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Jueves, 05 de Junio de 2025 Tiempo de lectura:
Un artículo de Santiago Prestel

Mi despedida (política): Llega el momento del adiós

Ha llegado el momento de escribir aquello que jamás pensé que hiciera: el del adiós. No es un adiós cualquiera, sino el adiós a la militancia política activa; a la primera línea, en la que he estado durante 25 años. No os voy a engañar: escribo estas palabras con un nudo en el estomago pero sabiendo que son necesarias.

 

Ramiro Ledesma dijo que la militancia activa debería ser hasta los 45 años. Siento fallarte en esto Ramiro pero creo que soy necesario en otro tipo de militancia, como es la cultural. Pero sí es cierto que uno de los libros más famosos del zamorano es El discurso a la juventudes de España, que no se dirige, obviamente, a las senectudes. Es por ello, que hago un llamamiento a los que están dentro del movimiento y tienen 40 años o más: abandonad. Nuestra generación ha fracasado y hay que dejar paso a las venideras. No somos necesarios en la primera línea: nuestro tiempo ya pasó y hay que saber cuándo retirarse.

 

 

A pesar de considerar que he fracasado políticamente, me siento muy orgulloso de haber sido parte y seguir siendo parte de una de las comunidades militantes más antiguas de España como es la de San Fernando de Henares. Porque fuimos, somos y seremos siempre una gran familia a partir de la cual se ha ido construyendo todo. Tuve suerte de empezar con tantos otros que, hoy, siguen a mi lado y gracias a los cuales nunca hubiera podido conseguir llegar hasta aquí.

 

La gran pregunta que me surge ahora es cómo se puede dejar de lado aquello que ha sido uno de los pilares fundamentales de tu vida desde hace un cuarto de siglo. Demasiados años, demasiadas vivencias y demasiados camaradas pero, por suerte, muy pocos amigos. Porque si algo he aprendido es que camarada le puedes llamar a mucha gente pero amigos a muy pocos. Porque lo que impera es la traición. A todos aquellos que seáis gente joven y me estéis leyendo, os lo voy a decir claramente: os van a traicionar. Y van a ser esos quien con mas fervor os llamen camarada. Lo sé porque, por desgracia, lo he vivido, Aquellos a quienes abres las puertas de tu casa son los primeros en apuñalarte por la espalda cuando pueden sacar beneficio de ello.

 

 

Por suerte, puedo irme con la cabeza alta. He sido leal a los míos cuando ha sido necesario y he hecho siempre lo que he estimado conveniente y mejor en cada momento. No he sido un siervo de nadie. Siempre he hecho lo que he considerado oportuno y esto también es un advertencia a los más jóvenes: huid de todos aquellos que se autoproclamen vuestros lideres y se erijan a sí mismos como los salvadores de la patria. Os haré un spoiler: no son salvadores de nada. Y no dudarán en abandonaros a las primeras de cambio por su conveniencia o cuando ya no seáis útiles .

 

Quiero finalizar estas palabras con un recuerdo de aquella persona gracias a la cual empezó todo cuando yo era un joven de 15 años. Es Emilio. Creo que la mejor manera de cerrar el círculo es honrar al amigo que lo empezó a forjar. Espero que allí donde estés te sientas orgulloso de lo mucho o lo poco que haya podido hacer en este tiempo. Nunca he sido un ejemplo de nada ni tampoco lo he pretendido. Solo he tratado de hacer las cosas lo mejor posible y, en eso, espero no haberte fallado. Adiós a todos.

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