el espejo y exigió ser borrado del cuadro, logrando que esté fuera repintado, olvidando que su imagen, simulacro de su alma, permanecería debajo para siempre. Ahora en el espejo de Guernica solo se atisba su sombra.
Así que la próxima vez que visiten el salón de plenos de la Casa de Juntas y alcen los ojos para contemplar el cuadro del Besamanos, recuerden que alguien hoy olvidado nos mira con rencor desde el otro lado del espejo.
Porque según la Cábala, un espejo en el que se desvanece la imagen es el “espejo de la muerte”, sobre el que escribió Unamuno. De ahí la costumbre judía de velar los espejos si alguien muere para evitar que absorban el alma y esta quede perdida al otro lado por toda la eternidad, como ha quedado atrapada como sombra la imagen de alguien en el espejo de Guernica al ser repintado.
Arturo Aldecoa Ruiz. Apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia 1999 -2019.
Bibliografía:
LLANO GOROSTIZA, Manuel. “Francisco de Mendieta y su cuadro sobre el besamanos de la jura de Guernica”. “Tres Estudios sobre Guernica y su Comarca” obraren separata. Diputación Provincial de Vizcaya, 1970.
ASPURU ORIBE, Javier. “Francisco de Mendieta, un ayalés universal”. Aztarna aldizkaria, 43. zk., Amurrio. 2012.
Enlaces de Internet:
https://www.elcorreo.com/bizkaia/misterio-tabla-flandes-20190113200637-nt.html
https://jjggbizkaia.eus/es/-/27-besamanos-a-fenando-el-cat%C3%B3lico-por-los-vizca%C3%ADnos-en-1476
Al igual que Borges, debo a la conjunción de un espejo y un cuadro el descubrimiento de un enigma en la Casa de Juntas de Guernica: su superficie, casi invisible, inquieta al visitante del salón de Pleno sobre la puerta del árbol foral frente al altar de Santa María de la Antigua. La superficie del espejo se percibe yerma, pues nada refleja. Pese a ello, tiene un mensaje escrito a sus pies.
El cuadro, el “Besamanos al Rey Fernando el Católico” pintado en 1609 por Francisco de Mendieta cuelga a una altura excesiva. La pintura tiene un especial interés para la historia del Señorío de Vizcaya por incorporar motivos históricos (presencia de los Parientes Mayores y linajes de Vizcaya del siglo XV), motivos etnográficos (mujeres casadas con los tocados específicos de las poblaciones vizcaínas para simbolizar sus anteiglesias, villas y ciudad), motivos filológicos (cartela explicativa de la jura en euskera vizcaíno antiguo), y ser además de ser una obra de enorme complejidad simbólica.
La pintura muestra en su parte superior una vista idealizada de la villa y ría de Guernica y del antiguo templo de Santa María de la Antigua construido a comienzos del siglo XV por el Corregidor Gonzalo Moro, además de imágenes y textos de difícil interpretación: un carro tirado por lobos, una figura femenina con un ave fénix sobre su cabeza y armada de una lanza, varios personajes portando objetos junto al carro, escudos, banderas caídas a los pies del vehículo y numerosos textos escritos sobre filacterias (bandas de tela).
El espejo, ubicado en el extremo superior derecho del cuadro, carece de una imagen reflejada en su superficie, que aparece vacía y solo se vislumbra una sombra.
Dos personajes al lado del espejo miran hacia su interior. Uno de ellos sostiene el mismo cogido desde atrás y el otro apunta con una ballestilla o arco hacia su superficie. La mujer del carro también mira hacia el espejo.
Un texto bíblico enigmático, del que luego hablaremos, aparece en una filacteria al pie del espejo y transmite un mensaje en relación con su significado para el pintor y para quién encargó la obra.
La historia de esta pintura es enigmática, pero hay consenso en que no se pintó ni para la Diputación vizcaína ni para las Juntas Generales.
Se sabe documentalmente que solo unos meses antes, en 1608, Juan de Idiaquez, embajador y consejero de Felipe III, en visita al Señorío adquirió un lienzo a Francisco de Mendieta que el registro define como "de los trajes de Vizcaya".
Sabemos que este pintor hizo diversos cuadros donde aparecen mujeres casadas vizcaínas con los tocados típicos de cada población. Incluso aparecen algunos tocados de localidades de fuera de Vizcaya. Por ello parece que el Besamanos de Guernica es la obra adquirida por el embajador.
Juan de Idiaquez fue un personaje poderoso en la Corte de los primeros Austrias. Ya su padre, Alonso, fue Secretario y Consejero del emperador Carlos. Juan nació en 1540 y al igual que su padre se convirtió en uno de los vascos más poderosos y prominentes de su época. Fue Ministro Secretario de Estado de Felipe II y Felipe III y ostentó muchos otros cargos. Murió en Segovia en 1614, y actualmente está enterrado en el Convento de San Telmo, en San Sebastián, junto a la magnífica tumba de sus padres.
Idiaquez fue un hombre con enorme interés en los asuntos del Señorío y por su conocimiento de la política y la sociedad del Bilbao y la Vizcaya de su época podría comprender perfectamente los contenidos simbólicos y los mensajes existentes en la pintura de Mendieta.
A partir de 1609, se pierde la pista de la obra hasta finales del siglo siguiente. Se habla de un desconocido capitán mercante vizcaíno que lo encuentra a mediados del siglo XVIII en una taberna de Londres, lo compra y lo trae de nuevo a Vizcaya.
Parece que la Diputación se anticipa a la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, que se interesó en el cuadro y adquiere la pintura.
El óleo se lleva a Santa María de la Antigua en Guernica, sede de las Juntas donde se encuentran las imágenes de los primeros Señores de Vizcaya decorando las paredes del pequeño templo, que es demolido en 1827 para construir la actual Casa de Juntas. Las punturas contenidas son retirados temporalmente. En 1829 el pintor bilbaíno Anselmo Joseph de Rada hace retoques al lienzo de Mendieta, además de añadirle un marco dorado.
Terminadas en 1833 las obras, la pintura se cuelga en el salón de plenos frente al altar. Todo sigue igual hasta que, ya abolido el régimen foral, en agosto de 1889 Anselmo de Guinea al limpiar el Besamanos, descubre la firma de Mendieta. Manuel Losada en 1913 se lo lleva a Bilbao para formar parte de la colección del nuevo museo de Bellas Artes.
En noviembre de 1936, en plena guerra civil, el cuadro es llevado al despacho del Presidente Aguirre en el Hotel Carlton de Bilbao, para decorar el mismo. Terminada la guerra, se lleva a dependencias del Palacio Foral en la Gran Vía bilbaína, acabando en los años sesenta en la planta noble. Finalmente, con la recuperación de la democracia y de las Juntas Generales, vuelve a la Casa de Juntas.
La Diputación y las Juntas disponen hoy de al menos dos copias antiguas de la obra, una de los cuales se encuentra en la planta noble del Palacio Foral, y la otra en el despacho de la Presidencia de las Juntas en Guernica.
Pero ¿qué significado tiene el espejo presente en la pintura? El texto de la filacteria situada a sus pies fue leído por Manuel Llano Gorostiza como "Sagite parvulorum plaget", frase que no entiende y cree un error derivado de un pobre conocimiento del latín por el pintor, cosa incierta pues era hombre muy cultivado. Tampoco ofrece interpretación sobre el significado del espejo y el personaje de la ballesta, y ni menciona al otro personaje que lo sostiene desde atrás.
Sin embargo, en realidad, el texto sí tiene sentido, pues es parte del verso octavo del salmo 64 de la Biblia Vulgata, en una versión latina derivada de la Biblia llamada Septuaginta (versión griega denominada de los Setenta, realizada en Alejandría el siglo II. a.C.). No es el texto habitual usado hoy en día (ni tampoco en el siglo XVII) para dicho salmo 64 (que es el salmo 63 en la Septuaginta) por existir en ellas diferencias de lectura sobre palabras del texto original hebreo.
Pero no era un texto desconocido cuando lo reflejó en el cuadro Mendieta. Este resume en tres palabras la estrofa octava del Salmo, que reza: "Sagittae parvulorum factae sunt plagae eorum". La traducción es: "Las plagas (daños) que ellos hacen son como de flechas de (lanzadas por) niños".
¿A qué daños se refiere y causados por quién? ¿De qué tipo de asunto se trata? La persona que encargó el cuadro, ¿sufrió algún perjuicio o conspiración por parte de alguien? ¿Y por qué se alude a ello con una versión no habitual del salmo 64 en una época en la que la religión exigía una ortodoxia en las citas?
Es muy posible que el destinatario del reproche al que alude la filacteria fuera un personaje muy principal, conocido para Mendieta, Idiaquez y sus contemporáneos. Quizás se indignó al llegarle comentarios sobre la presencia de su imagen en el espejo y exigió ser borrado del cuadro, logrando que esté fuera repintado, olvidando que su imagen, simulacro de su alma, permanecería debajo para siempre. Ahora en el espejo de Guernica solo se atisba su sombra.
Así que la próxima vez que visiten el salón de plenos de la Casa de Juntas y alcen los ojos para contemplar el cuadro del Besamanos, recuerden que alguien hoy olvidado nos mira con rencor desde el otro lado del espejo.
Porque según la Cábala, un espejo en el que se desvanece la imagen es el “espejo de la muerte”, sobre el que escribió Unamuno. De ahí la costumbre judía de velar los espejos si alguien muere para evitar que absorban el alma y esta quede perdida al otro lado por toda la eternidad, como ha quedado atrapada como sombra la imagen de alguien en el espejo de Guernica al ser repintado.
Arturo Aldecoa Ruiz. Apoderado en las Juntas Generales de Bizkaia 1999 -2019.
Bibliografía:
LLANO GOROSTIZA, Manuel. “Francisco de Mendieta y su cuadro sobre el besamanos de la jura de Guernica”. “Tres Estudios sobre Guernica y su Comarca” obraren separata. Diputación Provincial de Vizcaya, 1970.
ASPURU ORIBE, Javier. “Francisco de Mendieta, un ayalés universal”. Aztarna aldizkaria, 43. zk., Amurrio. 2012.
Enlaces de Internet:
https://www.elcorreo.com/bizkaia/misterio-tabla-flandes-20190113200637-nt.html
https://jjggbizkaia.eus/es/-/27-besamanos-a-fenando-el-cat%C3%B3lico-por-los-vizca%C3%ADnos-en-1476